No son amigos. Tampoco se conocían antes de ser nombrados por Gabriel Boric en el gabinete. No comparten militancia y están en veredas diferentes si se trata de modelos de sociedad y economía. Sin embargo, a la “inesperada” dupla del socialista Mario Marcel y Jeannette Jara (PC) los une la música, el gusto por las canciones de los españoles Víctor Manuel y Ana Belén, y la militancia comunista del abuelo paterno del ministro de Hacienda. Ambos, en un camino largo y lleno de tensiones que evitaron ventilar públicamente, lograron cuajar un acuerdo con ChileVamos que viabiliza técnica y políticamente una reforma de pensiones que hoy vive la última milla para ser aprobada en el Congreso y que está ad portas de quebrar los fallidos intentos anteriores de los gobiernos de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera.

“Esta es una dupla que aprendió y tomó lecciones de las tradicionales y mediáticas peleas de gobiernos pasados entre los ministros de Hacienda y Trabajo. La diferencia esta vez fue que ambos estaban convencidos de que tenía que haber una reforma en este gobierno y que el objetivo final de sacar adelante esto era mucho más importante que andar peleando públicamente por la prensa”, confidencia un clave negociador de gobierno, quien recuerda, a modo de ejemplo, las públicas disputas que tuvieron en el primer gobierno de Michelle Bachelet los entonces ministros de Hacienda, Andrés Velasco,y del Trabajo, Osvaldo Andrade.

Pero conocedores de las conversaciones entre ambos en el último año revelan que el “fair play” entre ambos estuvo lejos de ser un diseño que viniera desde La Moneda y de Gabriel Boric, quien depositó todo el peso de los negociaciones en ambos ministros. “Nunca hubo un quiebre entre ambos durante la negociación por la reforma, pero sí hubo varias diferencias que fueron capaces de solucionar en privado... Ayudó mucho que se tengan un respeto, mutuo más allá de las personalidades. Los dos vienen de sectores políticos distintos y, sumados, ‘son la reforma’. Si las diferencias hubieran gatillado la decisión de Marcel de abandonar el buque, quedaba ‘la escoba’ en un sector y, por el contrario, si Jara abandonaba el buque, quedaba ‘la escoba’ también al otro lado”, describe otro actor de la negociación.

Una fuente de gobierno va más allá y resalta que ambos tienen personalidades que evitan la confrontación y privilegian lo técnico por sobre lo político. “La ministra Jara sabe de números y del tema previsional (fue subsecretaria de Previsión Social en el segundo gobierno de Michelle Bachelet)y eso facilitó las cosas en su relación con Marcel. Ella, además, destaca siempre en privado las capacidades técnicas de Marcel y él evitó siempre quitarle el piso en las reuniones con la oposición”, añade la misma fuente, quien destaca también las habilidades “blandas” y políticas de la ministra.

“Es difícil competir con la simpatía de la ministra”, ha dicho lúdicamente en privado el propio Marcel sobre su relación con Jara, según confidencian cercanos.

“La dupla de los ministros Marcel y Jara siempre estuvo convencida de que era el momento de tener una reforma. Tuvieron claro que iban a tener suficientes asperezas con la oposición en la discusión de la reforma y que no había que generar más problemas manifestando sus diferencias públicamente. Además, no era su estilo”, confirma, a su vez, el excoordinador de la mesa técnica previsional, Cristóbal Huneeus, a quien se le atribuye un rol importante en el acuerdo junto a las comisionadas de la oposición: Cecilia Cifuentes, Soledad Hormazábal y María José Zaldívar.

La reunión clave que abrió el camino

Más allá de los detalles del acuerdo con la oposición conocidos en las últimas semanas, la estrategia y los pilares que destrabaron el pacto con Chile Vamos se venían cuajando desde hace más de un año en privadas negociaciones entre el gobierno y los senadores Juan Antonio Coloma (UDI), Luciano Cruz-Coke (Evópoli) y, fundamentalmente, el presidente de RN, Rodrigo Galilea, quien se transformó en el puente y en el referente técnico y político con que Marcel y Jara afinaron los puntos que dividían al oficialismo y la oposición. Galilea, coinciden en el gobierno, también fue el actor clave en la negociación de la jornada laboral a 40 horas y el royalty minero, los dos mayores logros económicos de la administración de Gabriel Boric, junto al aumento del salario mínimo a $500 mil.

Luego del rechazo al segundo intento constituyente, en diciembre de 2023 los esfuerzos por llegar a un acuerdo previsional se intensificaron. Un mes después la Cámara de Diputados aprobaba la idea de legislar de la reforma de pensiones, pero con el rechazo del corazón del proyecto: el 6% de cotización adicional y su distribución de 3% a cuentas individuales y 3% a solidaridad, y el financiamiento del seguro social. “Se aprobó entonces un queso suizo, un cascarón vacío”, recuerdan con humor muchos legisladores.

La mesa estaba servida entonces para que en adelante los senadores y el gobierno afinaran un acuerdo sobre el corazón de la reforma. Sabían que luego de las municipales de octubre pasado se abría una ventana estrecha de pocos meses para aprobar el anhelado proyecto de pensiones.

Hace exactamente un año, una reunión clave en las oficinas del Ministerio del Trabajo entre el senador Rodrigo Galilea, la ministra Jara y un grupo de asesores de Trabajo y Hacienda despertó la ilusión de los asistentes sobre la posibilidad de un acuerdo entre gobierno y oposición. “Había una pizarra donde plasmamos las distintas ideas y los distintos escenarios... también lo que no ‘volaba’ y lo que ‘volaba’ políticamente, especialmente con la idea del préstamo solidario que hoy está en el proyecto. Fuimos construyendo ahí y en esa conversación nos convencimos cuál era la idea común que podía flotar técnica y políticamente. Ahí, por primera vez, dije: ‘aquí puede haber reforma’”, afirma uno de los asistentes a la cita, quien recuerda que en ese momento Marcel estaba fundamentalmente abocado a sacar adelante el proyecto de cumplimiento tributario y el rol principal lo tenía Jeannette Jara.

El aunar criterios sobre la fórmula préstamo solidario (hoy de 1,5% de la cotización) dentro del entonces 6%de cotización extra propuesto no solo llenaba las expectativas del oficialismo de mejorar inmediatamente las pensiones con transferencia intergeneracional, sino también respetaba la línea roja de la oposición de registrar toda la cotización extra como capitalización individual. Tanto en el gobierno como en la oposición consideran que la participación del exministro de Hacienda, Ignacio Briones, en este capítulo fue decisiva. Briones asesoró a los senadores de oposición en el diseño del préstamo solidario y tomó un rol relevante en el proceso de convencer al mundo técnico y político del alto costo que significaba “no hacer nada” en materia previsional.

Marcel entra en escena

Tras la aprobación del proyecto tributario en la Comisión de Hacienda del Senado a fines de julio del año pasado y luego de sellar un protocolo de acuerdo, Marcel entró en la escena previsional, dominada por la ministra Jara hasta ese momento. Un calculado diseño de La Moneda priorizó poner a Marcel en el liderazgo de las negociaciones de la reforma, en medio de los cuestionamientos de la oposición a las declaraciones contra el mundo empresarial y la posición anti-AFP de la ministra del Trabajo. Fue en una reunión con el propio Presidente Boric que se fijó el cronograma para el proyecto previsional y el paso al frente de Marcel.

El arribo a mediados del año pasado del senador Juan Antonio Coloma a la presidencia de la Comisión de Trabajo en reemplazo de su par Iván Moreira impuso también un nuevo acelerador a las negociaciones que ya venían teniendo Cruz-Coke y Galilea.

“Sin estos tres senadores de oposición difícilmente hubiéramos tenido reforma. Se alinearon los astros para tener a estos parlamentarios negociando; fueron súper pragmáticos y tomaron decisiones. Han estado sufriendo un bullying tremendo, han tenido que asumir los costos del acuerdo”, describe un negociador de la oposición, quien destaca que una de las claves que viabilizó el acuerdo fue el positivo resultado de ChileVamos y Renovación Nacional en las pasadas elecciones municipales.

“Antes de las municipales, Rodrigo Galilea estaba un poco débil, pero le fue muy bien en las elecciones. Luego de eso, Rodrigo se fortaleció y ChileVamos se aleonó; entendieron que la gente estaba apostando por los acuerdos. Si Republicanos hubiera dado paliza a esa elección municipal, no hubiera habido hoy acuerdo previsional: así de simple”, reflexiona el mismo negociador del bloque opositor.

La última milla

Tras el despacho del Presupuesto 2025 en noviembre y a contrarreloj, Jara y Marcel buscaron sellar los detalles de un acuerdo ya estructurado con frecuentes reuniones en Hacienda, Trabajo y el Congreso, además de citas por vía telemática.

“Fue entonces que se abrió el naipe y salimos de la vieja y estancada discusión de cómo se repartía el 6%. Al proponer una cotización mayor (7%) y evaluar la compensación a las mujeres en el Seguro de Invalidez y Sobrevivencia (SIS) salimos de la dinámica en que nadie quería renunciar a sus líneas rojas. Ahí vi la luz de esperanza”, recuerda un senador de oposición.

El acuerdo definitivo se selló el lunes 13 en una reunión entre Galilea, Coloma y Cruz-Coke, y los ministros de Hacienda y Trabajo. Esa misma noche, Jara y Marcel anunciaron los detalles del pacto por vía telemática a un grupo de senadores oficialistas como Juan Ignacio Latorre, Gastón Saavedra, Alejandra Sepúlveda y Ricardo Lagos Weber, entre otros. El pacto también incluía subir la PGU a $250 mil y la licitación de stock de afiliados, un temido y resistido cambio por parte de la industria de las AFP.

“La gran pregunta acá es por qué esta vez fue distinto y se llegó a un acuerdo, a diferencia de los fallidos intentos anteriores. Una gran razón es que todas las fuerzas políticas estaban representadas en la mesa de conversación y, al mismo tiempo, todos querían llegar a un acuerdo.ChileVamos estaba en pleno; en el oficialismo, Jara se preocupó de convencer al PCy a sectores del Frente Amplio, mientras Marcel hacía lo mismo con el Socialismo Democrático. En ningún momento vi a los integrantes de la mesa dudando, más allá de algunos encontrones y diferencias. Para bailar tango se necesitan dos y eso funcionó porque había música, había interés, estaba la lectura política de que esto había que hacerlo ahora”, concluye un negociador de gobierno.