No son solo las externalidades

TORRE ENTEL EN CENTRO DE SANTIAGO FOTOS: PATRICIO FUENTES Y./ LA TERCERA

Durante años, una economía fuerte y un liderazgo regional en ámbitos políticos y de negocios llevaron a muchas compañías chilenas a dormirse en los laureles, pero hoy sienten la necesidad urgente de transformarse. La llegada de nuevos competidores al mercado nacional, así como un mercado externo más competitivo y con menores márgenes, han cambiado el escenario por completo.


La baja de Chile en el ranking de competitividad mundial del IMD nos pegó fuerte. Durante semanas, economistas, empresarios y políticos han analizado a través de los medios de comunicación y las redes sociales todo factor posible que ha podido incidir esta situación: desde la guerra comercial entre Trump y China, hasta la precariedad de algunas regulaciones, el empoderamiento de los sindicatos y la incertidumbre ante las reformas.

Fue dentro de este contexto que recientemente realizamos un donde visitamos a algunas de las empresas más grandes del país para presentar nuestra alianza con Gradus, una consultora brasileña líder en eficiencia operacional y productividad que ha transformado las empresas de los portafolios de GP Investimentos y 3G Capitals, dos de los fondos de inversión más grandes del mundo. Durante las reuniones, que involucraron a gerentes generales y gerentes de área de importantes empresas, en ocasiones volvimos a oír los mismos razonamientos tratando de explicar porqué ha disminuido la competitividad. Sin embargo, absolutamente todos tenían claro que no podemos contentarnos con culpar externalidades y quedarnos de brazos cruzados, e incluso me atrevería a decir que todos estaban haciendo algo al respecto.

Durante años, una economía fuerte y un liderazgo regional en ámbitos políticos y de negocios llevaron a muchas compañías chilenas a dormirse en los laureles, pero hoy sienten la necesidad urgente de transformarse. La llegada de nuevos competidores al mercado nacional, así como un mercado externo más competitivo y con menores márgenes, han cambiado el escenario por completo.

Ejemplo de esta resistencia al cambio es lo que refleja nuestro Índice de Madurez Digital, el cual mide a las 400 mayores empresas del país en torno a seis dimensiones que van más allá de lo meramente digital. De estas, el 65% está en un nivel de madurez detenido o inicial, y tan solo el 10% está en un nivel avanzado. Todos saben que deben cambiar, sin embargo, la mayoría no sabe cómo hacerlo.

Generar empresas más productivas y eficientes requiere cambiar el mindset de las personas, adoptando una cultura de eficiencia transversal a la organización. Se deben romper paradigmas, incluso cuestionando los modelos de negocio que han sido exitosos en el pasado y que no necesariamente son los mejores para el futuro, aprender de los mejores y abrir la mente a nuevas ideas y tecnologías que pueden mejorar nuestros procesos o, incluso, llevarnos por nuevos caminos.

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