Paolo Pallotti, gerente general de Enel Chile: “Se necesita un sostén regulatorio que permita inversiones de largo plazo”
El máximo ejecutivo del grupo eléctrico aborda temas como la ley de servicios básicos, los medidores inteligentes y la compra de CGE. Sobre las reglas, asegura que Chile debe retomar la senda del diálogo. “Chile era un ejemplo de política público-privada”, asegura.
Eliminar toda su capacidad instalada a carbón en 2022 -18 años antes que el compromiso asumido el año pasado entre el gobierno y las empresas del sector- es la meta que tiene el grupo Enel en Chile para los próximos años. Esta semana, el gerente general de Enel Chile, Paolo Pallotti, encabezó el Enel Day, un encuentro con inversionistas y analistas donde la empresa reforzó sus compromisos a 2023, que incluye inversiones por US$2.400 millones, principalmente en nueva capacidad renovable y redes.
En entrevista con PULSO, Pallotti entrega detalles de su plan estratégico, asegurando que para el futuro, las redes inteligentes son imprescindibles, siendo este el segundo foco para Enel Chile. Allí, algo inevitable será avanzar en los medidores inteligentes, que tanta polémica levantaron en 2019.
Además, explica la posición de la firma respecto a la entrada de State Grid a Chile mediante la compra de CGE, asegurando que, dado que se trata de un sector regulado, no ven riesgos. Pero sí advierte sobre las definiciones de políticas públicas, asegurando que hoy se actúa más para el corto plazo que con mirada de futuro.
Esta semana realizaron el Investor Day. ¿Qué siente que es lo más importante que se transmitió?
-El desarrollo futuro de Enel se basa en nuestros pilares. Primero, un negocio sostenible. En ese contexto avanzamos en descarbonización. Seguimos con el plan de abandonar el carbón en mayo de 2022, y con el desarrollo y la puesta en marcha de 2,4 GW de nueva capacidad renovable. Para nosotros, la fortaleza de este plan es que se enfoca en el posicionamiento nuestro del sector eléctrico. Mirando a largo plazo, hay oportunidades muy importantes: en primer lugar, el hidrógeno verde, que tiene una mirada más allá de este plan, pero que es un desarrollo que se está hablando desde ahora. Eso, claramente, puede crear oportunidades.
En materia de descarbonización, ¿no arriesgan a perder participación de mercado en generación eléctrica, por apagar tan pronto las dos centrales a carbón que les van quedando?
-Al revés. El impulso se lo estamos dando ahora a las energías renovables, porque son ellas las que te van a permitir tener una participación fuerte en el mercado. Hoy, desde grandes hasta los más pequeños clientes, demandan energía limpia. Claramente, hay necesidades en el sector eléctrico de tener una flexibilidad para sostener un sector donde el porcentaje de capacidad que entra en el mercado va a ser principalmente renovable. En el caso nuestro, el 77% de nuestra capacidad a 2023 va a ser renovable. Además, vamos a tener una planta a gas que nos va a permitir apoyar a nuestros clientes y dotarnos de mayor flexibilidad.
¿Tienen considerado invertir o investigar más bien en almacenamiento, en los próximos años?
-Claro que sí. En nuestro pipeline hemos visto que tenemos posibilidad de llegar a 1.200 MW de almacenamiento en el futuro. Esto, en la medida que se junten la evolución tecnológica, el uso y la regulación. Porque, claramente, se necesitan aclarar bien las reglas, para que el uso del almacenamiento permita que las inversiones sean hechas. El uso que estamos pensando es de estabilización, de plantas renovables con almacenamiento, que permiten estabilizar el flujo de almacenamiento, porque las plantas dependen de recursos variables.
Nombraba el tema de la regulación. ¿Ve que eso va un poco lento en Chile? Pensando en que el desarrollo del almacenamiento va más rápido en el mundo...
-En Chile necesitamos hacer una reflexión un poco más amplia. Chile ha tenido una situación bastante inestable desde octubre de 2019. Todo eso ha generado presión sobre el país. Eso pasó, por ejemplo, con la historia de los medidores inteligentes. Y lo que pasa es que la regulación ha tenido más una mirada de solucionar temas de corto plazo que seguir desarrollando al país, porque no nos olvidemos que Chile fue por mucho tiempo un ejemplo de política público-privada, de diálogo entre empresas e instituciones y la definición de estabilidad y regulación de largo plazo y atracción de inversión. Ese era el modelo chileno. En el último tiempo, un poco se ha perdido. Este es un sector intensivo en capital, requiere reglas claras y estabilidad. Y con el potencial de Chile, sus recursos naturales y también ahora con el potencial del hidrógeno verde, se necesita recuperar esta mirada de largo plazo.
Hoy, se actúa más de corto plazo. Esto, claramente, no es bueno para el sector en sí mismo ni para los clientes. Porque no nos olvidemos: toda la mejora que estamos haciendo son beneficios que llegan al cliente (...) Se necesita un sostén regulatorio que permita inversiones de largo plazo. Hoy, un poco eso falta.
Las empresas eléctricas han debido enfrentar una fuerte reducción de sus ingresos por los planes de apoyo y la ley de servicios básicos. ¿Cuál ha sido el efecto para ustedes?
-El 2020 fue un año muy particular, para todos. No fue diferente en Chile. Hemos tenido un impacto sobre la demanda de energía (...). Nosotros establecimos un acuerdo que, de alguna manera, fue confeccionado luego como una ley, que es la ley de servicios básicos. Una ley que, claramente, como siempre que se entra al sector de manera legislativa sin preparación, tiene también algunas discrepancias, porque la ayuda a los clientes vulnerables la empresa siempre está disponible. Lo hemos demostrado.
Lo que pasó claramente es que con esa ley, se introdujo el concepto de no corte para todos, y claramente esto crea un desbalance para el sector, porque hay clientes que tienen recursos, que de cierta manera ayudan a los otros, pero que pueden dejar de pagar porque no hay ninguna acción coercitiva que le obligue a pagar la boleta. Este es un ejemplo de cómo algunas veces se crean situaciones que no da estabilidad al sector. Aunque estas son medidas de muy corto plazo.
“State Grid es un actor de largo plazo. Y eso requiere estabilidad
El compromiso país es cerrar todas las centrales a carbón al 2040 y ustedes lo van a hacer 18 años antes que eso. ¿Se están adelantando o la meta es muy larga?
-Hemos hecho un análisis interno económico de nuestro plan de descarbonización. Y la visión es que es mucho más rentable un portafolio como el que tendremos nosotros, renovable con el complemento del gas, que seguir usando plantas a carbón. Por ello, nuestra decisión de adelantar el cierre de Bocamina, porque no crea valor para nuestros inversionistas.
¿Cómo ven la compra de CGE por parte de State Grid? ¿Cómo están viendo ustedes esa situación competitiva?
-State Grid entró en un sector que es regulado. Es un operador que por sus características, tiene una mirada de largo plazo, no es un fondo especulativo que puede entrar, tener algunos años de gestión y después salir.
Cuando un inversor tiene una mirada de largo plazo, lo que pide es estabilidad. Entonces yo pienso que es un apoyo para llegar a una estabilidad en el sector eléctrico. Claramente, bajo este punto de vista, no vemos ningún tipo de problema.
Es un operador que, en este caso, va a sustituir al inversionista anterior. Pero no vemos que pueda crear un desequilibro en el sector de la distribución.
Ustedes como grupo, desde que eran Endesa, han tenido limitaciones, por ejemplo, para entrar en transmisión o para desarrollar cierto tipo de negocios. ¿Espera que esas reglas del juego sean igual para todos?
-Las reglas de concentración y competencia son iguales para todos. Se aplica a todos los operadores. No veo que haya alguna discriminación o tratamiento desigual entre los operadores.
Hablaba de medidores inteligentes. Dada la polémica que se suscitó el año pasado, hoy parece difícil insistir sobre el tema, pero también da la impresión de que es algo necesario para los desafíos que vienen. ¿Tienen alguna meta ahí? ¿Cómo ven toda esa discusión?
-Más que insistir con el tema, porque es volver a la pelea de 2019, el medidor inteligente hay que verlo como un elemento de la red digital. Sirve para ofrecer al cliente final todos los servicios y desarrollos que se pueden hacer. Es una ayuda para elevar la calidad del servicio. La gestión de corte, medición. Si pensamos en lo que pasó en la pandemia con la medición y con un medidor inteligente no habría habido ningún problema ni riesgo de salud para quienes toman las lecturas. Menos aún de enviar una boleta de manera remota. Muchos de los problemas que pasamos no habrían estado. Una red digital habilita muchos servicios. Más que retomar una pelea, es un concepto de evolución, de elevar el nivel de la red, darle inteligencia e impulsar una mejora.
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