Passivhaus: el estándar europeo que busca cambiar la forma de construir en Chile
Este año llegó el primer instituto del país y la región de este sistema que busca mantener las casas en una temperatura entre 19° y 25°C, con aire limpio todo el día y constituirse en una forma de hacer frente al cambio climático desde el sector inmobilario.
En abril de este año se abrió el primer Instituto Passivhaus de Chile y América Latina en Santiago, con el objetivo de evangelizar con su estándar de eficiencia energética que lleva más de 30 años en Europa y que busca afianzarse en China. Este modelo de construcción y diseño tiene como objetivo que las casas reduzcan en 90% el consumo de energía de calefacción y ventilación gracias al uso de la energía del sol, las personas y electrodomésticos. Además de otros factores como renovar y purificar el aire las 24 horas, mantener una temperatura de entre 19° y 25°C al interior de la vivienda durante todo el año y ser un aporte al medioambiente.
Antes de la llegada del instituto -que es una fundación sin fines de lucro-, las experiencias de esta técnica en nuestro país solo se limitaban a algunas casas en el sur, que se acercaron a los requerimientos y una sucursal del Bci de bajo consumo con componentes de Passivhaus (Vitacura). Hoy, la sede local de este tipo de construcción trabaja con la inmobiliaria Urbes para construir el primer edificio de Latinoamérica con este estándar, con aportes de Vantrust Capital e Inmobiliaria FG, y ya tienen dos proyectos más en carpeta para tener viviendas que no necesitarían usar sistema de calefacción en invierno o enfriamiento en verano.
El edificio, que será emplazado en Ñuñoa significará una inversión de US$20 millones. Sobre el costo adicional de la aplicación de este estándar, desde el instituto no se aventuran todavía con el caso chileno. Sin embargo, explican que en el caso europeo es de alrededor de una inversión extra del 3% a 7%, pero teniendo en cuenta que los insumos que se requieren son más fácil y baratos de comprar en el Viejo Continente y que el sobrecosto se recupera en un plazo de 5 a 6 años.
Desde el Instituto aclaran que son ellos los que certifican y si no cumplen con los criterios no pueden llamarse Passivhaus. "No es una marca, no es un registro comercial, es un estándar", enfatiza el arquitecto y director de capacitación del instituto en Chile, Roberto Urzúa.
Sobre la tardanza de la llegada de este modelo, Urzúa responsabiliza a la formación de profesionales. "No se está enseñando y no hay una promoción explícita por parte de las normativas que nos impulsen al desarrollo de eficiencia energética". Además, agrega que este sistema no es incompatible con otras iniciativas de eficiencia energética.
Las dudas
Por su parte, el profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica e investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable, Felipe Encinas, dice que le preocupa la aplicación de este estándar en climas que no son fríos de donde proviene Passivhaus. "Que digan que este estándar puede ser aplicado en cualquier tipo de clima lo cuestiono", indica Encinas. Sin embargo, no ve problema en que se aplique desde Concepción hacia el sur, pero para ciudades más al norte cree que las viviendas pueden llegar a sobrecalentarse con unos pocos rayos de luz.
La llegada del estándar alemán podría poner sobre el tapete el debate de la regulación térmica que se creó en 2007 y que transformó a Chile en el primer país de la región en tener una norma obligatoria en este tema para viviendas nuevas. Pero la segunda etapa, que involucraba el estándar para ventanas, muros y pisos, todavía no ha visto la luz.
De hecho, Encinas participó de una propuesta de actualización de estándares de la reglamentación térmica en 2014 que todavía no ha sido aplicada a excepción de algunos planes de descontaminación atmosférica. "Aunque hoy hay señales de que el tema se pueda retomar desde la política pública, ya ha pasado bastante tiempo. Las tecnologías asociadas con estos temas en el país se han consolidado bastante. Ha avanzado el conocimiento y se ha posicionando el tema dentro de la académica, por lo que resulta bastante urgente actualizar estos estándares", dice el académico.
Mientras que la gerenta comercial de Inmobiliaria FG, Isabel Palma, dice que el avanzar en eficiencia energética es "el aporte básico que debemos hacer como industria, por eso solicitamos voluntariamente la Calificación Energética de Vivienda (CEV) en todos nuestros proyectos, los que reciben letra B y C, es decir, muy por encima de lo que nos exige la ley, que es calificación D".
El instituto Passivhaus de Chile ya ha tenido conversaciones con el gobierno por medio de los ministerios de Energía, Vivienda y Medio Ambiente, además de encuentros con otras inmobiliarias. La próxima semana realizaran un seminario para seguir dando a conocer y promover el uso de su estándar.
Los mecanismos con que se financia la fundación sin fines de lucro dicen que son principalmente donaciones y el cobro por ser parte del desarrollo de proyectos para obtener la certificación y capacitaciones en este tipo de construcción.
Sobre el sello oficial de este estándar, la filial local todavía no puede certificar, ya que debe existir una persona que esté trabajando en tres proyectos ejecutados y haber hecho el curso correspondiente, proceso que ya se encuentra realizando una persona del equipo del instituto. "Esperamos hacerlo a más tardar dentro del próximo año. Pero si alguien quiere desarrollar un proyecto Passivhaus lo puede hacer junto a nosotros", dice Urzúa.
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