Pellets: La crisis de calefacción tras el boom del producto

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the wooden pellet .ecological heating

Hoy son 150.000 los hogares que se calefaccionan con sistemas a pellets, un residuo derivado del aserrín y las virutas, cuya demanda ha crecido un 900% en 10 años. Unas 30 son las empresas que lo fabrican, aunque más del 70% se concentra en cuatro actores. Si bien la capacidad instalada en Chile permite generar el doble de lo requerido, la materia prima tras su elaboración está mermada. Así, conseguir una bolsa de pellets se ha tornado complejo, el mercado negro ha aumentado y las autoridades ya activaron un plan para enfrentar el problema, cuando aún queda un mes de invierno.


Han sido extensas las filas reportadas. En ciudades como Osorno o Puerto Montt, las personas han copado los lugares para acceder a unas cuantas bolsas de pellets, un combustible para calefacción que toma fuerza en el sur del país. La seremi de Energía del Biobío, Daniela Espinoza, llegó hace algunas semanas a monitorear directamente las plantas. Llamó a la calma. Hay menos cantidad, sí; pero no un quiebre de stock, dijo. Su mensaje no caló en la población... las colas continúan. De hecho, a fines de julio la Asociación de Municipalidades de Chiloé anunció que no había existencias de pellet en toda la provincia.

A mediados de 2006 la llamada calefacción a pellet debutó en Chile. Dada la alta contaminación en localidades como Padre Las Casas, Chillán, Concepción, etc., el primer gobierno de Sebastián Piñera impulsó un programa para sustituir la leña por este producto. El pellet es un tipo de biomasa, donde se valoriza un residuo de manera energética; en este caso tal residuo deriva del aserrín y la viruta, que mediante tecnología se pelletiza y puede ser combustionado tanto a nivel domiciliario -en estufas especiales para este material- como industrial para la generación de energía térmica.

Hoy son 150.000 los hogares que se calefaccionan con pellets en Chile. La gran mayoría en la zona sur. Las principales regiones donde se utilizan son Los Lagos, La Araucanía y Biobío. En Santiago aún existe la restricción de no poder usarse en períodos de preemergencia ambiental. Sin embargo, en Europa es boom: en Italia, por ejemplo, gran parte de la calefacción es a pellet, lo mismo sucede con países como Reino Unido, donde se consumen más de 8,5 millones de toneladas anuales. En Chile son 220.000.

Pero su expansión a nivel nacional ha sido creciente. Antonio Minte, gerente de la Asociación Chilena de Biomasa (AChBIOM) -gremio que reúne a las principales empresas de pellets- estima que la tasa de expansión de la demanda es del 20% anual. Y que en los últimos 10 años su incremento ha sido del 900%. Datos del Ministerio de Energía apuntan a que si en 2010 había 2.000 estufas a pellets, a fines de 2021 ya iban en 135.900.

Antonio Minte
Antonio Minte, gerente de la Asociación Chilena de Biomasa (AChBIOM).

Es que -cuenta Juan Francisco Baeza, de la empresa Biopower- los pellets pueden ser un 10% más económicos que la leña certificada, y más de un 70% que la parafina o los balones de gas. Se comercializa en bolsas de 15 y 18 kilos, por un valor del orden de $ 4.000 cada una. Dura cerca de un día. O sea, con $ 120.000 mensuales se abastece el mes completo. Y no contamina.

“Hoy en día el pellet pasó a ser la transición de salida de la leña y, además, con una tecnología que le agrega una calidad de vida enorme al usuario, porque la estufa de pellet la programas, no tienes que retirar cenizas, no tiene riesgo de incendio, se puede fijar la temperatura que quieres, entre otras cosas”, destaca Baeza.

De hecho, en AChBIOM explican que uno de cada tres equipos a pellets en el país se debe al programa de recambio impulsado por el Estado para disminuir la contaminación, y dos son incorporados por el sector privado. “La elección por los equipos a pellets representa cerca del 80% de las preferencias de los consumidores, muy por sobre de la parafina, electricidad y gas”, comentan.

Actualmente, no obstante, su cantidad está limitada. “Por el momento no hay venta de pellets”, se lee en la página de Homepellet. “Con el fin de ordenar la venta de pellets estamos entregando 100 números de atención de lunes a viernes”, señalan en la web de Innapel.

“Durante 2022, el sector nacional de pellet de madera ha tenido dificultades para mantener el nivel de producción que alcanzó durante 2021, que presentó cifras históricas (...) Lo anterior significó una merma en el stock disponible para las regiones del centro-sur del país y una oferta limitada del producto a los consumidores durante los meses de julio y agosto”, confirman en el Ministerio de Energía.

Falta de materia prima

“Estamos enfrentando un problema específico de disponibilidad de materia prima”, cuenta Antonio Minte. La materia prima original del pellet es la madera, de ahí salen justamente el aserrín y la viruta, necesarios para hacer el insumo. “Existe una contracción en el mercado de la madera”, subraya Baeza.

En el mercado coinciden en que ese escenario se ha dado principalmente por la crisis económica mundial. Hay una menor demanda de madera por parte de la construcción, baja que también ha evidenciado el principal importador del producto, Estados Unidos, lo que se ha agravado por una menor disponibilidad de producción en la Macrozona Sur. “Hay una baja disponibilidad de madera desde los bosques, que estaría influido por el conflicto de La Araucanía, porque no hay una producción normal desde esos bosques”, dicen en AChBIOM. En la industria estiman que el sector maderero está trabajando al 20% o al 30% de su capacidad.

A ello se suma la energía. En el sector cuentan que hay una generación de energía eléctrica que es también en base a biomasa que viene de los bosques y se va a grandes calderas para, justamente, generar energía que es renovable y funciona 24-7. Por ello, en la medida que han ido saliendo del sistema las plantas de generación a carbón, se ha ido reemplazando por biomasa, por lo que esas plantas han salido a consumir más materia prima que antes.

Si bien en la industria señalan que es difícil hacer proyecciones, si se considera un crecimiento constante de la demanda del 20%, se podría estar en unas 15.000 toneladas bajos en producción. El consumo por hogar puede variar entre 1,2 toneladas al año en regiones del centro, como la Metropolitana y Valparaíso, y hasta 3,8 a 4 toneladas anuales en regiones como Aysén o Magallanes.

Hoy, es solo problema de materia prima. De hecho, la capacidad de producción de pellets es de 440.000 toneladas anuales, y la demanda son unas 220.000, o sea hay el doble de capacidad, pero no existen los subproductos para generarlos.

En la actualidad son 30 los productores de pellets en el país, la gran mayoría ubicados en el sur, pero los cuatro más grandes concentran el 70% de la industria.

El más relevante, con el 50% de las ventas, es Ecomas, ubicado en Los Ángeles. Sus controladores son en 50% la maderera norteamericana Woodgrain Millwork, y el resto está en manos de dos family office nacionales.

Los otros tres más relevantes -con el 20% de los retornos- son Andes Bio-Pellets, perteneciente a la firma chilena JCE Chile, vinculada a la familia sueca Ericsson; Eco-Indef, controlada por el grupo Indef, cuyos socios fundadores son Héctor Troncoso y Paola Campaña. La firma opera toda la cadena de producción -desde el vivero hasta la elaboración de biomasa-; y Río Claro, en el Maule.

Hoy, las grandes compañías están integradas o tienen acuerdos con aserraderos para proveerse de la madera. Sin embargo, el negocio principal está ahí: en la madera. En AChBIOM estiman que el pellet es apenas entre el 2% y el 4% del negocio general de la madera, por lo cual, si hay una contracción en la demanda de esta última, no se van a cortar pinos para producir solo pellets, y así estas fábricas siguen produciendo para vender en línea con el aserrín y viruta que van obteniendo, sin que haya un incremento en la producción.

“Todas las empresas están sufriendo el tema de la escasez de materia prima. Hay empresas que tienen como empresa madre aserraderos. Entonces, si bien ellos han visto la disminución de la materia prima de los aserradores, tienen cierta materia prima asegurada, pero no la capacidad de salir a responder a una crisis como esta. El tamaño de la empresa todavía no les da para hacer eso”, detalla Antonio Minte.

A mediados de julio, el seremi de Energía de Los Ríos, Leonardo Faúndez, informó de un sobreprecio de hasta el 30% en el valor del pellet. El ministerio del sector, de hecho, hizo un llamado a “denunciar estafas y sobreprecios que hemos detectado en algunas regiones”.

Si bien en el gremio de las principales compañías reconocen que puede haber un incremento, dicen que este sería mínimo si de empresas formales se trata. De hecho, Ecomas se comprometió a no subir el precio durante todo el invierno 2022. No obstante, sí -subrayan en AChBIOM- se ha ido desarrollando un mercado negro ante la escasez, el que es complejo de fiscalizar. El pellet no es considerado aún un combustible supervisado por la Subsecretaría de Electricidad y Combustible. La Ley de Biocombustibles, que permitirá esto, está en su tercer trámite legislativo.

La web de Andes Bio-Pellets ya da cuenta de ello: “Hemos detectado personas que están cometiendo fraudes con nuestra imagen, cotizando venta de pellet al detalle contra pagos al contado. Al respecto, queremos recalcar que nuestra empresa no vende pellets al detalle, no publica en redes sociales, no vende en su planta y no despacha a domicilio; nuestro inventario y producción de los próximos meses está comprometido con clientes habituales. Lamentablemente no tenemos stock disponible para atender nuevos clientes”.

Juan Francisco Baeza, de la empresa Biopower
Juan Francisco Baeza, dueño de la empresa Biopower.

Juan Francisco Baeza es dueño de Biopower, una empresa más pequeña, con cerca del 6% del mercado. Tiene una capacidad de producción para abastecer a 10.000 familias anualmente. Ubicado en Coronel, les compra los subproductos a las plantas madereras. Hoy está trabajando con un tercio de su capacidad, porque no encuentra materia prima. “Hay un 30% o un 40% de lo que normalmente había”, estima.

La gran dificultad es el secado. Baeza señala que generalmente el aserrín y la viruta necesaria para producir pellets se saca de madera de pino, aunque puede ser de cualquier origen. Lo que ocurre es que el 50% del aserrín es agua. Y para hacer pellets se necesita un porcentaje máximo de entre el 10% y el 12%, por lo que hay que sacarle el 40% de agua. Y hoy no existe la cantidad de máquinas secadoras necesarias para hacer ese proceso. “Las empresas pequeñas no hemos sido capaces de organizarnos para levantar esa inversión”, reconoce. Hoy clama por financiamiento: “Si no cumples miles de requisitos, no hay capacidad de crédito”.

El martes, el Ministerio de Energía convocó a la primera Mesa Nacional del Pellet. La finalidad es tomar medidas concretas para garantizar el abastecimiento y desarrollar la industria. “Lo primero es comenzar un trabajo para garantizar que los problemas de abastecimiento de pellet que hemos tenido durante el año no se repitan”, subrayó el ministro Claudio Huepe en la oportunidad. Otra de las iniciativas será apuntar a generar líneas de financiamiento para introducirle tecnología al negocio.

Antonio Minte es miembro de esa instancia. “Es muy difícil que tengamos incrementos de producción en el corto plazo gracias a esta mesa”, advierte. Aunque añade que sí se está haciendo un trabajo público-privado para intentar derivar volúmenes desde zonas menos críticas a más críticas, dado que aún resta para que termine el invierno. “En Aysén, por ejemplo, nos avisaban hoy que está nevando, y es mejor llevar un camión hacia allá, quizás, que a Santiago, donde si bien hace frío no están en las condiciones del extremo sur”.

Desde Energía aseguran estar haciendo un monitoreo semanal de la producción de pellet de cada empresa, y del número de camiones a distribuir por las compañías hacia las distintas regiones. Dicha información se analiza en conjunto con la información de stock en cada comuna que cuenta con un Plan de Descontaminación Atmosférica. Se hace un inventario disponible por ciudad, y se planifica la semana siguiente para anticiparse a posibles problemas de desabastecimientos, asegurando un mínimo de stock de pellet en todas las regiones.

Ello, porque importar pellets para consumo interno es sumamente complejo. La realidad nacional también se está viendo a nivel mundial y si, por ejemplo, en Chile una bolsa se vende a $ 4.000, en Europa se está comercializando a $ 12.000, tres veces más, cuando antes era el mismo valor. Rusia y Bielorrusia le entregaban 3 millones de toneladas de pellets a Europa, lo que se frenó con la guerra en esa zona, presionando aún más al mercado. Si bien se ha analizado traer el producto desde Brasil, actualmente el costo del flete lo hace impracticable, asegura Minte.

El gobierno está haciendo un trabajo para priorizar la venta hacia adultos mayores y gestionando cupos en las barcazas para que llegue pellet a Aysén, que es hoy -reconocen- la región con mayores dificultades para el abastecimiento, dada su condición geográfica. “La producción no se ha detenido y no se detendrá. El sector seguirá produciendo y esperamos que esta situación se vaya regularizando dentro de las próximas semanas”, recalcan en Energía.

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