#PlanLibreElección
"Para cada problema complejo hay una respuesta simple, clara… y equivocada" (H.L.Mencken).
Imagine que el mercado terminara con la capacidad de elegir. Sólo un modelo de zapatos, camisas, calzoncillos y calzones. Como hay empresas de calzoncillos que ganan mucho, algunos son caros y todos deben tener los mismos derechos, sólo debe existir un tipo de calzoncillos. En la discusión de las isapres, muchos han agarrado la moto.
Apuntan a múltiples problemas, varios reales: utilidades excesivas, integración vertical, pagos injustos, pre-existencias y dificultad para cambiarse. La respuesta es obvia: amputar. Que se acabe el sistema. Todos a Fonasa, con camas y petacas. #ReformaIntergral dicen en Twitter.
Da lo mismo si Fonasa tiene problemas más graves: listas de espera de años y gente que muere sin atención. No importa si hay algunos que tienen la suerte de poder pagar una alternativa. Tampoco que al eliminar las isapres le quitamos la competencia a Fonasa. El resultado esperable -probado infinitas veces cuando el Estado es la única opción- es servicios malos, caros e ineficientes. Una respuesta no sólo errada, sino floja y anticuada.
#Delosaños60enelsigloXXI. Cuando seamos prisioneros de Fonasa, la idea de poder elegir una aseguradora que entregue la mejor combinación de servicios por lo que pago, en un mercado abierto, sonará como una poesía. Pero será tarde.
¿Tenemos que perder a las isapres para dejar de odiarlas o tener nostalgia de palabras como Arancel, Bonificación, Prestador y Tope? Probablemente no, pero para que ello no ocurra, hay que hacer la pega. Como es una industria con pocos fans, ellos mismos deben automedicarse. Junto al regulador, deben y aplicar la medicina correcta: más competencia.
El problema de la elección de una isapre que dé la mejor combinación de servicios por lo que pago, en un mercado abierto, competitivo y transparente, tiene varios problemas, pero hay dos clave. Primero, las preexistencias. Si estoy enfermo, ninguna de las condiciones se cumple. Además de jodido, estoy preso. La solución parece sencilla: la isapre desde la cual el enfermo se va, paga a la que la recibe una compensación. Así el sistema fluye para los no-sanos, dándole liquidez y validación. En segundo lugar, aún para los sanos, la decisión de cambiarse implica un problema de asimetría de información. Es difícil comparar alternativas y un error puede resultar caro. Si mi contraparte tiene intereses creados (gana comisión si me cambio), la cosa es peor. No confío y me quedo, limitando la competencia a una bonita teoría.
Llegando a 2020 se deben usar herramientas del Siglo XXI. Las gigantes fuerzas de ventas recorriendo bases de datos de origen dudoso, son un dinosaurio. El Fintech no sólo está revolucionando el espacio de los bancos, sino también el de los seguros. La industria debiese promover la irrupción de intermediarios independientes que permitan comparar planes en forma simple y creíble. Con incentivos correctos (comisión plana para evitar sesgos), derivarían clientes a las isapres, que bajarían sus costos, sus precios y quizá sus utilidades. Fonasa seguiría teniendo competencia. Usted podría elegir mejor y apreciaría más a su Isapre. #PlanLibreEleccion debería ser el trending topic.
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