Por qué el auge de la energía solar en China es un fracaso para sus principales actores
La feroz competencia nacional empuja a un jefe de empresa a buscar el crecimiento en Estados Unidos, sin importarle la geopolítica. El presidente de Longi, Zhong Baoshen, lucha por revertir las pérdidas en medio de la feroz competencia que predijo el año pasado, cuando vio que un exceso de capacidad pronto desbordaría la industria.
XI’AN, China- Este debería ser un momento brillante para Longi, uno de los mayores fabricantes de equipos de energía solar del mundo.
Longi y otras pocas empresas chinas dominan el negocio de la energía solar en todo el mundo. Su país de origen se encuentra en medio de un auge de instalaciones sin precedentes, con más de 100 gigavatios de capacidad añadida sólo en el primer semestre de este año.
Sin embargo, en el mundo al revés de la industria solar china -y de muchas otras industrias del país-, el auge es un fracaso para las empresas implicadas.
El presidente de Longi, Zhong Baoshen, lucha por revertir las pérdidas en medio de la feroz competencia que predijo el año pasado, cuando vio que un exceso de capacidad pronto desbordaría la industria.
En Estados Unidos, el único mercado mundial donde los precios se mantienen altos, Zhong se enfrenta a las sospechas sobre los objetivos nacionales de China. Sus anteriores iniciativas para aprovechar la demanda estadounidense tropezaron con obstáculos geopolíticos.
“Pagamos miles de millones en matrículas” para aprender a desenvolvernos en la política estadounidense, aseguró Zhong.
La vida de este empresario de 56 años ha sido una lección de los triunfos industriales de China, así como de sus peligros. Con dos amigos universitarios del Departamento de Física, construyó una empresa valorada en US$ 80.000 millones en su mejor momento. Longi no se limitó a copiar la tecnología occidental o japonesa, sino que asumió riesgos de innovación que cambiaron la industria.
La política gubernamental, aunque ha contribuido a crear un mercado para los paneles solares, ha puesto de rodillas a la empresa de Zhong en dos ocasiones, la primera hace más de una década y la segunda este año.
El patrón es el mismo: Beijing respalda las energías renovables, lo que lleva a los gobiernos locales a conceder subvenciones a los nuevos operadores con la esperanza de crear un campeón local. La capacidad se dispara, la competencia se vuelve feroz y el sector deja de ser rentable.
En el primer semestre de 2024, el precio del polisilicio, componente básico de los paneles solares, cayó más de un 40%. El precio de las obleas y las células se redujo a la mitad.
En el semestre, Longi perdió US$ 740 millones, y el precio de sus acciones en un momento de este año bajó un 80% desde su máximo antes de recuperarse un poco. Zhong cree que puede sobrevivir a la inevitable sacudida. Muchos otros no.
Empezando por el silicio
Un día del verano de 2003, un amigo de la universidad, Li Zhenguo, llamó a Zhong con un descubrimiento: había una nueva industria llamada solar, y estaba en auge.
Li estaba en el negocio del silicio-lingote para semiconductores y tenía un pedido de US$ 2 millones del extranjero que el cliente devolvió a China, donde una empresa solar nacional lo compró por US$ 6 millones.
Pronto, los dos hombres, que habían emprendido carreras empresariales por separado, empezaron a vender lingotes y otros materiales a fabricantes de paneles solares junto con un tercer compañero de clase.
Dos apuestas tecnológicas en la última década ayudaron a impulsar a Longi a la cima de la industria solar china.
Los paneles solares se fabrican extrayendo silicio del cuarzo y formando lingotes cilíndricos, que luego se cortan en obleas y se tratan químicamente para crear células. Longi apostó por las células monocristalinas hechas de un solo cristal de silicio, cuando la mayoría del sector utilizaba células policristalinas.
El material monocristalino convertía mejor la energía, sin embargo, costaba más producirlo. Longi encontró la manera de producirlo con más eficacia.
Otra innovación fue una sierra de hilo metálico recubierta de diamante para cortar obleas. Longi y sus socios descubrieron que cultivar partículas de polvo de diamante sintético hacía que las sierras fueran más duras y duraderas.
Gracias a estas mejoras, redujo los costos de fabricación en dos tercios entre 2012 y 2016.
En 2020, Longi despachó unos 25 gigavatios de módulos solares, más de los que instaló todo Estados Unidos ese año. Ese mismo año, el líder chino Xi Jinping se comprometió a cumplir ambiciosos objetivos climáticos que requerirían más energía verde.
Los informes anuales de Longi dicen que las subvenciones directas del gobierno nunca superaron el 1% de sus ingresos anuales, mientras que gastó alrededor de 6% en su propia investigación y desarrollo.
Jonas Nahm, profesor de la Universidad Johns Hopkins que ha estudiado la política industrial china, afirmó que para las empresas más fuertes, como Longi, la forma más importante de apoyo gubernamental es la política de incentivar los proyectos de energías renovables. Eso garantiza un mercado para los paneles solares.
Zhong sabe que muchos estadounidenses creen que empresas como la suya han triunfado gracias al apoyo gubernamental. Su opinión: “Las empresas chinas triunfaron gracias al trabajo duro, la habilidad y una cadena de suministro completa”.
El año pasado, decenas de miles de millones de dólares se invirtieron en energías limpias en China. Incluso una empresa lechera construyó una planta de células solares.
Dos tercios de la nueva capacidad de generación de energía de China procede de la energía solar, según las estadísticas oficiales. En un solo año, se ha construido tanta energía solar como en Estados Unidos en toda su historia. Sin embargo, con la caída de los precios, los ingresos de Longi se redujeron un 40% en el primer semestre de este año.
Vuelta a Estados Unidos
Por el momento, Estados Unidos es “el único lugar donde se gana dinero”, aseguró Yana Hryshko, responsable mundial de energía solar de la consultora energética Wood Mackenzie.
Protegido por los aranceles y fomentado por las subvenciones de la Ley de Reducción de la Inflación, un panel solar cuesta el triple en Estados Unidos que en China y Europa, según Wood Mackenzie.
Estados Unidos representa menos del 10% de las ventas de módulos solares de Longi, y expandirse en América se ha vuelto más complicado.
Una estricta ley estadounidense contra el trabajo forzado detuvo las importaciones de módulos solares fabricados con silicio de alta calidad en la región de Xinjiang, en el oeste de China. Longi declaró que había pasado casi un año demostrando a Estados Unidos que sus cadenas de suministro estaban libres de este tipo de actividades. Y añadió que respeta las leyes y normativas estadounidenses.
Longi pensó que podría eludir los aranceles estadounidenses construyendo fábricas en Malasia y Vietnam. Gastó más de US$ 1.400 millones en ello, hasta que en mayo la Casa Blanca cerró la brecha arancelaria tras una prórroga de dos años.
El año pasado se convirtió en propietaria del 49% de una empresa conjunta llamada Illuminate USA, en la que el promotor de energías renovables Invenergy, con sede en Chicago, tenía una participación del 51%. En febrero, abrieron una planta en Pataskala (Ohio) para ensamblar módulos solares, e Invenergy aseguró haber creado 1.500 puestos de trabajo locales.
Algunos vecinos de Pataskala dijeron temer los vínculos de Longi con el Partido Comunista Chino (PCCh). La empresa conjunta equivaldría a invitar a un “enemigo mortal” a la comunidad, comentó un orador en una reunión del ayuntamiento en enero.
La representante Carol Miller (republicana, West Virginia) sostuvo que incentivar a empresas como Longi a operar en Estados Unidos “sólo aumenta la dependencia del PCCh en nuestra cadena de suministro”. Miller ha propuesto una ley que impediría a las empresas chinas obtener subvenciones para energías limpias.
Timothy Brightbill, abogado de Wiley Rein que representa a un grupo industrial de fabricantes estadounidenses de energía solar, manifestó que Estados Unidos no debería proporcionar dinero de los contribuyentes a empresas que han participado en la desaparición de la mayor parte de la industria solar estadounidense mediante lo que calificó de prácticas comerciales desleales.
Longi dijo que es una empresa privada e Illuminate USA es una empresa estadounidense. Invenergy recibió US$ 4 millones en incentivos de una agencia de desarrollo económico de Ohio y la planta obtuvo una desgravación fiscal de 15 años por mejoras en la propiedad.
“La realidad es que Estados Unidos cedió el liderazgo de la fabricación solar a China hace décadas”, afirmó Jim Murphy, presidente de Invenergy. Comentó que la planta estaba utilizando la experiencia de fabricación de Longi para ayudar a Estados Unidos a recuperar partes de la cadena de suministro solar.
Zhong indicó que Longi estaba analizando la posibilidad de construir una planta de células solares en Estados Unidos.
“Estados Unidos tiene que tener claro lo que quiere”, dijo. “Quiere desarrollar su sector de energías renovables. Toda la tecnología y los conocimientos técnicos están en China. Si no quiere que China le ayude, será difícil desarrollarlo”, concluyó Zhong.
-Traducido del inglés por Pulso.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.