Priscilla Torres, de los “Oscar del medioambiente”: “Tenemos que generar un nuevo tipo de industria en base al reciclaje”
-Galápagos es uno de los símbolos de la biodiversidad en el mundo. Quizás por eso, fue en Ecuador donde comenzaron hace siete años los Premios Latinoamérica Verde, que está en pleno proceso de postulación de su versión 2020. Conocidos también como los “Oscar del medioambiente”, en la versión anterior, Chile ganó cuatro de las diez categorías asociadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Según Priscilla Torres, directora ejecutiva del certamen, la participación más alta la tiene el sector privado. Las categorías Desarrollo Humano y Ciudades Sostenibles han tenido la mayor participación de postulantes (24% y 19% respectivamente). En su mayoría emprendedores.
¿Siguen los resultados de los ganadores en el tiempo?
-PwC decidió hacer un estudio al respecto, donde concluyó que se habían generado más de 4 mil plazas de trabajos (después del premio) en los postulantes. El 85% de los proyectos se dieron a conocer mejor en sus países y comunidades, y el 18% logró internacionalizar el proyecto. Uno de cada tres logró acceso a financiamiento. Pero sobre todo, el premio visibiliza lo que puede dar América Latina, que a veces nosotros mismos lo ponemos en duda.
¿Cómo así?
Buscamos mirar hacia Europa o los grandes mercados, pero Latinoamérica tiene un nivel de tecnología y gente extraordinario.
Pero a diferencia de los países más desarrollados…
-No estoy de acuerdo con ese concepto. Esos países han sido los mayores gestores de los problemas ambientales que tiene el planeta.
Bueno, pero a diferencia de los países más ricos, hay sectores que estiman que en Latinoamérica, hay aún muchos problemas de base que solucionar antes de pensar en el medioambiente.
-Eso es totalmente válido y para nosotros es la base fundamental. Nadie es ambientalista si no tiene los servicios básicos para vivir o qué comer. Pero también, quienes están con más vulnerabilidad, han sido los primeros que nos demostraron que había una riqueza en la basura. Hay una deuda clarísima en Latinoamérica en temas sociales. Hay gente que aún no tiene salud o servicios básicos. Y es ahí es donde empieza la creatividad de Latinoamérica. Tenemos que dejar de ser cómodos y generar un nuevo tipo de industria en base al reciclaje y la economía circular.
¿Cuál es el rol de las grandes compañías en ese aspecto?
-Tienen que entender que las matrices productivas que tenemos no funcionan, porque no son saludables, no son sostenibles y no son rentables. Tienen que entender que es un proceso de cambio necesario, para la gente, los clientes y una nueva economía y que no solo hay que cumplir la normativa, sino, ir más allá.
¿Cuál es el foco entonces que deben tener las empresas para lograrlo?
-Estos cambios no son inmediatos y son costosos, pero el sector privado tiene una responsabilidad extendida de sus productos y debe saber qué pasa con sus envases y que estos regresen de alguna forma al ciclo productivo. Muchas ya lo están haciendo, pero otras van a empezar a sentir el problema cuando la gente deje de comprar sus productos. También, otro foco dice relación con la matriz energética relacionada con sus emisiones.
¿Qué falta aún en la legislación de América Latina para una economía más sustentable?
-Más que nada falta una comunidad que se empodere más aún y les exija leyes más fuertes acorde con el medioambiente. Como por ejemplo, políticas hacia temas de movilidad sostenible. Siempre habrá problemas en el camino, pero así se construye una sociedad más sostenible.
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