El regreso del efectivo
Existen oportunidades en activos de riesgo, pero el efectivo está de vuelta y podría quedarse en nuestros portafolios un buen rato.
Por muchos años hablar de efectivo o caja era casi un tema tabú en el mundo de las inversiones, principalmente en mercados desarrollados. Insinuar siquiera tomar posiciones en este activo era motivo de ceños fruncidos, debido a su poco atractivo.
Es que después de la crisis financiera y recesión global del 2008-09, los bancos centrales se esforzaron al máximo en salir al rescate y retornar al crecimiento lo antes posible.
Para ello llevaron las tasas de interés a mínimos nunca antes vistos, incluso a terreno negativo en algunos países.
De pasada, generaron tremendos incentivos para que los inversionistas que buscaban mayores rentabilidades, tomaran posiciones en instrumentos de mayor riesgo (acciones, activos emergentes, proyectos inmobiliarios).
Fue así, como la inversión dedicada a la caja o a la renta fija de corto plazo y alto grado crediticio, se convirtió en un activo en peligro de extinción.
En diciembre del 2015, las cosas comenzaron a cambiar. Fue entonces que la Reserva Federal de EEUU advirtió que la situación económica de ese país venia en franca recuperación, comenzó un gradual paso de normalización de tasas de interés, desde 0% en ese momento a un rango entre 2% y 2,25% en septiembre pasado, con el mercado esperando que en su reunión del 19 de diciembre próximo ello se ajuste al 2,25-2,5%.
Otros bancos centrales -incluyendo el de Chile- comenzaron trayectorias parecidas.
Junto con subir las tasas, el resto de los activos vieron reajustados sus precios. Ello es esperable: al incrementarse la tasa libre de riesgo desde niveles en cero cercanos a cero, el retorno exigido a activos de riesgo también sufre modificaciones. En gran medida, este ajuste de precios es lo que ha caracterizado el volátil escenario de los mercados financieros durante el 2018.
Es en estas condiciones que el efectivo vuelve a aparecer en escena. Ya con rentabilidades mucho más atractivas (ver cuadro) y sobre todo, cumpliendo un rol de ancla de volatilidad, permitiendo enfrentar de mejor manera el incremento de episodios de mayor volatilidad.
¿Significa esto que en BlackRock vemos un panorama negativo que aconseje irse completamente a caja? Claramente, no.
Existen aún buenas oportunidades en activos de riesgo, cuyos precios se han ajustado significativamente, incluso más allá de lo que señalan sus fundamentos. Pero lo cierto es que el efectivo está de vuelta, y con visos de querer quedarse en nuestros portafolios por un buen rato.
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