Salario emocional: las empresas están apostando por el bienestar de sus colaboradores
Variables como que el empleo haga sentido e impacte positivamente a otros, poder compatibilizarlo con la vida familiar o sentir autonomía al llevarlo a cabo, son algunas de las retribuciones no económicas que influyen en la felicidad de las personas al desempeñarse en sus trabajos, según los expertos.
El sueldo por sí solo ya no es suficiente para retener y atraer talentos por parte de las organizaciones. Así lo aseguran diferentes representantes empresariales, académicos y expertos en torno a un concepto que cada vez se escucha con mayor frecuencia en el mundo privado: el salario emocional.
“Son los beneficios no monetarios que una organización entrega a sus empleados como una contribución adicional a su satisfacción laboral y personal”, explica el académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Sergio Valenzuela, quien puntualiza que aquello incluye diferentes aspectos como un buen ambiente laboral, la formación profesional, el reconocimiento, acceder a una jornada flexible y dar facilidades para conciliar el trabajo y la vida familiar, entre otros.
Se trata de elementos “intangibles” que las personas viven en sus trabajos, como señala el profesor del ESE Business School de la Universidad de los Andes, Álvaro Espejo, para quien otro elemento fundamental es que el empleo “tenga sentido” para el trabajador: “Que vea que su trabajo impacta positivamente a otros y eso se conecta con el propósito de las organizaciones. Si estas tienen claro cómo se conectan y cómo aportan a la sociedad, y eso la persona lo puede llevar a su día a día en su trabajo, hace que este tenga sentido”.
Asimismo, Espejo agrega dos factores adicionales. Por un lado, que el trabajador sienta autonomía al desarrollar sus funciones: “En Chile, donde más les interesa participar a las personas es en las propias decisiones de su trabajo. Más que en las grandes decisiones estratégicas de la compañía, la gente que se siente capaz, que siente que conoce su trabajo, quiere poder decidir sobre cómo lo hace y no solo ejecutar una rutina”.
Por otra parte, el académico añade que es relevante la forma como la organización se hace cargo de los conflictos en su interior: “No todos piensan igual y es positivo que existan diferencias, pero el modo cómo se gestionan marca la diferencia emocional. Es decir, si aquí se hace lo que una persona dice y el que tiene poder domina la decisión, y yo solo tengo que acatar, no me voy a sentir bien respecto a eso”.
Javiera Correa, chief people officer de Buk -empresa que ofrece un software de recursos humanos-, coincide con los académicos en las definiciones descritas, pero agrega que además de la flexibilidad laboral o la conciliación familia y trabajo, las oportunidades de desarrollo dentro de la compañía hoy se han transformado en un beneficio muy valorado por los trabajadores, sobre todo por los más jóvenes.
Sin embargo, explica también que el salario emocional no es algo que solo lo estén evaluando y solicitando las nuevas generaciones, sino que ya se ha impuesto como una necesidad que atraviesa todos los rangos etarios.
Nuevos beneficios
Quienes buscan la forma de implementar el salario emocional en las compañías sostienen que es importante escuchar a los trabajadores para entender qué es lo que valoran y así poder motivarlos y mantenerlos felices.
En línea con lo anterior, Javiera Correa dice que la principal medida que se puede aplicar es “tener un plan de beneficios flexible, que se pueda ajustar a la necesidad o al deseo de cada uno de los colaboradores. Eso también genera que los colaboradores se sientan mucho más comprometidos y agradecidos con los beneficios, porque realmente apuntan a lo que quieren”.
De la misma manera, Correa también ahonda en el propósito que se puede sentir al trabajar: “Hay que tener bien definido el propósito como compañía y vivirlo íntegramente. Y, por otro lado, también conocer qué es lo que mueve a mis colaboradores y cómo puedo alinear ese propósito individual con el de la empresa”.
Responsabilidad empresarial
Desde Buk opinan que ofrecer recompensas que van más allá de lo monetario hoy es un tema ético para las empresas, y además, “hoy las compañías también se han dado cuenta de la importancia que tiene el salario emocional para el cumplimiento de los objetivos del negocio”, postula Correa. Y agrega que “si las personas están felices, motivadas y contentas en el trabajo, el resultado es que tú como empresa vas a tener menos rotación y mayor productividad”.
En relación a cómo las compañías están asumiendo la realidad del salario emocional, Correa cree que si bien falta camino por recorrer y hay un desafío pendiente, las empresas hoy en Chile están transitando hacia el objetivo correcto. “Si hacemos una comparación con hace 10 años, la realidad es completamente distinta. Estamos en otro escenario donde están valorando la relevancia que tiene la preocupación por sus trabajadores”, concluye.
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