Unión Europea: claves del acuerdo de 750.000 millones de euros para la recuperación post coronavirus

Como “una de las definiciones más difíciles de enfrentar en la historia reciente de la UE”, catalogó Deutsche Bank el acuerdo alcanzado que sellaron los líderes del bloque europeo, tras una maratónica reunión que comenzó el viernes y finalizó recién este martes por la mañana. Finalmente, se decidieron a poner sobre la mesa 750.000 millones de euros (US$857.000 millones), que se desembolsarán entre 2021 y 2023, para apuntalar a las economías en la etapa de recuperación de la pandemia.

“No fue fácil, pero al final nos encontramos”, reconocía Angela Merkel, la canciller alemana que, contrario a lo usual, estuvo del lado más agresivo en términos de la magnitud de la ayuda. El eje que formó con Francia logró conciliar posiciones con los países frugales. “Parco en comer y beber” es la definición del concepto que ganó popularidad en el marco de esta negociación y que hace referencia al grupo conformado por Holanda, Austria, Suecia, Dinamarca y Finlandia. Todas naciones con déficit cercano a cero y con una postura bastante conservadora, que logró imponerse en varias áreas.

La mayor parte del fondo, 672.500 millones de euros, va dirigido a las Facilidades de Recuperación y Resilencia (FRR), al que los países podrán acceder en dos modalidades, una de préstamos por 360.000 millones de euros y otra de transferencias directas, de 312.000 millones de euros. Respecto a este último punto, la Comisión Europea propuso 500.000 millones de euros, Berlín-Paris 400.000 millones y los países frugales 250.000 millones, siendo estos los más cercanos al monto definitivo.

El acuerdo también considera fondos para otras iniciativas comunitarias, los que también se vieron enormemente reducido. Horizonte Europa, para el desarrollo científico, recibirá 5.000 millones de euro en lugar de 13.500 millones; Invest EU accederá a 5.600 millones versus los 30.300 millones; y el Fondo de Transición Justa, vinculado al cambio climático, tendrá 10.000 millones en vez de 30.000 millones. En tanto, el Instrumento de Solvencia propuesto por Bruselas, para ayudar a empresas, se eliminó.

Los países frugales pretendían que la entrega de fondos estuviera condicionada al compromiso de reformas estructurales del solicitante y que en ausencia de ello, otra nación pudiera vetar. Aunque no lograron imponer ese obstáculo, sí se estableció que el país aspirante presente un plan para el uso de los fondos, el cual debe ser aprobado por Comisión Europea y supervisado por el Comité Económico y Financiero.

Los recursos para este fondo de recuperación se conseguirán a través de un endeudamiento sin precedentes por parte de la Unión Europea en su conjunto. Se trata de una emisión de bonos de la Comisión Europea de, precisamente, por 750.000 millones de euros, evitando así que vayan a los mercados por sí solos países como Italia, España y Grecia, que previo a la crisis todavía no lograban estabilizar su deuda. Adicionalmente, se estableció el compromiso de que los países incrementes sus ingresos a través de impuestos verdes.

Aunque menos ambicioso de lo que se pensó en un momento, particularmente en lo que se refiere a transferencias directas, el acuerdo fue bien recibido en el Viejo Continente donde las bolsas abrieron la jornada con alzas superiores al 1%. Aunque el entusiasmo menguó por algunos resultados empresariales, alcanzó para apoyar el alza diario de 1,5% en el cobre, que cerró el día en US$2,9542 la libra. “Consideramos que el acuerdo es bienvenido, lo que respalda nuestra opinión de que la economía europea está bien posicionada para recuperarse del choque Covid”, señalaron en Goldman Sachs, tras conocer los detalles.