Por qué Warren Buffett se está alejando de los bonos catástrofe
Cuando Warren Buffett hizo su junta anual de accionistas hace unas semanas en Nebraska, los inversionistas obsesivamente discutieron todo lo que el Oráculo de Omaha dijo acerca del mercado de acciones y sus planes de sucesión.
Pero otro tema intrigante, enterrado profundamente entre las presentaciones corporativas, fue ampliamente ignorado: Berkshire Hathaway lentamente ha “limitado el volumen del negocio” que tiene en el mundo de las reaseguradoras debido a la “evaluación de la gestión sobre la adecuación de las primas”. En simple, esto significa que Buffett es más reacio a asegurar a la gente contra desastres naturales, porque ya no es rentable.
Los inversionistas y banqueros centrales debieran tomar nota de esto. Un observador casual podría asumir que la medida de Buffett se debe a que los desastres naturales se están volviendo más impredecibles. Después de todo, la semana pasada la Casa Blanca dio a conocer un informe que culpa al cambio climático por el calor extremo, los incendios forestales y las lluvias torrenciales.
Pero en realidad el tema de las reaseguradoras dice más acerca de las distorsiones en las finanzas generadas por la política monetaria súper laxa. La razón por la cual esta industria se ve menos atractiva para los inversionistas inteligentes como Buffett es que un muro de nuevo dinero ha inundado el mercado a medida que los inversionistas buscan retornos. El alivio cuantitativo no sólo ha llevado a los inversionistas a buscar los riesgos corporativos y soberanos; los está llevando a buscar el riesgo medioambiental asegurándose contra pérdidas de eventos como los huracanes.
El mercado de US$20 mil millones para los bonos de catástrofe o “cat bonds”, es un ejemplo de ello. Esos instrumentos, que surgieron por primera vez hace dos décadas, permiten a los inversionistas apostar respecto de si las aseguradoras enfrentarán reclamos de las empresas afectadas por desastres de larga escala, o si las empresas mismas sufrirán pérdidas. Típicamente son emitidos por tres años y, si no ocurre ningún desastre en ese período, los inversionistas en bonos reciben un buen pago; de lo contrario, tienen que pagar.
Cuando estos riesgosos valores aparecieron, sólo los fondos de cobertura especialistas u otros gestores de activos con conocimiento experto en riesgo de desastres se atrevieron a comprarlos, lo cual significa que el mercado era pequeño en comparación con el mundo de las reaseguradoras. Sin embargo, en los últimos dos años ha crecido dramáticamente, con un récord de US$4.750 millones en cat bonds emitidos sólo en los primeros cuatro meses de 2014. Y los inversionistas genéricos han saltado hacia este mercado: el año pasado 4/5 de los bonos fueron comprados por fondos de pensiones y otros grandes gestores institucionales.
En parte, los cat bonds son atractivos porque ofrecen mejores retornos que los actuales ultra bajos rendimientos sobre algunos bonos corporativos. Pero tienen otra característica atractiva: son vistos como “no correlacionados” con otros tipos de activos. Esto es altamente valorado desde la crisis financiera de 2008, cuando muchos mercados cayeron en paralelo, haciendo difícil cubrirse de riesgos.
Pero a medida que los inversionistas han entrado a ellos, ha ocurrido lo inevitable: los rendimientos han caído. El rendimiento promedio en los últimos meses en una canasta de cat bonds se ha mantenido apenas por sobre el 5%, cerca de la mitad del nivel visto hace dos años. De cierta manera esto es bueno: la caída en los rendimientos ayudó a recortar el costo de comprar un seguro para los consumidores en cerca de 15% el año pasado. El hecho de que el sector asegurador esté reuniendo una serie de capital diversificado podría hacerlo más resiliente. Tanto así que Jay Gelb de Barclays Capital dice que el “capital alternativo”, como los fondos de pensiones, podría en los próximos años representar “hasta 30%” de la catástrofe de US$300 mil millones de las reaseguradoras en el mercado inmobiliario, por sobre el 15% actual.
Pero la clave, como siempre, es el riesgo y la recompensa. Muchos inversionistas que se lanzan a la caza de los cat bonds nunca han visto estos instrumentos producir grandes pérdidas; mientras la tormenta Sandy causó daño hace dos años, Florida y California recientemente han escapado a shocks severos. Este sentido de relativa calma significa que los inversionistas parecen poco preocupados acerca de la fuerte caída en los rendimientos. Los experimentados aseguradores como Buffett, sin embargo, piensan que esto es complaciente; para ellos, los retornos han caído demasiado, en esta era de bajas tasas de interés, para justificar asumir el riesgo de catástrofe.
Por supuesto, esto podría significar que Buffett y sus símiles están siendo demasiado conservadores; más probablemente, esto sugiere que los fondos de pensiones podrían enfrentar un shock cuando llegue el próximo desastre. De cualquier forma, es un recordatorio de cómo el dinero fácil puede crear consecuencias inesperadas. Y es un pensamiento aleccionado, particularmente en momentos en que las regiones del Atlántico se preparan para la temporada de huracanes, que comienza en tres semanas.
COPY RIGHT FINANCIAL TIMES
© The Financial Times Ltd, 2011.
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