Una ley de otros tiempos




El proyecto de ley que busca regular a las plataformas electrónicas para el transporte privado, como Uber y Cabify, fue enviado al Congreso. Estas empresas podrán operar si realizan un pago por kilómetro recorrido al Estado, que permita controlar la oferta de servicios de transporte remunerado de pasajeros ofrecida con vehículos que no sean taxis. Los ingresos obtenidos integrarán un Fondo para la Innovación del Transporte Remunerado de Pasajeros, que financiará proyectos que permitan la incorporación de nuevas tecnologías en los vehículos de transporte remunerado de pasajeros con el propósito de facilitar su modernización, entre otros puntos.

Este proyecto es retrógrado. Es lo más parecido a haber tratado, en su momento, de desincentivar el uso del correo electrónico para favorecer al fax. La tendencia del uso de las tecnologías no se puede cambiar con leyes. Estas tecnologías siguen evolucionando, a tal punto que ya existen flotas en EEUU que funcionan sin chofer. Es cierto que los taxistas pagan por un permiso y eso genera una condición desigual, pero no por eso se debe avanzar en una iniciativa de tiempos pasados. También resulta cuestionable que la recaudación de dichos tributos se destine a un fondo para modernizar a los actuales taxistas. En momentos de vacas flacas, parece pertinente revisar bien los proyectos.

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