¿Cómo vacunar?: Más preguntas que respuestas
La invención de vacunas es un logro, nuevamente, de la ciencia y el avance tecnológico. Sin embargo, la seguridad y la eficacia del invento es solo uno de los elementos claves en la estrategia para prevenir el contagio y/o la agudización de la enfermedad para aquellos que se contagian.
Las vacunas son uno de los grandes avances de la humanidad y los movimientos anti-vacuna son una de los peores ejercicios de la libertad en las comunicaciones. Las vacunas han sido transversalmente una manera de hacerle frente a enfermedades que impactan a los más vulnerables. Requieren grandes compromisos y esfuerzos para ser creadas, investigadas, probadas, fabricadas, transportadas, y finalmente utilizadas con grandes poblaciones. Son también un gran negocio con el peligro de ser parte de corrupciones que implican a corporaciones y gobiernos.
A pesar de ello, la posibilidad de tener disponible una vacuna para enfermedades altamente contagiosas y/o mortales es una noticia siempre bienvenida. Las vacunas toman mucho tiempo para desarrollarse y en algunos casos la búsqueda es infructuosa; una de las mejores ilustraciones es el caso del contagio por VIH. Después de décadas, aún no tenemos una vacuna que prevenga el contagio o disminuya su impacto a pesar de tener tratamientos disponibles para su enfrentamiento como una enfermedad crónica.
Las vacunas para enfrentar la pandemia del Covid-19 son continuas y pronto comenzarán campañas masivas con la primera de ellas certificada para su uso en el Reino Unido. La vacuna de Pfizer es la primera en obtener autorización y es parte de una nueva serie de fármacos que funcionan con mecanismos no típicos, pero que se han desarrollado aceleradamente en el curso de este año. Sin embargo, lo que sabemos sobre la vacuna en este momento es lo que las empresas farmacéuticas nos informan a través de la prensa. No tenemos aún reportes de comunidades científicas independientes de las farmacéuticas que las han producido. Es por ello, que, a pesar de dar la bienvenida a la noticia y asumiendo precisión en los comunicados de prensa, tenemos muchas preguntas sin respuesta.
La vacuna de Pfizer está reservada fundamentalmente para países industrializados con alta densidad urbana debido a la alta complejidad requerida en su transporte y mantención en bajas temperaturas. Su acceso estará restringido a países con alto nivel de desarrollo o poblaciones muy privilegiadas en ciertos países que logren implementar la cadena de frío requerida, ya que sólo puede estar sin esa refrigeración en los últimos días. Esto conlleva al peligro de administrar una vacuna que puede no ser efectiva, y las personas vacunadas piensen lo contrario.
El gran experimento
El anuncio de Pfizer cubre a las personas que recibieron dos vacunas entre julio y octubre. Pero no indica cuánto tiempo durará la protección -no sabemos si es mas de tres meses- o con qué frecuencia las personas pueden necesitar refuerzos. Normalmente en Estados Unidos las vacunas no son autorizadas hasta saber si protegen por 2-3 años. Su acelerado desarrollo no asegura a su vez, por lo tanto, saber si nos protege más de una cierta cantidad de meses.
Sabemos que no hay serios efectos dentro de un periodo de seis semanas a dos meses. Pero se desconoce si hay efectos en el mediano y largo plazo. La tecnología y la ciencia avanzaron muy rápido en el desarrollo de estas vacunas, pero es imposible acelerar el conocimiento sobre el efecto de una vacuna completamente nueva en el cuerpo humano en el plazo de un año o dos. Estamos enfrentados por ello a un gran experimento donde la información es escasa.
No sabemos si esta vacuna protege a las personas incluidas en los grupos de más alto riesgo y mortalidad: los mayores de 65 y aquellos con enfermedades autoinmunes. No tenemos los datos desglosados demográficamente. Existe la hipótesis de otras vacunas (Novavax y Sanofi) que si pueden ser más efectivas en el caso de las personas adulto-mayores debido a que utilizan componentes similares a los utilizados para las exitosas vacunas que previenen el herpes zóster.
La comunicación sobre una vacuna que comienza a usarse de modo masivo puede desincentivar la participación de personas en la fase 3 de otras vacunas aún en desarrollo. Es decir, el optimismo exagerado respecto a una vacuna puede impactar negativamente el desarrollo de otras, porque las personas van a querer vacunarse y no estar en un grupo placebo. Recordemos que para que una vacuna afecte a la población de todo el mundo, es imprescindible vacunar un porcentaje significativo en todos los países. No basta competir por la vacunación de un grupo selecto de países. Esto lo reconoce la OMS y la Alianza GAVI que recomienda una repartición equitativa de vacunas en todo el mundo. Es obvio que la dinámica política de muchos países va a impedir esa colaboración en la carrera por demostrar a sus electores que un gobierno en particular se preocupa. Chile está entre los países que invirtió y apostó por ciertas vacunas aún en desarrollo y es parte de la alianza internacional GAVI, pero priorizó el modelo de la competencia primero más que el de la colaboración en la distribución de las vacunas que emerjan.
Parte del estudio de la Fase 3 es conocer la inmunidad y el desarrollo de los anticuerpos, y no sólo si la vacuna puede tener efectos secundarios peligrosos. Aún sabemos poco acerca de, por ejemplo, si los anticuerpos producidos en aquellos que se enfermaron y recibieron la vacuna eran suficientes o no. La invención de vacunas es un logro, nuevamente, de la ciencia y el avance tecnológico. Sin embargo, la seguridad y la eficacia del invento es solo uno de los elementos claves en la estrategia para prevenir el contagio y/o la agudización de la enfermedad para aquellos que se contagian. Debido al gran impacto comunicacional, político, y económico, en el desarrollo de la vacuna, es imprescindible la total transparencia en este desarrollo para que así la vacunación futura de la población sea efectiva.
No va a bastar que algunos se vacunen; se requerirá un esfuerzo nacional en un contexto de crisis institucional severa. Nuevamente, esta es una oportunidad para hacer las cosas bien ante la posibilidad de reducir la devastación de esta epidemia. Pero debemos ser cautos, la expectativa de vacunaciones masivas el primer trimestre del 2021 es aún una voltereta mágica. Para enfrentar la pandemia, lo único que tenemos a mano es la conducta de las personas facilitadas por una estrategia estatal y privada coherente que aprende de los éxitos y fracasos de otros países.
Cifrar todas las esperanzas en un par de vacunas es nuevamente arriesgar la vida de miles. Hay muchas preguntas sin responder y por ello la cautela en la comunicación es esencial, especialmente cuando todo lo que dice la autoridad de gobierno es cuestionado.
* Profesor Universidad de Massachusetts, investigador Universidad de Concepción.
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