¿Podría el Covid-19 ser una enfermedad estacional vinculada al frío y la humedad?
A pesar de que las primeras oleadas del virus disminuyeron a medida que aumentaban las temperaturas y la humedad, y la segunda ola aumentó cuando las temperaturas y la humedad disminuyeron, ese patrón se rompió durante el verano en todos los continentes, cambiando la comprensión de esta enfermedad.
Un tema clave en relación con el Sars-CoV-2 es saber si se está comportando, o se comportará, como un virus estacional como la gripe, o si se transmitirá igualmente durante cualquier época del año. Un primer estudio de modelización teórica sugería que el clima no era un factor determinante en la transmisión del Covid-19, dado el elevado número de individuos susceptibles sin inmunidad al virus. Sin embargo, algunas observaciones sugirieron que la propagación inicial de este coronavirus en China se produjo en una latitud entre 30° y 50° N, con bajos niveles de humedad y bajas temperaturas (entre 5° y 11°C).
Así es como una nueva investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) en conjunto con la Fundación “la Caixa” (de la misma ciudad) publicada en la revista científica Nature Computational Science, aporta sólidas y nuevas pruebas de que el Covid-19 es una infección estacional vinculada a las bajas temperaturas y a la humedad, al igual que la gripe estacional y la influenza.
A pesar de que las primeras oleadas del virus disminuyeron a medida que aumentaban las temperaturas y la humedad, y la segunda ola aumentó cuando las temperaturas y la humedad disminuyeron, ese patrón se rompió durante el verano en todos los continentes. “Esto podría explicarse por varios factores, como las concentraciones masivas de jóvenes, el turismo y el aire acondicionado, entre otros”, explicó Alejandro Fontal, investigador de ISGlobal y principal autor del estudio.
“La cuestión de si el Covid-19 es una auténtica enfermedad estacional cobra cada vez más importancia, con implicaciones para determinar medidas de intervención eficaces”, señaló en un comunidaco Xavier Rodó, director del programa Clima y Salud de ISGlobal y coordinador del estudio. Para responder a esta pregunta, Rodó y su equipo de investigadores analizaron primero la asociación de la temperatura y la humedad en la fase inicial de la propagación del Sars-CoV-2 en 162 países de los cinco continentes, antes de que se produjeran cambios en el comportamiento humano y en las políticas de salud pública, donde se comprobó que las mayores tasas de transmisión se asociaron con temperaturas y humedad más bajas.
Los resultados también muestran que este tipo de clima apoya la considerable contribución de la transmisión del Sars-CoV-2 por el aire y la necesidad de cambiar a medidas que promuevan una mejor “higiene del aire”.
La Dra. María Luz Endeiza, infectóloga pediátrica de Clínica Universidad de los Andes comenta que está totalmente de acuerdo con la investigación, “o sea esto es algo que creo muchos venimos postulando desde que se conoció el mecanismo de trasmisión. Lo que pasa es que inicialmente cuando tu estás en una pandemia el virus circula libremente porque todo el mundo es susceptible entonces se contagian más, o menos de acuerdo también a los factores de la temperatura, de la humedad y del hacinamiento. Pero a medida que la gente esté contagiada y tu logres controlar eso empiezas a tener estacionalidad marcada y la estacionalidad va a ser el invierno, porque es donde tienes las más bajas temperaturas, el hacinamiento y la mala ventilación, como pasa con los otros virus respiratorios”.
Los investigadores también analizaron cómo evolucionaba esta asociación entre el clima y la enfermedad a lo largo del tiempo, y si era consistente a diferentes escalas geográficas. Para ello, utilizaron un método estadístico desarrollado específicamente para identificar patrones de variación similares (una herramienta de reconocimiento de patrones) en diferentes ventanas de tiempo. Una vez más, encontraron una fuerte asociación negativa para ventanas de tiempo cortas entre la enfermedad (número de casos) y el clima con patrones consistentes durante la primera, segunda y tercera olas de la pandemia en diferentes escalas espaciales: a nivel mundial, de países, hasta regiones individuales dentro de los países altamente afectados.
Higiene del aire
Esta estacionalidad podría contribuir de forma importante a la transmisión del Sars-CoV-2, ya que se ha demostrado que las condiciones de baja humedad reducen el tamaño de los aerosoles y, por tanto, aumentan la transmisión aérea de virus estacionales como la gripe. “Esta relación justifica que se haga hincapié en la ‘higiene del aire’ mediante la mejora de la ventilación interior, ya que los aerosoles son capaces de persistir en suspensión durante más tiempo”, afirmó Rodó, y subraya la necesidad de incluir los parámetros meteorológicos en la evaluación y planificación de las medidas de control.
La Drs. Endeiza, jefa del Vacunatorio de Clínica U. de los Andes, explica que una de las primeras medidas que se debe tener en lugares más cerrados es tener a las personas bien vacunadas, y advierte que con el tiempo la inoculación se hará previa a la época del brote, o sea previo al invierno de cada año, como pasa con la influenza.
En cuanto a la higiene del aire, la especialista señala que lo más importante es la ventilación. “En general, las personas en invierno dicen ‘que me muero de frio, que no tengo calefacción”, pero con 15 minutos de mantener la ventana abierta, se logra ventilar la pieza. No necesitas tener la pieza abierta de par en par dos o tres horas”.
Agrega que es un ejercicio que se debe repetir con determinada frecuencia, sobre todo dependiendo de la cantidad de personas que esté en un lugar determinado. “Si es una sala de clases no es lo mismo que el dormitorio propio donde no hay nadie más, pero hay que hacer la ventilación frecuente. ¡15 minutos, cerrar y después en un par de horas tienes que volver a abrir 15 min. y cerrar nuevamente!.
Para los lugares de trabajo sería lo mismo. “Si tu tienes que trabajar en ambientes que están cerrados, tu tienes que decir que cada tantas horas hay que ventilar o que cada tantas horas hay que hacer un recambio de gente. O sea se va a tener que ir poniendo todo eso en invierno para evitar más contagios y exigir las vacunas al día, ya que las personas creen que porque ya se vacunaron está todo bien pero claramente no, los anticuerpos van bajando y uno necesita refuerzos”, agrega.
¿Cuánto falta para que el virus se vuelva estacional?
“Esa es la pregunta del millón, eso es lo que queremos saber todos” comenta Endeiza. Señala que esta situación dependerá de cada país y de cada hemisferio. “En Chile uno podría pensar con mucha ilusión que a partir del próximo año (el virus podría ser estacional),pero el problema es que somos países comunicados, entonces ahora viene el verano y ya se demostró que el año pasado fue un gran fuente de nuevas variantes traídas desde el exterior”.
Lo importante es que las autoridades tengan la situación bien controlada, añade la experta. Pero “se ve difícil todavía que a lo mejor para el próximo invierno ya sea como: ‘ahora ya está estacional’, por eso es algo muy prematuro para decirlo ahora”.
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