Vacuna Covid combatiría cáncer y alzhéimer; un infectado contagia incluso con mascarilla y en Chile se han detectado dos de las variantes más peligrosas: tres cosas que aprendimos del coronavirus esta semana

Muchos pacientes han reportado mejorías en dolencias crónicas después de vacunarse contra el coronavirus, un efecto, dicen los médicos, no es nuevo y del que ya existe literatura.


1. Inesperado: vacuna Covid podrían combatir cáncer y alzhéimer

La aplicación de cualquier vacuna suele generar efectos secundarios. Pero lo que pocos saben es que también puede generar algunos desconocidos efectos positivos.

Se trata de llamados “efectos no específicos”, y que la actual vacuna para combatir el coronavirus también está produciendo. Existen muchos reportes de pacientes que han reconocido significativas mejoras en enfermedades como el cáncer, dolor crónico, e incluso el alzhéimer, entre otras.

Según relató Joan Wakefield (72) al diario Daily Mail, llevaba seis meses sin poder caminar tras una compleja operación en la rodilla. Sin embargo, tras recibir la primera dosis de la vacuna (AstraZeneca) contra el coronavirus, dijo que se despertó a la mañana siguiente “y el dolor había desaparecido”.

Ignacio Silva, infectólogo y académico de Dirección de Postgrados Facimed de la Universidad de Santiago, dijo en un artículo a Qué Pasa que por ejemplo, “en el caso de la vacuna Pfizer, se ha estudiado desde hace mucho tiempo como prevención y tratamiento de algunos tipos de cáncer y también para otras enfermedades infecciosas como el VIH”.

“El potencial uso de esta tecnología es enorme, y probablemente ahora que se va a generar experiencia y confianza y además, recursos económicos para la investigación en este tipo de vacunas, se puede desarrollar distintas terapias y prevenciones de diferentes enfermedades con esta tecnología”, añadió Silva.

A pesar de los resultados alentadores, Javier Tinoco, infectólogo de Clínica Universidad de los Andes, señala que para determinar con claridad “efectos no específicos”, se necesitará un número muy alto de personas vacunas, y también un seguimiento mayor.

También se diagnosticaron resultados favorables en pacientes con cáncer de vejiga, así como también en menos posibilidades de desarrollar alzhéimer. Esto último según un estudio israelí.

Estos casos demuestran que la inyección para el Covid-19 aparentemente genera que el sistema inmunológico entre en acción y ataque otros problemas de salud.

Pero Silva coincidió con Tinoco. “Hasta ahora todo esto es experimental y no hay ninguna publicación científica o evidencia sólida que respalde específicamente que la vacuna del coronavirus sirve para otras enfermedades”.

Pero la lista de casos mencionados por el artículo del Daily Mail es amplia. Menciona también el caso de personas que sufrían con manchas en los brazos, piernas y abdomen, las que también no existieron más, luego de ser inoculados. Otra situación similar es la de una persona que afirmó que el vértigo, que la mantuvo en vilo durante 25 años, desapareció cuatro días después de la inyección.

O una mujer que afirmó que su marido pudo dormir de buena manera tras 15 años (sufre de trastorno del sueño).

Sheena Cruickshank, inmunóloga de la Universidad de Manchester y citada en el artículo del Daily Mail, cree que la explicación se debe a un fenómeno emocional. “La pandemia ha sido tremendamente estresante y, a menudo, subestimamos el efecto del estrés en nuestro sistema inmunológico”, dijo.

Añadió que el aumento de las hormonas del estrés interfiere con la capacidad de las células inmunitarias para atacar las infecciones, “por eso que tendemos a tener fuertes resfriados o contraer infecciones bacterianas cuando estamos estresados y agotados”.

Este tipo de beneficios inesperados, denominado “efectos específicos”, no es nuevo. Ya en la década de los 70 y 80, el científico danés Peter Aaby encontró que la vacunación masiva contra el sarampión en África Occidental redujo el riesgo de muerte infantil en 33%.

También en la década de los 70, un grupo de científicos rusos descubrió que la vacunación contra la poliomielitis redujo las muertes por gripe y otras infecciones hasta en un 80%.

Así como también, investigadores holandeses y griegos informaron resultados iniciales positivos en personas mayores, al momento de utilizar la vacuna BCG para la infección bacteriana tuberculosis.

2. Un enfermo contagia incluso si usa mascarilla

A medida que se desarrolla la pandemia, crece también la evidencia de la eficacia del uso de las mascarillas para frenar el coronavirus. Científicos y médicos han hecho múltiples investigaciones mostrando que esta herramienta, en conjunto con el distanciamiento social, puede disminuir la propagación del virus.

Sin embargo, cubrirse la boca y nariz no detendría totalmente los posibles contagios que el Sars-CoV-2 podría producir.

El Covid-19 es un virus respiratorio, que se transmite por gotículas que se expulsan cuando se grita, habla, e incluso -en menor medida-, cuando se respira. Son invisibles al ojo humano, quedando en superficies, llegando directamente a otras personas cuando no se mantiene la distancia necesaria, y hasta podrían quedar suspendidas en el aire como el humo del cigarro.

La mayoría de los estudios sobre el comportamiento de los fluidos se han centrado en la propagación del virus en el aire cuando tosemos o estornudamos. Pero una nueva investigación demostró que hablar cerca de una persona es muy arriesgado, ya que el virus puede ser expulsado simplemente al conversar.

La inveztigación fue realizada por científicos de la Universidad de Aoyama Gakuin en Japón, quienes utilizaron humo y luz láser para estudiar el flujo de la respiración expulsada cerca y alrededor de dos personas que conversan en distintas posturas que se encuentran comúnmente en la industria de servicios, como peluquerías, salas de exámenes médicos, dentistas, entre otros.

Los experimentos se llevaron a cabo en una peluquería del Yamano College of Aesthetics en Tokio, con posturas elegidas para simular escenarios típicos de servicio al cliente, incluido el lavado con champú donde un cliente está acostado y el técnico está de pie e inclinado sobre el cliente.

Se utilizaron cigarrillos electrónicos para producir humo artificial con características similares a las gotículas expulsadas por el ser humano. La emanación de esta nube fabricada dispersa la luz de un láser, permitiendo la visualización de los patrones de flujo del aire.

Para estudiar el efecto del habla en la exhalación, se pronunció repetidamente la palabra “onegaishimasu”, un saludo típico japonés en el entorno empresarial, mientras se filmaba la nube de vapor resultante.

Y los hallazgos fueron preocupantes. El estudio publicado en la revista Physics of Fluids muestra cómo, a pesar de usar mascarilla, si se inclina, la nube se desprende de la persona contagiada y cae sobre el cliente que se encontraría abajo, como se muestra en este video.

Una cantidad significativa de contacto cara a cara ocurriría no solo en cosmetología, sino también en la atención médica, consultas al dentista, entre otros servicios que requieran un trato cercano entre dos personas”, indicó Keiko Ishii, autora principal del estudio.

Otro escenario fue si la persona se encontraba utilizando su mascarilla mientras estaba de pie o sentada. En esta circunstancia se vio cómo el humo emanado tiende a adherirse al cuerpo de esta, que es más caliente que el aire circundante y fluye hacia arriba a lo largo del cuerpo.

Sin embargo, también los investigadores se plantearon en la situación de que la persona que estaba atendiendo además de utilizar mascarilla, ocupara una protección facial.

En este escenario, descubrieron que sí era posible evitar que los aerosoles que se filtraban de la mascarilla llegaran hasta el cliente.

“El protector facial promovió un aumento del aliento exhalado. Por lo tanto, es más efectivo usar una mascarilla y un protector facial cuando se brindan servicios a los clientes”, aseguró Ishii.

3. En Chile se han detectado dos de las variantes más peligrosas

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas son las tres variantes más preocupantes del coronavirus que circulan en el mundo: la variante identificada en el Reino Unido (B.1.1.7), en Sudáfrica (501Y.V2) y Brasil (B.1.1.248, también conocida como P.1). En general, además del número que las identifica, las variantes son también conocidas por el lugar en el que se les detectó.

De estas tres mutaciones, dos ya están en Chile. Según el Reporte Circulación de Variantes Sars-CoV-2 en Chile publicado el viernes pasado por el Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, al 25 de febrero de 2021, se han identificado 34 casos de la variante B.1.1.7 (variante británica) y de ellos, 76%, corresponden a casos de nacionalidad chilena. Los 34 casos se distribuyen en las regiones de Antofagasta, Atacama, Valparaíso, Metropolitana, Maule, de Los Ríos y de Los Lagos.

De estos casos, 32 están asociados a personas que llegaron desde el extranjero (casos importados) y contactos estrechos. Sin embargo se han detectado dos casos índices aislados que no tienen antecedentes de viaje al exterior ni contacto con personas que hayan viajado.

“Para la variante P.1, el 30 de enero de 2021 se detectó el primer caso con esta variante en Chile, secuenciada por el Instituto de Salud Pública. Hasta el 25 de febrero de 2021, se han reportado 14 casos con esta variante, de los cuales 11 son de nacionalidad chilena”, dice el documento. ¿Dónde están? Región Metropolitana, de Los Lagos y de Valparaíso. Doce estos casos son viajeros que proceden de un viaje del extranjero desde Brasil y Perú, y dos corresponden a casos secundarios de uno de estos viajeros.

Hasta ahora, de la variante sudafricana, no hay detección en el país.

Jorge Fernández, jefe del Subdepartamento de Genética Molecular del Instituto de Salud Pública (ISP), explica que de acuerdo a la vigilancia que se ha hecho hasta enero, hoy día en Chile circulan varias cepas del virus Sars-CoV-2 pero las que predominan en los últimos meses son las variantes conocidas como B.1.1, B.1.1.33,B.1.1.1 y N4. Esta última se encuentra circulando desde noviembre del año pasado.

La P.1, y la B.1.1.7, se han detectado en viajeros, salvo una muestra y otra de un chileno que sí estaba relacionada con un viajero pero fue un tema de diagnóstico. No se han detectado en la población general pero eso no quiere decir que no están circulando, no se puede descartar que sí estén y por lo mismo hay que estar atentos y seguir haciendo vigilancia, porque no podemos decir que estemos libres”, dice Fernández.

Durante toda la pandemia, dice Fernández, a nivel país se han realizado 1.132 secuenciaciones, 150 de ellos entre diciembre y enero. Del total, alrededor de 750 han sido hechas por el ISP.

Pero Mario Calvo, infectólogo de la Universidad Austral (UACH), dijo en una nota a Qué Pasa que tener más genotipificaciones no tiene un umbral específico en que uno diga que esta información ayuda a tomar medidas que cambien la pandemia, por lo que con ese objetivo es difícil hablar de cantidades y decir si esa cifra es mucho o poco. “No obstante, habiendo secuenciado un porcentaje tan bajo no da la seguridad de tener claridad de las cepas o mutaciones que pueden estar circulando en el país”.

FILE PHOTO: Transmission electron microscope image shows SARS-CoV-2, also known as novel coronavirus
Imagen microscópica del coronavirus.

Miguel Allende, director del Centro de Regulación del Genoma del Programa Fondap y parte del equipo del Consorcio Genomas CoV2 (CGC) coordinado por el Ministerio de Ciencia, dijo en el mimso reportaje que esta cantidad de secuenciación es baja. En la práctica, solo el ISP está realizando estos análisis, el trabajo con el consorcio y las universidades ha sido lento, reconoce.

“Con el número de secuencias que tenemos, no hay ninguna posibilidad de evaluar la prevalencia de las variantes en Chile, sabemos que están, pero no sabemos cuán abundantes son”, añadió.

Por ello, el ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Andrés Couve, señaló a Qué Pasa que están trabajando con investigadores del Consorcio Genomas CoV2, la Sociedad Chilena de Genética, investigadores e investigadoras de universidades de la Región Metropolitana y regionales, el ISP y Minsal, a fin de mejorar la secuenciación.

El objetivo, dijo Couve, “es pasar del 0,12% y acercarnos -mediante una estrategia que establecerá Minsal- a países como Estados Unidos que está a un nivel de un 0,49%. En cuanto a referentes, estamos estudiando el modelo de Reino Unido que se desprende por lejos de la norma de otros países con un 6% de capacidad de secuenciación.

Pero hacer más secuenciación de virus no es una tarea sencilla. Se requiere más equipos y personas capaces de hacer los análisis, porque la máquina -que cuesta varias decenas de millones de pesos- no es solución por sí sola, dijo Vivian Luchsinger, viróloga e investigadora del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.

La científica explicó que es probable que todas estas variantes de preocupación circulen en algún momento en el país. lo que según Javier Tinoco, infectólogo de Clínica Universidad de los Andes,, señala que claramente mientras sigan las fronteras abiertas y se permitan los viajes al exterior y el ingreso al país, hay más riesgo de presentar casos de variantes calificadas como de preocupación por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lo más importante, señaló, es que quienes ingresen al país sigan un protocolo independiente de la nacionalidad y guarden cuarentena cuando lleguen.

“Tenemos más conexiones con Brasil y el Reino Unido que con Sudáfrica, pero basta un solo caso y esos es suficiente para que comience a circular. Por eso, la alerta debe ser permanente. Las tres variantes (británica, amazónica y sudafricana) pueden producir más casos, casos más graves y sobrecarga hospitalaria”, indicó Tinoco.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.