Américo, la serie
El hombre ancla de la cumbia chilena atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera. Aquí, repasa su debut en Lollapalooza, las sensaciones que le dejó su primera biografía, las comparaciones con Luis Miguel y anuncia el comienzo de su proyecto más ambicioso: una serie.
En los casi 35 años que suma su carrera, desde esa primera vez que encaró el escenario del Festival de la Voz de la población Parque Lauca, en Arica, Américo supo imponerse prácticamente a todo: a la pobreza y la soledad, a sus idas y vueltas con el alcohol, también a una incipiente alopecia causada por el estrés al que suele someterse, e incluso a su padre, esa suerte de Luisito Rey made in Arica que robó algunos años de su infancia. Pero hay algo que aún no ha logrado vencer: los nervios previos a cada presentación. Esos veinte o treinta minutos antes de tomar el micrófono, explica Domingo Johnny Vega Urzúa, de 41 años, "son del terror".
—Si bien es cierto que llevo harto tiempo cantando, también espero que ese tiempo sea mayor. Y estirarlo creo que es mucho más difícil que tener un peak. Yo canto y espero hacerlo bien, no ser solamente de estudio, quiero hacerlo bien en vivo. Como estoy pendiente y pensando en ello, el nerviosismo se mantiene.
Quizá esa haya sido una motivación, también, para que 24 horas antes de su debut en Lollapalooza, un desafío tan grande como inesperado, Américo buscara reunirse con Jorge González, probablemente el último ícono de la música popular nacional. En ese encuentro, que se extendió por un par de horas, mientras tomaban once, el exlíder de Los Prisioneros lo notó tenso, acaso preocupado por enfrentar al público de un festival esencialmente rockero.
—Jorge me dijo que estuviera tranquilo, fue muy cariñoso. Me decía: te va a ir bien, porque la mayoría de la música ahí es intensa, todo el rock, lo electrónico, tiene una frecuencia muy pesada, y tú vas a hacer un quiebre. Te lo van a agradecer, la gente que necesita expresarse corporalmente, físicamente, sentimentalmente, lo va a hacer con tu música.
Una selfie de ambos, sonriendo, publicada el viernes 29 de marzo en el Instagram de Américo y un día después en el Twitter de González selló la improvisada arenga.
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La escena se repitió el sábado, a pocas horas de su presentación: mientras conversaba con el equipo y su mánager, Paloma Mami, una de las revelaciones del festival, se acercó, le pidió una foto y le aseguró que su show la rompería. Efectivamente, desde las 20.45, el nacido en Arica comenzó a disipar todas las dudas, incluso las propias, frente a un Lotus Stage colmado.
—No había compartido con un público tan intenso. Fue como descansar sobre el escenario, una experiencia súper fuerte. De hecho, lo conversaba después con los chicos, mientras celebrábamos, y les decía que difícilmente vuelva a participar en una actividad como esta, un Lolla o un festival de esas características. Ahí sí aplico eso de que el chiste repetido sale podrido.
Lollapalooza fue apenas el primero de los varios grandes escenarios que esperan al "Mingo", como lo apodan su familia y su equipo. En los próximos días, además de una gira por Estados Unidos, se presentará en el Festival de Valledupar y en los Premios Heat, en Punta Cana, donde está nominado en la categoría Mejor Artista Sur. El desafío mayor, sin embargo, lo tendrá el próximo 5 de mayo, en los Premios Emmy: está nominado por una canción que hizo para la cadena Telemundo.
Quizás con él, me has de comparar
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Foto: José Luis Muñoz[/caption]
Es martes. En la recepción de Minga Records, el búnker que construyó en calle Juan de Austria, las paredes están cargadas de imágenes suyas y de reconocimientos. Más adentro, en una pequeña sala de reuniones, frente a una mesa circular, destaca una repisa repleta con los trofeos que ha ido acumulando a lo largo de este trayecto. Américo llegó hace cinco minutos y, mientras se sienta en el centro de su estudio de grabación, reconoce atravesar uno de los momentos más lindos de su carrera.
En junio del año pasado, sin ir más lejos, el periodista Mauricio Jürgensen presentó Yo soy Américo, la primera biografía del frontman, donde relata algunos de sus episodios más oscuros: su breve infancia, una detención por vender CD piratas e incluso un intento de suicidio.
—¿Cómo fue la experiencia de abrirte a hablar esos temas?
—Quería dejar testimonios para desprenderme de ciertas experiencias. Hace bien desahogarse, compartir, sobre todo con el público. No me considero un ejemplo o un referente, pero ya que no existen manuales de cómo enfrentar esta vida artística, lo que significa cuando te subís a esta ola de la exposición y de volverte popular, a lo mejor sí le puede servir a alguien, porque son experiencias bastante fuertes.
El proyecto data originalmente de 2009. En ese entonces, Américo contactó a Jürgensen con la idea de hacer un texto de bolsillo, en primera persona, que se pudiera vender en los quioscos. Pero, tras seis meses de trabajo, todo quedó en stand by. Recién en 2017, el cantante se decidió y cambió el foco: ahora quería un libro más contundente, que relatara mejor su historia, que fuera atemporal, casi como ver una serie.
—Mi mamá me retó, me decía: pero cómo se te ocurre hacer un libro de estas características y siendo tan joven —confiesa, riendo—. Y, bueno, le dije que no quería esperar a estar mayor, no sé, deteriorado, o que viniera alguien y lo contara por mí. O peor, que me pasara algo y ya no estuviera. Mejor lo hacía ahora y era testigo, en total conciencia y todo.
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Foto: José Luis Muñoz[/caption]
—¿Quedaste conforme con el resultado?
—Muy conforme. Es un libro súper positivo, que me devuelve a mí la posibilidad de tener al artista en control, de estar a la cabeza. También el final, que es lo que rescató Mauricio, me encanta. La primera vez que lo terminé de leer fue en Miami, la casa estaba vacía. Estábamos con la Pepa sacando maletas y, de repente, me senté, me puse a leerlo en el iPad y las lágrimas brotaron... Imagínate: todo lo que estaba contando allí, y yo ahora en otro escenario, en Miami, enfrentando otras cosas.
—Tu historia guarda algunas similitudes con la de Luis Miguel...
—No tan extremo —se ríe—. Pero hay cosas que me llaman la atención y en las que me veo reflejado: cantando de niño prácticamente, postergando algunas cosas, jugando a ser grande antes de tiempo, cosas así. Mi papá no es tan terrible como el padre de Luis Miguel, eso sí. Y si en algún momento nos separamos, y me quiere ir a ver como para reencontrarse, no va a llegar con una pata de jamón, va a llegar con una pata de pollo. No le da pa'l jamón serrano a mi viejo, jajajá. Yo creo que va bajando geográficamente: tenemos a uno groso que le ocurrió lo mismo, que es Michael Jackson, donde había otro tipo de abusos y un papá más fuerte; después viene Luis Miguel y, después, bien humildemente, vendría yo.
No creo ser mejor; fui diferente, nada más
En las primeras páginas de Yo soy Américo, Jürgensen reflexiona sobre la figura del cantante: "Creció y no solo porque es una de las personas más trabajólicas que haya conocido en mi vida, sino también por una mirada empresarial de su carrera que tienen muy pocos artistas en este país".
Américo se hace cargo:
—Es la que se debe tener en todo trabajo. El hambre de hacer cosas, de vivir experiencias profesionales. Me voy a seguir embarcando. No quiero quedarme con el "podría haberlo hecho" o el "tuve la oportunidad y no lo hice".
En ese sentido, esta semana fue clave. El pasado jueves, el vocalista viajó a Ecuador para cumplir con sus presentaciones y, también, comenzar a definir los plazos de su proyecto más ambicioso: una serie. Con la cabeza puesta en ese objetivo, ha devorado cada una de las biopics y documentales que se han estrenado en los últimos meses. De Luis Miguel, Amy Winehouse y Whitney Houston, dice. Manejó la opción de que fuera película, pero se decantó por una serie, porque quiere algo más completo.
—¿Cómo nace la idea de hacer una serie?
—Primero, porque se necesita contenido para las plataformas de streaming, por eso están tan de moda las series de artistas, o las series con varias temporadas. La gente consume demasiado rápido y se abren posibilidades y, segundo, por el libro: cuando tú lees el libro, te queda esa sensación de que tengo todo avanzado, te lo vas imaginando y ahí es donde aparecen personas que se interesan y te ofrecen la oportunidad. Ya está la carne, que es lo que llama la atención, y estarían los focos de distribución, de exposición, que serían las plataformas.
—Ya tienes al director...
—Sí, Dwight Gregorich -realizador cubano que vive en Ecuador- me presentó un avance del guion, lo trabajó súper rápido y me gustó. Fue el primero que se manifestó, además haciendo el ejercicio, no se quedó solo con la típica conversación. El tipo lo hizo y funciona bien.
Respecto del tema de la plataforma, Américo dice estar manejando las alternativas, pero le gusta lo que ha hecho últimamente Amazon Prime Video. Le interesa que sea de fácil acceso.
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Foto: José Luis Muñoz[/caption]
—¿Has conversado con algún actor para que te interprete?
—Fernando Godoy me gustaría. Venimos del norte, es medio morenito, chico. Se me viene a la mente porque es tremendo actor y la gente lo quiere mucho. Pero después no sabría quién puede ser. Me encantaría en algún momento participar a mí, vivir la experiencia de poder actuar, no me lo perdería por nada. Pero sí, las otras etapas de mi vida, no sé, capaz que aparezca una figura nueva, en la parte de niño un chiquitito encantador que se robe la película. Fernando estaría como en la parte de los 90, sería buenísimo.
—Tu papá reveló que le daría miedo verse convertido en el "Luisito Rey chileno". ¿Lo conversaste con él?
—Sí, después lo hablé. Y, conociendo a mi papá, como polilla que es, porque le gustan las luces mal, hasta creo que le simpatiza la idea de ser 'Luisito Rey' -dice, riendo-. Fue un protagonista en mi vida artística y no puede no estar. Habría que buscarle un buen actor, que lo represente, porque es súper auténtico, bien morenito, gordito, con sus tuercas en las manos, con sus cadenas de oro, muy llamativo. Hay que buscar a alguien que lo pueda interpretar bien.
—¿Y van a salir las poleras de "Te odio, Melvin"?
—Jajajajá, sería notable.
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