Hernán Larraín Matte, presidente de Evópoli: "José Antonio Kast todavía es una noticia en desarrollo"

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Con la ambición de construir una derecha liberal atractiva, reformista, que empuje a Chile Vamos al centro político, el presidente de Evópoli analiza aquí el fantasma de moda: el populismo en el mundo, y dice qué deben hacer ellos, los jóvenes del oficialismo, para detener esa amenaza. Lea usted.


Es una invitación osada, sí. Pero no es nueva. Las ganas de la derecha de seducir al mundo democratacristiano es un anhelo antiguo. Lo nuevo es que los guiños, los coqueteos, ahora vienen de la mano de Evópoli.

No es solo una invitación amistosa, es parte de un diseño estratégico: correr el cerco de la derecha tradicional para dar viabilidad a una centroderecha liberal y reformista.

Quizás de ahí la idea de invocar el modelo de la Concertación: los acuerdos, la amistad cívica y levantar la bandera de la gobernabilidad como un atributo propio.

Hernán Larraín Matte, presidente de Evópoli, sabe que en el camino hay amenazas nublando el horizonte. Una de ellas tiene nombre y apellido: José Antonio Kast, a quienes muchos apuntan como un ícono de lo que se llama el "nuevo populismo".

Pero Larraín Matte está centrado en el presente, en el aquí y el ahora, y como presidente de uno de los partidos de Chile Vamos se muestra más que optimista. "Yo veo a un gobierno y a su coalición dándole gobernabilidad a Chile. Tenemos una carta de navegación, un programa, una visión de sociedad, que es reformista, que es social, que tiene una cuestión económica potente al frente", sostiene.

Se habla de una ausencia de relato del gobierno. ¿Es una crítica injusta?

Hay un relato. Es el relato de los acuerdos, de gobernar para todos los chilenos. El relato es, de alguna manera, la herencia de lo que fue la Concertación. Es la posibilidad de darles un espacio político a muchos chilenos a través de reformas que los beneficien a todos. Los últimos 30 años han significado una transformación muy potente de la clase media. Los valores del esfuerzo, del mérito, del trabajo, el emprendimiento y la seguridad de los sectores medios hoy están enraizados en la centroderecha.

¿Y por qué será que la gente les está restando apoyo?

Hay un proceso natural en los segundos años de gobierno, cuando ya pasó la efervescencia y se terminó la luna de miel... Pero lo importante es que este gobierno, teniendo este 36% de apoyo, sea consistente con su carta de navegación. También ocurre que no existe una oposición clara. Hay un gran desorden en la centroizquierda. Entonces, tampoco se configura un proyecto alternativo con el cual contrastarlo. Este es un equipo de fútbol que está jugando contra sí mismo.

Y en esa cancha, ¿la autocomplacencia puede ser peligrosa, no?

Sin duda. Tenemos que redoblar los esfuerzos para que en este segundo año saquemos adelante la agenda legislativa y mantener la cohesión que hemos tenido como coalición. Esa es una cuestión muy potente y muy nueva en la historia de la centroderecha.

Tan importante como las reformas es que la ciudadanía sienta que le están cumpliendo las promesas. ¿Cómo siguen sumando a esa mayoría que votó por ustedes?

En lo concreto, el país está creciendo. Hay una preocupación central por la clase media y por gobernar para todos. Parte del proyecto de Chile Vamos es ser un proyecto de unidad nacional. Y esto es interesante, a propósito de la reflexión sobre los populismos que gobiernan solo para algunos y tienen posiciones más extremas. Nuestro proyecto tiene una vocación de centro, moderada, que busca consensos, que recuerda la transición, que recuerda a figuras como Patricio Aylwin.

Populismo

¿Hay espacio para los populismos de derecha en Chile? ¿O ustedes podrían contener el surgimiento de sectores más ultra?

El populismo es un fenómeno global, complejo. Por lo tanto, hay que ser prudentes respecto de diagnósticos finales. Frente a la debilidad de las instituciones tradicionales de la democracia representativa -dígase Congreso, partidos políticos- emergen líderes mesiánicos, aventuras personales, que en forma muy simple y efectista dicen tener todas las respuestas.

¿Ves asomarse aquí ese fenómeno?

Yo creo que en Chile eso está empezando a darse. Hay elementos. Cuando uno observa a José Antonio Kast y su movimiento Acción Republicana, se observa a un grupo que quiere gobernar con sus ideas de derecha, que entiende al mundo en blanco y negro, que critica al gobierno de Sebastián Piñera, porque lo considera débil, lo considera poco de derecha. Bueno, ahí hay una cuestión que hay que observar con mucho rigor.

¿Pero Kast es una amenaza real o una amenaza un poco inflada?

Yo creo que Kast todavía es una noticia en desarrollo. Hay muchas definiciones que ellos tienen que tomar. ¿Van a ser un partido político o un movimiento? ¿Quieren ser parte de Chile Vamos o no? ¿Es un proyecto presidencial o más colectivo? Nuestro foco no está ahí. En Evópoli tenemos la vocación de gobernar para todos y no para algunos; de hacerlo con rigor y con buenas políticas públicas, y no con eslóganes. Por eso, yo espero que Chile Vamos busque su identidad en ser un proyecto más centrista, como lo es Evópoli.

Pero a la hora de la verdad, no son ustedes los más influyentes en la coalición. Es la UDI…

Pero la UDI está dentro de Chile Vamos... Y esta es una coalición que tiene una vocación democrática, con un proyecto social, centrista, que busca acuerdos. La UDI es parte de esta coalición. No la veo buscando ser parte de una extrema derecha.

¿Qué está representando José Antonio Kast? ¿Qué puede recoger?

No lo sé. No soy un analista de José Antonio Kast. Mi rol es ser líder de Evópoli.

Pero es parte de la discusión política cuál es la derecha que se va a instalar en Chile...

Es que la derecha que está instalada en Chile es la que hoy está gobernando y que está avanzando en el desafío de mantener una sintonía con la ciudadanía para poder proyectar este gobierno. O sea, si me dices ¿en qué está la centroderecha?, yo te digo está gobernando.

¿Y Evópoli ha logrado marcar algún sello en este gobierno?

Evópoli ha ido consolidando un lugar. Había un mundo huérfano de una centroderecha más liberal que hoy encuentra expresión. También hay un sector que quedó huérfano de la Concertación y que hoy día ve en Evópoli un espacio. Somos un proyecto reformista, con un foco social potente, con un sueño de justicia liberal. Y en relación a Chile Vamos, Evópoli le ha dado diversidad a una coalición que era más bien homogénea.

¿Existe hoy una derecha liberal?

No estoy diciendo que la centroderecha sea liberal. Digo que hoy es más moderna, más abierta, más reformista, no le gusta tanto el statu quo. No es solo economicista, también tiene un proyecto social.

Si lo vemos encarnado en líderes con proyección presidencial, ¿qué derecha representaría un Joaquín Lavín?

Lo primero es reconocer que Lavín es un gran alcalde y probablemente es el candidato presidencial de la UDI. Pero Evópoli es un proyecto distinto a lo que representa Joaquín Lavín. Nosotros creemos, con mucha fuerza, en un proyecto político con un ideario liberal, con un sueño de justicia. Y lo que estamos haciendo es colaborar para que Chile Vamos dé gobernabilidad al país. Y como dijo Ena von Baer, de alguna manera, Chile Vamos recibe un cierto legado de la Concertación.

Ricardo Lagos Weber dijo que "el vestido les queda grande" en relación a arroparse con lo que fue la Concertación…

Bueno, a Lagos Weber habrá que preguntarle qué proyecto están construyendo ellos y a qué mundo representan. Porque la verdad es que en la centroizquierda uno ve desorden, fragmentación y una incapacidad de tener un diagnóstico común. Yo creo que la centroizquierda chilena tiene el desafío de elaborar un proyecto político competitivo al de Chile Vamos, porque, de lo contrario, los demócratas vamos a ser desafiados por los populistas.

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HERNAN LARRAIN MATTE

Foto: Mario Téllez / La Tercera[/caption]

Morir con las botas puestas

Las sociedades son distintas, pero hay algunos mínimos comunes: por ejemplo, sentimientos de rabia, exclusión, permiten que florezcan populismos. ¿Aquí existen elementos preocupantes?

Hay que reconocer que los populistas logran un diagnóstico respecto de un cierto fracaso de las democracias representativas. Eso lo debemos leer con atención. Y lo digo porque observo una cierta autocomplacencia de los demócratas respecto de lo que está ocurriendo. Nosotros -los que somos demócratas- debiéramos estar preocupados, urgidos, por ese fenómeno. Hay una pega que no estamos haciendo bien.

¿Y cuál será?

Mi impresión es que si nos entrampamos en debates que no son capaces de sintonizar con las aspiraciones de las clases medias, los demócratas vamos a perder. En Evópoli estamos leyendo el fenómeno del populismo para entender que la democracia está sometida a un examen muy, muy profundo.

¿Cómo establecer sintonía con una ciudadanía que se siente tan lejos de la política?

Primero, siendo consistente y coherente con lo que propones. Pero también hay que hacerse cargo de la dicotomía de los dos Chile: hay un mundo que se relaciona con un Estado que le da salud, educación y seguridad mediocre; y hay un pequeño mundo, una élite, que tiene seguridad privada, salud privada, educación privada. Ahí hay un fracaso del Estado y de la política. Ahí hay una gran labor por hacer.

Algunos dicen que hay un malestar en la sociedad. Si usamos las redes sociales como un espejo, vemos que un tuit de José Antonio Kast saca a Jorge Baradit de un acto en la Teletón y logra generar un clima de bastante odiosidad. ¿Qué hacen ustedes? ¿Es mejor guardar silencio?

Nosotros creemos que la política se hace con diálogo y no con ataques. Se hace debatiendo y no insultando. No compartimos esas posiciones extremas que polarizan el debate y que generan que muchos ciudadanos enrabiados se insulten. Desde Evópoli no queremos alimentar esa rabia ni caer en las descalificaciones. Estamos por hacer una política propositiva, dialogante. No vemos el mundo en blanco y negro.

¿El camino es solo diferenciarse o habría que tener una actitud más activa frente al populismo?

Un proyecto democrático, reformista, no debe alimentar las pasiones del conflicto, sino persuadir a través del diálogo. Eso nos exige esforzarnos el doble. Claro, puede ser poco sexy escribir un documento de 10 páginas sobre el desafío que implica el cambio climático para Chile. Pero junto con ser un partido serio, Evópoli debe intentar también ser sexy y atractivo para los ciudadanos.

Difícil misión ser serio y sexy a la vez…

En las próximas elecciones, la gente va a buscar proyectos políticos serios. Puede parecer perno lo que digo, pero yo prefiero ser perno y morir con las botas puestas, con nuestras convicciones, que regalarme a la tendencia fácil del populismo.

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