Fue el año más complejo de su larga trayectoria en las políticas públicas. Desde que fue nominado por el Presidente Boric en enero pasado, el ministro de Hacienda, Mario Marcel (63), ha tenido que desplegar toda su destreza política en diversos temas y episodios marcados por los efectos de una economía desbalanceada, la crisis política, la necesidad de avanzar con el programa de gobierno y las pujas con el alma más dura de la coalición oficialista.
Si bien exautoridades de Hacienda y expertos aprueban el primer año del ministro cercano al socialismo, reparan en el cúmulo de temas y capítulos en que ha tenido que ceder para no perder su capital político y manejarse en el complejo juego del poder. “En términos políticos, Marcel logró muchos puntos durante este año. No se sacó el terno de economista o tecnócrata y, al mismo tiempo, se transformó en un político de fuste”, reflexiona el director de Criteria, Cristián Valdivieso.
“Fue un acierto haberlo nombrado en Hacienda. Desde fuera da la sensación que tiene todo el apoyo del Presidente Boric”, complementa el exministro de Hacienda, el socialista Manuel Marfán. Algo similar opinaba en octubre el exministro Ignacio Briones, quien, crítico de los seis meses del actual gobierno, decía que Marcel era “un sostén fundamental para esta administración”.
Control exitoso del gasto fiscal
Se trata de su mayor especialidad y donde tiene la mayor parte de sus pergaminos. Para muchos, Marcel conoce cada vericueto de cómo funciona el Estado y cómo se gasta el Presupuesto Nacional. Este año no solo ajustó fuertemente el gasto fiscal, tal como estaba programado en la Ley de Presupuesto, sino también logrará culminar el año con un superávit fiscal, tras terminar el 2021 con un histórico déficit de 7,6%del PIB, gatillado por las ayudas del Estado a raíz de la pandemia.
“Ha sido el mejor ministro de este gabinete de este año, sin duda, y logró moverse en un ambiente complicado. Con el manejo del gasto fiscal marcó una señal muy importante en el sentido de no profundizar los problemas de inflación que tuvimos. Si hubiera subido el gasto, habría sido un ‘papelón’, tal como ocurrió en 1998 con la crisis asiática. Es lejos el logro más importante de su primer periodo”, dice el exsubsecretario de Hacienda Alejandro Micco.
Felipe Larraín, exministro de Hacienda, coincide y reafirma que su principal logro es el manejo responsable de la política fiscal, reflejado en el control del gasto público. “El ministro cumplió con el fuerte ajuste presupuestario que contemplaba el Presupuesto 2022, aprobado bajo el gobierno anterior, y no gastó los recursos extraordinarios que recibió. A continuación, hizo un presupuesto con un crecimiento moderado del gasto para 2023 (alza de 4,2%)”, dice Larraín, quien destaca las indicaciones a la ley de responsabilidad fiscal que incorporan cláusulas de escape, crean por ley una regla dual (con metas de déficit y deuda) y fortalecen al Consejo Fiscal.
“En general, Mario Marcel ha dado tranquilidad a los mercados respecto de una conducción fiscal responsable, pese a las presiones que normalmente enfrentan los gobiernos por mayor gasto, especialmente en años electorales, como lo fue 2022″, añade Larraín.
El sucesor de Larraín en Hacienda en 2019 opinaba lo mismo sobre Marcel: “Mostró resiliencia, convicción y juego de piernas para hacer lo que tiene que hacer cualquier ministro de Hacienda, que es manejar la billetera fiscal con mucha responsabilidad, siempre entendiendo que esa plata es de todos los chilenos”, decía Ignacio Briones en octubre a Pulso.
El apoyo a la nueva Constitución
Si bien sus posibilidades de ir en contra de la decisión del Presidente Boric y de Apruebo Dignidad de apoyar la nueva Constitución que fue rechazada en septiembre pasado eran nulas, su prematura y categórica inclinación al texto legal despierta dudas entre las exautoridades de Hacienda y expertos. “En general, en los temas económicos gran parte de los nudos que estaban planteados para la nueva Constitución se han ido resolviendo, y muchas de las cosas que aún pueden quedar pendientes se van a resolver con las normas transitorias”, dijo el ministro en junio de este año al anunciar su inclinación por el Apruebo.
Para Alejandro Micco, la situación en que se encontraba Marcel era muy compleja, luego de la arremetida tan profunda de Boric y el gobierno. “El gobierno se la empezó a jugar muy fuerte en apoyar la nueva Constitución entonces y era difícil hacer otra cosa. Sin embargo, podría haber sido más cauto en lo que dijo, más suave en su apoyo. Ese fue su momento más flaco”, precisa el exsubsecretario de Hacienda.
Sin embargo, Cristián Valdivieso, de Criteria, matiza la arriesgada apuesta de Marcel con la nueva Constitución. “Se ha logrado convertir en un animal político y ha tenido que transar cosas. La historia juzgará si su apoyo al cambio constitucional fue prematuro y demasiado incondicional, pero entonces no le quedaba otra salida, ya que el gobierno estaba muy jugado”, reflexiona Valdivieso.
En la misma línea, el exministro Manuel Marfán cree que el apoyo a la nueva Carta Magna no fue un “paso en falso” de Marcel y estima que el episodio le permitió ganar capital político necesario para avanzar en otros temas. “Hay que entender que los cargos de ministros de Hacienda son técnicos y también políticos. Boric también apoyó la nueva Constitución, ¿Marcel tendría que haber hecho algo distinto a eso? Creo que no”, piensa el exministro del gobierno de Eduardo Frei.
El complejo camino de las reformas
Luego de evidentes retrasos en su cronograma, el ministro envió las reformas tributaria y de pensiones al Congreso, los mayores cambios económicos prometidos por el gobierno. Si bien las reformas fueron “suavizadas” respecto del programa original de primera vuelta, teniendo en cuenta la debilidad del oficialismo en el Congreso, los proyectos aún están lejos de tener consenso en temas clave. Muchos creen que Marcel debió ceder a las presiones de su flanco más izquierdo y enviar reformas que le generan incomodidad.
Para Valdivieso, Marcel tuvo que ceder a sus convicciones, especialmente en el proyecto de reforma previsional. “No creo que esta reforma previsional sea la que más le gusta. Tengo mis dudas de si Marcel está tan convencido en haberle entregado tanto poder al Estado en esta reforma previsional”, sostiene.
“Hay que entender que Marcel tiene que ceder en algunos temas para mantener apoyo político de su coalición. Le permite negociar. Este gobierno ha hecho reformas que después sabe que va a tener que modificar, pero que le da un poco de espacio para moverse en un contexto complejo y una coalición que tiene dos almas muy marcadas”, afirma, su vez, Alejandro Micco.
Más categórico es el exministro Felipe Larraín, quien cree que lo más negativo de la administración de Marcel es el diseño de las grandes reformas estructurales. “Es claro que lo que se presentó al país sigue de cerca lo comprometido en el programa de gobierno, con mucha carga ideológica y aspectos técnicos muy discutibles (...) Hubiese esperado que salieran de Hacienda proyectos más moderados, especialmente después del resultado del 4S, menos dañinos para la economía, para el funcionamiento del mercado de capitales y para el empleo”, sentencia Larraín.
El frustrado quinto retiro
En abril, y en un intento por aplacar la ofensiva parlamentaria por empujar un popular quinto retiro desde los fondos de pensiones, el gobierno envió un proyecto de retiro acotado para pagar deudas. Sin embargo, ambos fueron rechazados por el Congreso, lo que se convirtió en una soterrada victoria para el ministro de Hacienda, quien logró sacar de la agenda política de este año (recién se podría intentar otro retiro en abril de 2023) un nuevo desahorro de los fondos de pensiones. La jugada de Hacienda se generó en medio de un complejo escenario, dado el apoyo entregado en 2021 por Apruebo Dignidad y el propio Presidente Gabriel Boric a los anteriores retiros.
“Aunque es una noticia en desarrollo, Marcel logró instalar y ordenar una coalición que dejó hablar de los retiros desde los fondos de pensiones este año”, apunta Cristián Valdivieso, de Criteria.
“Todo lo que sucedió con el frustrado retiro de los ahorros previsionales fue una ‘carambola’ que al final salió bien para el gobierno”, añade Alejandro Micco.
Triunfo con el TPP11
Luego de un año de tiras y aflojas entre las dos almas de la coalición de gobierno por la aprobación del denominado TPP11 (tratado de integración económica plurilateral en la región de Asia Pacífico), el ministro Marcel logró silenciosamente convencer al Presidente y a gran parte del gobierno de avanzar con el tratado de libre comercio. De paso, también infligió una dura derrota a las posiciones más identitarias del frenteamplismo y del subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, José Miguel Ahumada, quien había puesto una serie de cortapisas a la aprobación del tratado. El Presidente Boric depositó el TPP11 esta semana, luego de ser aprobado por el Congreso en octubre pasado.
Fuentes cercanas a Hacienda confidencian también que hubo intentos frustrados de Marcel por sacar a Ahumada de su cargo. “Marcel salió muy ganador en esta puja por llevar adelante el TPP11. No logró sacar a Ahumada, pero sabe elegir las batallas que dar y no dar”, añade la misma fuente.
“Más allá de que no hay grandes cambios con el TPP11, su aprobación la veo como una señal importante. El mayor aporte al crecimiento y la inversión que puede hacer Marcel es mandar una señal muy fuerte a su coalición de gobierno y a todo el aparato público. Es muy importante que muestre una posición muy fuerte e intransigente ante la importancia del crecimiento y de la inversión, entendiendo que se vienen tiempos difíciles con la recesión”, estima Alejandro Micco.
“La evaluación (de Marcel) es mixta y pendiente en parte importante. Bien en lo fiscal, pero al debe especialmente en valorar e impulsar el crecimiento económico y en el diseño de las reformas estructurales. Al final, su evaluación va a depender de cómo salgan las reformas tributaria y de pensiones. Si logran reencauzarse y moderarse, y si logra recuperar el crecimiento del país, puede salir bien parado”, concluye, a su vez, Felipe Larraín.