Es ampliamente conocido que la relación que tienen los niños con sus padres influye considerablemente en el desarrollo de sus habilidades emocionales.
Si bien, los adultos responsables pueden cometer errores en la comunicación como cualquier ser humano, estos deben tener cuidado a la hora de expresarse hacia sus hijos, ya que sus palabras pueden tener efectos en ellos, a pesar de que en ciertas ocasiones se piense lo contrario.
Así lo aseguró la neuropsicóloga formada en Harvard, Julia DiGangi, quien también es autora del libro Energy Rising: The Neuroscience of Leading with Emotional Power (Harvard Business Review Press, 2023).
En sus palabras, “para criar hijos emocionalmente inteligentes, los padres deben hablarles de forma emocionalmente inteligente”.
Frente a esta situación, escribió un artículo para CNBC en el que enumeró tres frases que los progenitores que educan a niños con alta inteligencia emocional nunca les dicen.
Y junto con ello, sugirió qué decirles en vez de estas oraciones.
1. “¿Por qué no puedes estar más motivado?”
La especialista aseguró que cuando los niños presentan dificultades para realizar ciertas tareas o actividades, no es porque ellos deliberadamente quieran cometer errores, sino que más bien, es porque les complica conseguir los resultados que se espera de ellos.
En este sentido, precisó que “el problema no es su motivación”, además de que muy probablemente haya una desconexión entre “tus expectativas como padre y sus capacidades”.
DiGangi dijo que en vez de apelar a su motivación en frases como la expuesta en el primer subtítulo, se debe expresar curiosidad por las actividades que sí le motivan y en las que tiene mejores habilidades.
Por ejemplo, en lugar de preguntarle por qué no está motivado por leer libros, se le puede consultar: “Veo que te gustan mucho los videojuegos. Me encantaría saber qué te gusta tanto de ellos, ¿quisieras compartírmelo?”.
2. “¿Por qué no me escuchas?”
La neuropsicóloga de Harvard enfatizó que “los cerebros de los niños están programados para explorar el mundo basándose en su propia identidad, no en tus creencias sobre quiénes deberían ser”.
Bajo esa premisa, subrayó que escuchar lo que ellos plantean es un elemento crucial, por lo que si se está en medio de un desacuerdo, lo mejor es plantearle: “¿Te he escuchado?”.
“Los padres emocionalmente inteligentes no buscan la conformidad de sus hijos, sino la conexión. Ellos necesitan saber que usted está dispuesto a escuchar la verdad de su experiencia”, manifestó DiGangi.
3. “¡Estás siendo muy irrespetuoso!”
Un escenario frecuente tanto con niños como con adolescentes, es que se genere una discusión a partir de que no cumplan con sus deberes, ya sea del hogar o de la escuela.
Ahí, es habitual que surja la frase expuesta en este subtítulo, la cual califica a los jóvenes con el adjetivo de “irrespetuoso”.
Sin embargo, la especialista de Harvard dijo que usualmente ve en su consulta que ellos aseguran que no es que no les tengan respeto, sino que más bien, les cuesta realizar ciertas actividades.
Por lo tanto, ante la presión de los padres, tienden a responder a la defensiva, para así sumergirse en una incómoda conversación en la que participan ambas partes.
En vez de decirles dicha oración, DiGangi destacó que “el enfoque emocionalmente más inteligente ante el temor de que su hijo no le respete consiste en formular preguntas concretas y sin prejuicios, y después afirmar explícitamente su disposición a escuchar”.
A modo de ejemplo, se le podría decir: “Vi que te sacaste un rojo en la última prueba de matemáticas, ¿estarías dispuesto a hablar de ello? Solo quiero que me cuentes tu experiencia”.
De esa manera, según la experta, se puede evitar caer en una discusión en la que todos terminen alterados.
“Cuando surgen grandes emociones, es natural querer controlar los sentimientos de tu hijo diciéndole que se calle, que se calme o que escuche con más atención. Pero como padre, tu trabajo no es controlar las emociones de tus hijos, sino dominar las tuyas”, sentenció DiGangi en su artículo para el citado medio.