Este martes se ratificó la condena de 33 años de cárcel para el abusador serial que ofrecía supuestos empleos para mujeres en Madrid (España), pero que en realidad, se trataba solo de un montaje para agredirlas sexualmente.
El criminal publicaba avisos en una aplicación en línea para promocionar puestos como camarera en un spa nudista, en los que prometía sueldos de entre 2.000 y 4.000 euros (un salario aproximado de entre 1.9 y 3.8 millones de pesos chilenos).
Una vez que las interesadas escribían, se hacía pasar por alguna de sus dos secretarias que en verdad no existían, para luego derivarlas a una falsa entrevista de trabajo en la que él se presentaba como Óscar, el jefe del supuesto negocio.
No obstante, ese no era su nombre real y en las instancias tampoco se daban conversaciones de temas laborales.
Según informaciones reunidas por El País, se trata de Agustín C. —no detallaron su apellido— y ejercía como ingeniero informático en Valladolid.
Antes de que la policía lo arrestara de manera definitiva para llevarlo desde el tribunal hacia la prisión, este depredador sexual ya había sido detenido cuatro veces.
Agustín C. agredió a al menos una veintena de mujeres en poco más de un año y sus primeros antecedentes registrados son del 2008, afirmaron desde el citado medio español.
Siempre con el mismo modus operandi, en el que una vez que se encontraba con ellas las atracaba a la fuerza, para luego decirles que era un requisito y un desvergonzado “el puesto es tuyo” tras los abusos.
Asimismo, previo a las reuniones, les pedía fotografías de sus pechos, bajo la excusa de que quería corroborar si eran aptas para el supuesto trabajo que nunca existió.
El caso del abusador que ofrecía supuestos trabajos en saunas
La mayoría de las víctimas eran mujeres de entre 19 y 24 años, mientras que muchas eran extranjeras y algunas de ellas se encontraban en una situación irregular en el país europeo.
Llegó a tener hasta 40 líneas de teléfono distintas. Y una vez que las autoridades revisaron su celular, encontraron centenares de imágenes que lo inculpaban.
Las supuestas entrevistas de empleo eran en centros de masaje, hoteles y spas.
“Si no haces esto, no hay empleo ni papeles”, les decía, mientras que una relató que le había dicho que el trabajo se hacía “desnuda y con un antifaz”.
Por su parte, él siempre alegó ser inocente y lloró desconsolado en el momento en que fue detenido por las autoridades.
“El procesado posee una personalidad antisocial, narcisista, en la que destaca su frialdad emocional, egocentrismo y ausencia de empatía hacia las víctimas, con plena capacidad para controlar sus impulsos sexuales”, se lee en la acusación de la Fiscalía, según El País.
A una de las afectadas la agredió en el probador de una tienda de ropa, ubicada en el centro de Madrid, en donde le dijo que quería probar si era “atrevida”.
Otra de las víctimas también contó que le insistió ue tenía que enviarle fotos, a pesar de que ella le dijo que tenía 17 años.
Esos son solo algunos de los testimonios que llevaron a que Agustín C. fuese sentenciado a más de tres décadas tras las rejas, después de que una de las mujeres fuese a una comisaría posterior a que la agrediera en un hotel de la capital española.
Aquella denuncia fue la que dio inicio a la investigación que finalmente se dio por concluida con el acusado como culpable.