Ha sido uno de los temas más comentados durante las últimas semanas. El pasado jueves, agentes del FBI realizaron un operativo en una casa de Dighton, Massachusetts, para así detener al sospechoso de filtrar una serie de documentos clasificados que provenían del Pentágono.

Entre ellos se encontraron papeles de la inteligencia estadounidense que detallaron métodos de espionaje hacia países aliados y posibles escenarios ante la muerte de líderes mundiales como Vladimir Putin (Rusia) y Volodymyr Zelensky (Ucrania).

El uniformado de 21 años detenido por las autoridades, Jack Teixeira, habría compartido los documentos con un reducido grupo a través de Discord, para así informar sobre acciones militares, según explicaron sus cercanos.

Jack Teixeira. Foto: Jack Teixeira / The Washington Post.

Si bien, esta es la última filtración masiva de documentos que ha afectado a Estados Unidos, previamente se han presentado otros episodios que han generado controversia en el país norteamericano, a raíz de actos con fines de denuncia.

Tales situaciones han desatado desde la renuncia de un presidente hasta intensos debates entre países y sectores políticos, tras las revelaciones de distintas personas que han tomado documentos clasificados para compartirlos con el mundo.

Aunque al tratarse de archivos secretos, aquello también les ha traído consecuencias.

Las filtraciones masivas que más han afectado a Estados Unidos

Corría 1971 cuando periódicos estadounidenses como el New York Times y el Washington Post recibieron una amplia cantidad de documentos secretos que provenían del gobierno.

Las más de 7.000 páginas suministradas por un sujeto bajo anonimato fueron llamadas como los Papeles del Pentágono y contenían un análisis de la actividad política y militar del país en Vietnam.

Aquel estudio fue realizado por el Departamento de Defensa y abarcó desde 1945 hasta 1967, parte del periodo en que transcurrió la guerra en dicho sector del sudeste asiático.

Los papeles detallaban que el gobierno tenía conocimiento de que las posibilidades de ganar el combate eran escasas, un acto que no impidió que siguieran enviando soldados para que arriesgaran sus vidas en el campo de batalla.

Guerra de Vietnam, 1965. Foto: Horst Faas / AP.

También se afirmaba que el entonces presidente Lyndon Johnson (1963-1969) había mentido al Congreso y a la ciudadanía al referirse a esta situación.

El primero de los reportajes que abordó esta temática fue publicado por el Times, lo que desató un escándalo en el que el mandatario Richad Nixon (1969-1974) se esforzó en descubrir la identidad de la fuente anónima y solicitó una orden judicial para impedir que siguieran publicando artículos que abarcaran estos contenidos.

Frente a esta situación, la Corte Suprema analizó el caso y finalmente determinó que el reportaje estaba justificado, por lo que se siguieron revelando los contenidos de los archivos.

En medio de ese escándalo que sacudió a la sociedad estadounidense, el hombre que entregó los documentos develó públicamente su identidad.

Su nombre era Daniel Ellsberg y se desempeñaba como analista militar. De hecho, él mismo participó en el estudio como miembro de la Corporación RAND, a la que el Pentágono le pidió el encargo.

Anteriormente, desde 1964, había trabajado en el Pentágono e incluso estuvo en Vietnam por un periodo de dos años. Después regresó a Estados Unidos y en 1967 volvió a desempeñarse en RAND, en donde ya había estado a finales de la década del 50, según datos recopilados por la BBC.

Si bien, Ellsberg tenía cercanía con miembros de la inteligencia, sus experiencias llevaron a que se expresara en contra de la guerra en Vietnam, hasta el punto en que también asistió a protestas bajo ese motivo.

Aquello motivó a que a finales de 1969, sacara varias fotocopias de los archivos, para posteriormente enviarlas a la prensa.

Daniel Ellsberg. Foto: Wally Fong / AP.

Tales acciones le significaron que fuese imputado y que enfrentara una posible sentencia de 115 años de cárcel.

El juicio inició en enero de 1973 en un tribunal de Los Ángeles, California, pero a pesar de que los cargos de los que se acusaba eran graves, el caso fue rechazado, en parte por registros de conducta dolosa e interceptación ilegal de llamadas de parte del gobierno.

Hoy, Ellsberg tiene 92 años y en marzo de este año anunció que sufre de un cáncer terminal, según detalló The Guardian.

La renuncia de un presidente

En 1972, cinco personas fueron detenidas después de que allanaran la sede del Comité Nacional Demócrata en el complejo de Watergate, ubicado en Washington DC.

Tras una serie de indagaciones, el FBI vinculó a los sujetos con la campaña de reelección del entonces presidente Richard Nixon, y un año después se le pidió a un comité del Senado que investigara el asunto.

Los periodistas del Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, iniciaron una serie de artículos con el objetivo de descifrar casos de espionaje y sabotaje, los cuales habían sido orquestados a favor del mandatario republicano.

Carl Bernstein (izquierda) y Bob Woodward (derecha) en 1974. Foto: Waring Abbott / Getty Images.

En esa búsqueda, descubrieron evidencia de que altos cargos de su administración tenían conocimiento de lo ocurrido en Watergate, además de otras irregularidades como la destrucción de archivos que podrían haber sido utilizados en su contra.

Gran parte de las directrices les eran suministradas por fuentes anónimas, pero la que más destacó era la de un sujeto apodado como “Garganta profunda”, con quien Woodward se reunió secretamente en un estacionamiento de Washington, entre enero de 1972 y el mismo mes de 1973.

Ahí le nombró a representantes involucrados del Departamento de Justicia, la Casa Blanca, el FBI y la CIA, lo que ayudó a que escribieran sus reportajes y a que —ante la presión política y social— Nixon renunciara al poder en 1974. Ese segundo mandato en la silla presidencial duró cerca de un año.

Respecto a “Garganta profunda”, en 2005 se conoció que era Mark Felt, quien fue subdirector del FBI a inicios de la década del 70. Finalmente, murió tres años después, en 2008, a sus 95 años.

Mark Felt. Foto: Enciclopedia Británica.

Cables, asilo y muertes civiles

La siguiente filtración masiva de archivos que afectó a Estados Unidos tuvo lugar en 2010 y reveló cables, documentos e incluso un video en el que se ve cómo un helicóptero militar del país norteamericano disparaba contra civiles en Bagdad, Irak.

Junto con ello, los archivos detallaron que las cifras de muertes en el sector eran mayores que las informadas y que prisioneros habían sido sometidos a torturas.

Los responsables de destaparlo fueron los integrantes de WikiLeaks, una organización internacional que funciona bajo el anonimato de sus miembros y que fue creada por Julian Assange.

Julian Assange, fundador de Wikileaks. Foto: Frank Augstein / AP.

Asimismo, los cables incluían detalles sobre las muertes civiles no denunciadas en el marco de la guerra con Afganistán, además de más de 250.00 mensajes de diplomáticos que aseguraban que Estados Unidos quería reunir información “biográfica y biométrica” de altos cargos de la ONU.

Dichas informaciones fueron filtradas por un ex analista del ejército, quien después de una serie de investigaciones al interior de la institución militar fue identificado como Bradley Manning en ese entonces.

Frente a esta situación, un tribunal lo sentenció en 2013 a 35 años de cárcel, pero un día después del veredicto judicial, dijo que en realidad se identificaba como mujer y que quería que se refirieran a su persona como Chelsea Manning.

También pidió que se le tratara con dicho género durante su estadía en prisión y manifestó que quería empezar un programa hormonal de transición.

Posteriormente, el entonces presidente Barack Obama (2009-2017) conmutó su sentencia y en 2017 Manning pudo someterse a una cirugía.

Chelsea Manning. Foto: CBC.

Por otro lado, Assange buscó asilo en la embajada de Ecuador en Londres en 2012, en donde se mantuvo recluido para no ser extraditado a Estados Unidos, lo que le significaba enfrentar a la justicia de allá.

Así estuvo por siete años, pero en 2019 el gobierno del país sudamericano le cerró las puertas de su recinto diplomático en Reino Unido y permitió que los policías británicos lo arrestaran, para luego llevarlo a una prisión de Londres en la que sigue apelando para no ser extraditado.

Vigilancia a través de celulares e internet

Mientras todavía se comentaban las repercusiones de la filtración masiva de Wikileaks que se destapó en 2010, un ex trabajador de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) compartió en 2013 una serie de documentos clasificados sobre cómo la inteligencia de Estados Unidos vigilaba a nivel mundial a través de teléfonos celulares e internet.

Los detalles sobre esta nueva controversia fueron publicados inicialmente por The Guardian y mostraron una orden judicial secreta en la que se le pedía a la empresa de telecomunicaciones Verizon que entregara datos de sus usuarios.

Celular. Foto referencial: Getty Images.

Empresas como Facebook, Google, Microsoft y Yahoo, entre otras, también fueron intervenidas con un programa conocido como Prism, mientras que en esa misma línea, la agencia británica de espionaje y monitoreo, GCHQ, fue acusada de recopilar información con dicho sistema digital.

Por su parte, periódicos europeos como Der Spiegel sugirieron que los documentos reflejaban posibles actos de espionaje a miembros de la Unión Europea y la entonces canciller alemana Angela Merkel.

Más tarde, se conoció que el responsable de las filtraciones fue un ex trabajador de la CIA, Edward Snowden, quien fue acusado por múltiples cargos en su contra en Estados Unidos y buscó asilo en Rusia.

Edward Snowden. Foto: Brendan McDermid / Reuters.

Hace tres años, en 2020, la Corte de Apelaciones del país norteamericano dictaminó que dicho programa de vigilancia de la NSA no entraba en los márgenes de la ley, y que los representantes que defendieron el uso de Prism habían mentido.

Y en 2022, el mandatario Vladimir Putin firmó un decreto para concederle la ciudadanía rusa a Snowden, quien reside en Moscú.