Pasaron 6 años en los que no se supo de su paradero, pero finalmente Alex Batty pudo volver a su hogar en Reino Unido.
El joven, quien hoy tiene 17 años, tenía apenas 11 cuando salió del territorio con su madre y su abuelo el 30 de septiembre de 2017, bajo el propósito de disfrutar de unas vacaciones en España.
Sin embargo, la última vez que se le vio fue el 8 de octubre de ese año, específicamente en el Puerto de Málaga.
Las búsquedas fueron intensas y no se tenía noticias sobre Batty, hasta que la semana pasada se confirmó que un conductor llamado Fabien Accidini encontró al ahora adolescente mientras caminaba por una carretera, en el sector de los Pirineos en Francia.
A partir de ese acontecimiento, el joven pudo contactarse con su abuela y tutora legal para avisarle que estaba bien.
Y junto con ello, fue escoltado por las autoridades locales hasta que los agentes de Reino Unido fueran a buscarlo y llevarlo de vuelta a su país natal.
Según explicó Batty a la policía francesa, caminó durante cuatro días hasta llegar a las calles de Quillan, una zona ubicada a unos 126 kilómetros de Toulouse, la ciudad más grande de la región.
Respecto a la madre y al abuelo del joven, su abuela y tutora legal planteó a la BBC en 2018 que tenían el objetivo de adoptar un estilo de vida “alternativo” junto al menor en una comunidad. Ahí, él no tendría acceso a educación escolar formal.
No obstante, pese a que ya se encontró a Batty, todavía no se tienen detalles sobre ellos.
“Esta es una investigación compleja y de larga duración”, dijo un vocero de la Policía de Manchester la semana pasada.
Pero más allá del caso en sí, el sector en el que vivió Batty durante al menos dos años —según declaró él— es conocido porque alberga comunidades de personas que optan por estilos de vida diferentes a los que se pueden encontrar en las ciudades.
Informaciones rescatadas por la BBC detallan que algunos de esos grupos que habitan en el sector de los Pirineos en Francia tienden a basarse en aspectos como la religión o los retiros espirituales.
La variedad es amplia. Al menos, así lo confirmó al citado medio una mujer de 26 años llamada Agathe, quien abandonó sus estudios en psicología para centrarse en otros ámbitos.
“Hay tanta gente distinta aquí”, dijo al citado medio en las afueras de un restaurante de Espéraza. “Vivo como a 20 km de acá. Es un pedazo de tierra, estoy con el bosque, con el río. Prendo el fuego y como de mi jardín”.
Agathe aseguró que son numerosos los alemanes, españoles y británicos que se asientan por un tiempo en la zona, por lo que no le extraña la hipótesis de que la mamá y el abuelo de Batty hayan decidido llegar con él hasta ahí bajo una motivación similar.
Es decir, como mencionaba la tutora legal del joven en 2018, un estilo de vida “alternativo” en medio de la naturaleza.
Las montañas en las que vivió Alex Batty tras estar desaparecido
Un amigo de Agathe llamado Julien contó a la BBC que en los lugares en los que viven no hay elementos como tiendas comerciales o electricidad.
“Esta es mi visión de felicidad, pero no es para todo el mundo”, dijo la mujer.
El corresponsal del citado medio detalló que el clima de la zona es más bien frío y que cuando más tarde pasaron por un arroyo de Rennes-les-Bains se encontraron con media docena de personas bañándose casi desnudas.
Ahí, una mujer que se presentó como “Plume” les dijo: “Santa Magdalena solía bañarse aquí (...) Metanse al agua y encontrarán las respuestas a todos sus problemas”.
A su alrededor, figuraron otras tres personas que estaban pintando piedras y que terminaron entrando al agua.
Cuando el corresponsal le preguntó a “Plume” sobre su vida, ella le respondió que tiene un hijo de 9 años, a quien ha educado ella misma en casa.
“Ahora es el primer año que va a la escuela, porque es una alternativa”, agregó.
En sus palabras, aquello implica que les enseñan “cómo vivir en la naturaleza, construir chozas, hacer herrería, cosas que la sociedad necesita a medida que volvemos a lo básico”.
Según ella, dicho estilo de vida facilita que las personas puedan ser más sensibles.
“No pienso que haya dos mundos, solo uno, pero es un mundo que cambia. Hay cosas que dejamos atrás, pero a las que ahora estamos volviendo”, enfatizó la mujer.
Por otro lado, desde Toulouse, la portavoz de la Unión Nacional de Asociaciones para la Defensa de Familias e Individuos, Catherine Katz, explicó a la BBC que le preocupa el aislamiento que implica el ser parte de este tipo de comunidades.
A través de dicha organización financiada por el Estado de Francia, se dedica a identificar y ayudar a víctimas de cultos de este tipo, además de a sus familiares.
“Hemos identificado una triple ruptura: con la familia, los vínculos sociales y la sociedad”, explicó la especialista.
En cuanto a Batty, este domingo volvió a Reino Unido. Y según informaron las autoridades francesas en una primera instancia, no tenía signos de haber sido maltratado físicamente.
Todavía no se conocen mayores detalles acerca de lo que le tocó experienciar durante el tiempo en que no se supo de él.