La profunda crisis de seguridad en Ecuador ha desencadenado un trágico escenario en el país.
Durante los últimos días, bandas de criminales se han tomado las cárceles, han realizado secuestros, asesinatos, detonado bombas en automóviles de las calles y efectuado un asalto armado al canal TC Televisión, entre otros actos delictivos.
Las imágenes de estos acontecimientos rápidamente se han viralizado en las redes sociales y han desatado preocupación alrededor del mundo.
Frente a esta situación, el presidente Daniel Noboa declaró estado de excepción en todo el territorio, para así enfrentar la “grave conmoción interna” que se está viviendo.
Mientras tanto, el líder de la banda más grande del país, Los Choneros, sigue siendo buscado por las autoridades después de haber escapado de la prisión de máxima seguridad de Guayaquil.
Se trata de José Adolfo Macías Villamar, más conocido como “Fito”, quien dirige una red de narcotraficantes que se presume que cuenta con 12.000 miembros y vínculos con el Cartel de Sinaloa de México.
Por otro lado, Los Lobos es la segunda pandilla con más influencia en Ecuador, la cual tiene conexiones con el Cartel Jalisco Nueva Generación.
Tanto Los Lobos como Los Choneros son apuntados como las organizaciones delictivas que han provocado la mayor parte de la violencia en el país.
Y junto con ello, informes han alertado que sus núcleos centrales se encuentran precisamente en las prisiones de Ecuador, desde donde sus cabecillas tienen la capacidad para gestionar tráfico de drogas, extorsiones, secuestros y asesinatos, entre otros delitos.
Según un reporte de InsightCrime, la gestión de estas actividades desde los espacios de reclusión se ha acentuado en los últimos 13 años.
En este sentido, la tecnología ha tenido un rol clave. Y a diferencia de lo que algunos podrían esbozar en un primer análisis, no particularmente la de punta.
Cómo la tecnología potenció el fortalecimiento de las bandas de criminales en Ecuador
El uso de teléfonos celulares e Internet ha contribuido a que las pandillas delictivas puedan gestionar sus negocios de narcotráfico desde el interior de las cárceles.
Según informaciones rescatadas por Wired, dos de cada 10 reclusos cuentan con un móvil, pese a que están prohibidos y su utilización puede significar una pena de entre uno y tres años.
De la misma manera, un censo realizado en 2022 reveló que el 17% de los más de 30.000 presos del país tiene acceso a Internet.
Asimismo, un 8% tiene computador en su celda y un 2% posee una tablet.
Por otro lado, más específicamente en la prisión de Loja, cuatro de cada cinco presos tienen celular.
Informaciones reunidas por el periódico ecuatoriano El Universo detallan que pueden adquirir uno de gama baja por precios que inician en los $300 dólares, es decir, cerca de $270.000 pesos chilenos.
Para comprar uno de última generación, deben desembolsar cifras de hasta $3.000 dólares, aproximadamente 2 millones 700 mil.
“Si usted entra a una celda, parece un cyber”, contó un exrecluso al medio ecuatoriano Plan V.
Tales afirmaciones se posicionan en medio de un escenario en el que solo dos de las 36 cárceles de Ecuador tienen inhibidores de señal, según una revisión de Wired.
Estas últimos, a grandes rasgos, son sistemas que imposibilitan la comunicación hacia el exterior desde dentro de cierto rango.
Frente a esta situación, funcionarios de la Agencia de Regulación y Control de las Telecomunicaciones han dicho que aunque los inhibidores pueden ayudar, estos desencadenan quejas de los vecinos que viven en las cercanías de los centros penitenciarios.
Aquello, debido a que interfiere en el uso de sus teléfonos y la estabilidad de su internet.
La crisis que hoy vive Ecuador es la primera de gran escala que enfrenta el mandatario Daniel Noboa, quien asumió el poder en noviembre de 2023.