Este 31 de octubre se estrenó Dragon Age: The Veilguard, uno de los videojuegos más esperados de 2024 y la nueva entrega principal de la franquicia desde el lanzamiento de Dragon Age: Inquisition, hace ya una década.
El título, desarrollado por BioWare y publicado por Electronic Arts (EA), sumerge a los jugadores en un universo que fue introducido en 2009 con Dragon Age: Origins.
Sin embargo, en esta oportunidad, se añaden elementos que amplían las posibilidades de los usuarios para elegir cómo quieren vivir su experiencia.
Uno de los elementos más destacados de Dragon Age: The Veilguard, es que los jugadores tienen múltiples opciones para personalizar a los personajes con los que quieren entrar a Thedas y salvar al mundo.
No solo en cuanto a sus orígenes o su estilo de combate, sino que también en cuanto a su género, su identidad y los pronombres con los que prefieren ser nombrados.
Las opciones para personalizarlos físicamente son diversas y facilitan que distintos tipos de cuerpos puedan verse representados a su manera.
Junto con ello, se pueden customizar aspectos como el nivel de dificultad y ciertas aristas de la historia, para que así los usuarios puedan decidir si quieren centrarse en aspectos como el relato o, más bien, en la destreza que se requiere para vencer a los enemigos.
En Dragon Age: The Veilguard, los personajes también tienen la posibilidad de establecer vínculos románticos entre ellos, por lo que las elecciones de los usuarios influyen en este ámbito.
Se trata de un RPG offline —no se puede jugar en línea— en el que la toma de decisiones adquiere un carácter especialmente relevante y fluido, tanto en los puntos mencionados como en otros que se presentan a lo largo de la historia.
La directora del videojuego, Corinne Busche, anticipa a La Tercera que uno de los principales pilares de esta entrega fue facilitar a los jugadores “ser quienes quieran ser”.
De la misma manera, comparte algunos puntos sobre cómo fue el proceso de desarrollo de Dragon Age: The Veilguard.
Al final de esta nota también encontrarás detalles técnicos sobre las plataformas en las que puedes jugar el videojuego.
La clasificación de edad de Dragon Age: The Veilguard es para mayores de 17 años.
Cuando comenzaste a crear el videojuego, ¿cuáles fueron los objetivos que definiste para ofrecer a los usuarios?
—Fue difícil, porque había una gran variedad de personajes, lugares e historias que podíamos contar. Para nosotros, lo más importante fue determinar cuáles eran los pilares creativos que queríamos conseguir, como los aspectos que te mencionaba y, lo que es más importante, los temas que los sustentan.
Sabemos lo personal que es Dragon Age para los jugadores, los vínculos que crean, cómo existen en este mundo. Así que nuestro primer pilar creativo fue: “Sé quien quieras ser”.
Queríamos asegurarnos de que fuera un mundo en el que sintieras que te metías y que el creador de personajes ofreciera todas las opciones para que pudieras imaginar quién quieres ser.
Nuestro segundo pilar creativo era diseñar un mundo que valiera la pena salvar, y para nosotros, eso significaba ir a algunos de los lugares más históricos a los que hemos aludido durante mucho tiempo en Dragon Age, pero en los que en gran medida aún no hemos estado.
Básicamente expandir el mundo con todos estos lugares que la gente sabe que existen y están ahí afuera y por los que sienten mucha curiosidad (...) Fue una oportunidad maravillosa para nosotros.
Luego, por supuesto, está el tema de los compañeros, que siempre son fundamentales en cada historia que contamos.
Enlazamos todo esto con el tema central del arrepentimiento. Sabíamos que teníamos asuntos pendientes y queríamos saldar esa narrativa…
El videojuego presenta múltiples espacios y detalles, tanto en la historia como en el diseño de los personajes y la forma en la que interactúan entre ellos. ¿Qué fue lo más desafiante de desarrollar y qué crees que es lo más innovador?
—Diría que lo más desafiante de desarrollar fueron estos lugares en los que hemos estado, a los que vamos en este videojuego y que tienen mucha historia.
Cualquier fan incondicional de Dragon Age conocerá el nombre de Weisshaupt, la fortaleza de los Guardianes Grises. Nuestros fans están familiarizados con el Bosque de Arlathan.
Así que, en muchos sentidos, son áreas, lugares en el mundo que ya tienen un carácter y expectativas creadas.
Cumplir con eso fue un desafío. Tienen que ser grandiosos y variados, porque los jugadores van a pasar mucho tiempo en ellos.
Entonces, cuando hablamos de un verdadero desafío de diseño, la exploración, hacer que estas zonas parezcan hechas a mano, intencionales, pero también grandiosas, llenas de misterios y con una historia profunda que recompense la curiosidad de los jugadores, es todo un reto. Sobre todo cuando la narración principal se desarrolla en estos mismos espacios.
En términos de jugabilidad, ¿cuánto dirías que los jugadores pueden explorar libremente los escenarios y resolver misiones secundarias?
—El enfoque que adoptamos es que queremos apoyarnos realmente en la autonomía del jugador.
Por lo tanto, por supuesto, están las misiones de la historia principal, lo que debes hacer para completar el videojuego. Cuando hablamos de contenido opcional, hay cosas más pequeñas como la exploración, los rompecabezas y los tesoros.
Pero gran parte del contenido tiene que ver con las facciones y los compañeros. Dudo en llamarlo ‘opcional’, aunque técnicamente lo es. Es decir, no tienes que hacerlo, pero todo está muy entrelazado con las motivaciones de los personajes y la historia principal.
De hecho, no quiero revelar demasiado, pero es importante que construyas estas relaciones y estas alianzas cuando te enfrentas a los desafíos que se avecinan en el juego.
Lo que vemos cuando los usuarios juegan es una enorme cantidad de divergencia en términos de qué contenido eligen hacer, el orden en el que lo hacen y cómo eso afecta la reactividad del resto del juego.
Respecto a los vínculos románticos que los personajes pueden entablar entre sí, ¿cómo influyen estos puntos en el desarrollo de la historia?
—Eso fue muy difícil de lograr. Queríamos asegurarnos de que estas relaciones parecieran genuinas, que se vincularan con algunas de las experiencias a lo largo de la narrativa y algunas de las decisiones que tendrás que tomar.
Para nosotros, lo primero fue sentir mucha curiosidad por saber quiénes son estos personajes y por quién se sentirían realmente atraídos o con quién empezarían a formar estas relaciones.
Lo más desafiante es el ritmo. ¿Cuándo se forman estos vínculos? ¿Cómo se relaciona esto con la historia principal? Las decisiones que tomarás. Y luego, ¿cuál es tu nivel de participación en esto?
Así que, ya sea que se trate de dar consejos o tomar grandes decisiones en nombre del equipo, realmente sentimos que era importante que esas relaciones tuvieran algún peso en esa toma de decisiones.
Los compositores Hans Zimmer y Lorne Balfe trabajaron en la música del videojuego. ¿Cómo crees que su talento y trayectoria artística contribuye a la esencia de Dragon Age: The Veilguard?
—Es interesante que el videojuego era jugable de principio a fin cuando se compuso la música.
Nos dio una imagen muy clara de lo que es la experiencia, los temas del juego, ese tipo de oscilación, los altibajos que alcanzas donde te sientes verdaderamente heroico. Y los bajos que alcanzas donde todo se siente muy desesperado.
Cuando escuché la música, creo que eso es lo que más me llegó, que a veces sientes: “Wow, esto realmente encarna lo que es el heroísmo frente a esta adversidad”. Y luego cambiará tonalmente y casi te dará una sensación de ansiedad o pavor en el tono, que refleja mucho el flujo y el ritmo del juego.
Dragon Age: The Veilguard se siente como una suerte de película en cuanto a cómo se dan las escenas y la forma en la que interactúan los personajes. ¿Hicieron el videojuego con esa intención?
—Uno de los temas que abordamos al diseñarlo fue que todo tenía que ser muy intencional.
Honestamente, es una lección que aprendimos de Dragon Age: Inquisition. Especialmente en el mundo abierto, había contenido opcional, misiones de búsqueda, mucha recolección y cosas que básicamente no parecían apoyar realmente la narrativa del juego.
Entonces, cuando hablo de intencionalidad, lo que realmente significa es que todo apoya la narrativa. Se siente hecho a mano. Y agregaría que respeta el tiempo del jugador. Hay muy pocos momentos, si es que hay alguno, en los que parece que estás haciendo cosas solo por el bien de llegar al siguiente objetivo. Todo está muy relacionado con la narrativa.
Previamente también trabajaste en The Sims, una franquicia que es diferente, pero que también tiene ciertos puntos de encuentro con los RPG en, por ejemplo, el diseño de personajes. ¿Cómo influyó esa experiencia en esta entrega?
—Es realmente genial para mí. Soy una fan incondicional de los juegos de rol. Siempre lo he sido. Y disfruté mucho mi tiempo en The Sims.
Es interesante que mucha gente no se da cuenta de los paralelismos entre The Sims y un juego de rol, porque tal como dices, son experiencias muy diferentes.
En primer lugar, los creadores de personajes son probablemente una de las cosas más complicadas de diseñar, porque no se trata solo del flujo o las opciones que admites, sino de cómo sabes si estás ajustando las alturas de los personajes.
¿Cómo afecta eso a cómo se alinean las cinemáticas? Si estás ajustando las proporciones corporales, ¿cómo afecta a la forma en que se superponen las capas de la armadura o cómo cae el cabello sobre ellas?
Es realmente complicado, pero mi tiempo en The Sims realmente me ayudó en cuanto a lo importante que es esa experiencia para los jugadores, que tienen un sentido de propiedad de su personaje, sin importar quiénes sean.
La otra cosa realmente interesante para mí es que fui diseñadora de sistemas en The Sims. En el fondo, es un juego muy basado en la progresión. Todo gira en torno a las habilidades, los rasgos y las propiedades que afectan el comportamiento y quiénes son estos personajes.
Hay muchas similitudes fundamentales entre un juego de rol y cómo funcionan realmente estos sistemas y la progresión de The Sims.
Para muchos usuarios de juegos de rol, una de las cosas más importantes es la personalización. Sin embargo, muchas veces las opciones son limitadas. Dragon Age: The Veilguard destaca por ser más amplio y “personal” en este sentido...
—Sí, estoy de acuerdo. Y se remonta mucho a ese primer pilar creativo que te mencionaba al inicio, de ser quien quieres ser.
No creo que haya algo correcto o incorrecto en lo que respecta a lo extenso que debe ser un creador de personajes. Depende del tipo de juego y de los objetivos de diseño que se tengan.
Sabíamos lo importante que era que te sientas como si estuvieras poniéndote en tu propio lugar. Eso implica bastante personalización. Pero para mí, creo que lo más relevante es el impacto que han tenido los fans y los jugadores.
Ya han pasado diez años desde Dragon Age: Inquisition. Y si voy a cualquier fandom o foro de discusión sobre Dragon Age, una de las primeras cosas que encuentro es que los jugadores siguen compartiendo a sus inquisidores. Siguen contando historias sobre quiénes son o afinando su apariencia.
Hay algo realmente importante en ese sentido de pertenencia a la marca Dragon Age. Y espero que los jugadores descubran que realmente hemos intentado abrir esto y ayudarlos a hacer realidad sus propias ambiciones.
También publicaron una serie en formato de podcast de siete episodios, ¿cómo se complementa con el videojuego? ¿Incluye información que se pueda utilizar más adelante en la historia?
—Para nosotros, el podcast es una forma de conocer a estos personajes, de empezar a entablar vínculos, de entender sus personalidades y sus motivaciones.
Mucho de quiénes son estos personajes se refleja en el juego. Creo que está maravillosamente bien escrito. Lo disfruté muchísimo.
Lo que diré es que no es un conocimiento obligatorio. No asumimos que nadie deba haber escuchado el podcast antes de empezar a jugar. Si lo hiciste, espero que lo hayas disfrutado, en primer lugar.
Te da una idea de quiénes son estos personajes, qué son, de qué tratan. Y tal vez eso te informe de quién está en tu grupo o de con quién eliges tener una relación romántica.
En qué consolas se puede jugar Dragon Age: The Veilguard
La nueva entrega de Dragon Age ya está disponible en PC (Steam, EA App, Epic Games Store), PS5 y Xbox Series X|S.
Cuáles son los requisitos mínimos para jugar Dragon Age: The Veilguard en PC
En la página web oficial del videojuego se detalla que los requisitos mínimos para jugar Dragon Age: The Veilguard en PC son los siguientes:
- Sistema operativo: Windows 10/11 de 64 bits
- Procesador: Intel Core i5-8400 / AMD Ryzen 3 3300X* (ver notas)
- Memoria: 16 GB
- Gráficos: NVIDIA GTX 970/1650 / AMD Radeon R9 290X
- DirectX: Versión 12
- Almacenamiento: 100 GB de espacio disponible
- Notas adicionales: SSD recomendado, HDD compatible; las CPU AMD en Windows 11 y las placas base AM4 requieren AGESA V2 1.2.0.7 o más reciente
Cuáles son los requisitos recomendados para jugar Dragon Age: The Veilguard en PC
Los requisitos recomendados para jugar Dragon Age: The Veilguard en PC son los siguientes:
- Sistema operativo: Windows 10/11 de 64 bits
- Procesador: Intel Core i9-9900K / AMD Ryzen 7 3700X (ver notas)
- Memoria: 16 GB
- Gráficos: NVIDIA RTX 2070 / AMD Radeon RX 5700XT
- DirectX: Versión 12
- Almacenamiento: 100 GB de espacio disponible
- Notas adicionales: Requiere SSD; las CPU AMD en Windows 11 y las placas base AM4 requieren AGESA V2 1.2.0.7 o más reciente
Dónde escuchar el podcast de Dragon Age: The Veilguard
Puedes escuchar el podcast de Dragon Age: The Veilguard en YouTube, Apple Podcasts, Spotify, Amazon Music, Overcast, Castbox, Pocket Casts, Podchaser y Player FM.
En la página web oficial del videojuego también puedes encontrar las transcripciones de cada capítulo.
Revísalas y conoce más detalles haciendo click en este enlace.
Revisa un tráiler de Dragon Age: The Veilguard a continuación
