Fue uno de los temas más comentados en Estados Unidos a mediados de 1979. No solo por las manifestaciones de los grupos opositores a la construcción de plantas nucleares, sino que también, porque las salas de cine recibieron uno de los estrenos más esperados por la crítica y la audiencia: El síndrome de China.
Aquella película protagonizada por Jack Lemmon, Jane Fonda y Mike Douglas relata la historia de una reportera y un camarógrafo que descubren el encubrimiento de fallas en una central, una acción que los responsables hicieron con el objetivo de evitar sanciones económicas.
Dicha acción, en la trama ficticia del filme, podría haber generado la magnitud suficiente como para afectar a China desde el país norteamericano.
La cinta de James Bridges debutó en los cines el 16 de marzo de ese año y rápidamente se ganó la atención de los espectadores. Incluso, posteriormente recibió varias nominaciones a los Premios Óscar y Lemmon se llevó los galardones a “Mejor actor” en en los Premios BAFTA y el Festival de Cannes.
Gran parte de los temas de conversación en Estados Unidos giraban en torno a la energía nuclear y cada vez se tramitaban más proyectos de construcción, pero un episodio en particular hizo que este escenario se revirtiera, solo dos semanas después del estreno cinematográfico: el desastre de Three Mile Island.
Aunque por desgracia, este último no ocurrió en la gran pantalla.
La explosión de Three Mile Island, el desastre nuclear que fue pronosticado en una película
Cuando los encargados planearon su construcción durante la segunda mitad de la década del 60, pensaron en un lugar que —en caso de que se presentaran eventuales fallas— pudiese evitar mayores riesgos para la población civil.
Así llegaron a una localidad rodeada de aguas en el río Susquehanna, ubicado a casi dos horas en auto de Harrisburg, ciudad del estado de Pensilvania.
Confiaron que sería un espacio seguro para la implementación de un centro nuclear, ya que ahí no había facilidades para que los curiosos llegasen a los alrededores.
Según informaciones reunidas por Infobae, algunos incluso la compararon en su momento con Alcatraz, la conocida prisión de máxima seguridad situada en San Francisco, California.
Pero aquello no bastó para los años venideros.
La construcción se completó en 1968 y en 1974 iniciaron las operaciones con el reactor TMI-1. Más tarde, en 1978, añadieron un segundo bautizado como TMI-2.
Fue ahí cuando llegaron los problemas.
El 28 de marzo de 1979, cerca de las 4:00, el reactor se sobrecalentó a causa de fallas en las bombas primarias de alimentación de su circuito secundario, lo que luego desató que se apagara el TMI-2.
Los trabajadores que estaban ahí en ese momento no notaron que había complicaciones, según datos revisados por el citado medio, debido a que había una válvula de seguridad atascada que dificultó su visión de los hechos.
Recién dos horas después, cuando llegó el cambio de turno, los empleados que ingresaron vieron lo que estaba sucediendo y alertaron a sus supervisores.
No había tiempo que perder.
Causas y efectos de la catástrofe
Hicieron todo lo que pudieron para revertir la amenazante situación durante las horas siguientes, pero sus esfuerzos no consiguieron el objetivo. Cerca de las 22:00, el mayor porcentaje del núcleo ya se había derretido y —como consecuencia— explotó el TMI-2.
A pesar de que la central de Three Mile Island estaba posicionada en una ubicación alejada y rodeada de aguas, aquello no detuvo a que más de dos millones de ciudadanos se expusieran a la radiación.
Si bien, en un inicio las autoridades informaron que no hubo muertos de manera inmediata y que la concentración de elementos dañinos para los civiles era menor, posteriormente numerosas organizaciones y comunidades locales advirtieron lo contrario.
La Organización Internacional para la Energía Atómica calificó este desastre nuclear como uno de nivel 5 en una escala de 1 a 7.
Como referencia, los eventos de Kyshtym en 1957 llegaron a un 6, mientras que los episodios de Chernobyl en 1986 y Fukushima en 2011 alcanzaron el máximo nivel de gravedad.
Lo ocurrido en Three Mile Island a causa de “una combinación de mal funcionamiento del equipo, problemas relacionados con el diseño y errores de los trabajadores”, según describió la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos, generó una ola de desconfianza hacia la actividad de este tipo en el país.
Cifras reunidas por Infobae detallaron que, tras la explosión, solo en aquel territorio se cancelaron 39 proyectos relacionados a centrales. En palabras provenientes de un informe de la Asociación Nuclear Mundial: “La confianza pública en la energía nuclear disminuyó drásticamente tras el accidente de Three Mile Island (...) fue una de las principales causas del declive de la construcción de plantas durante los años ochenta y noventa”.
Por su parte, desde la Comisión Reguladora Nuclear de dicho país comunicaron ese mismo año que “cambió permanentemente a la industria (...) el temor y la desconfianza del público aumentaron, las regulaciones y la supervisión se volvieron más amplias y fuertes, y el manejo de las plantas se analizó con más cuidado”.
Pese a que, tras la explosión, la central se cerró para realizar labores de limpieza, en 1985 el reactor TMI-1 volvió a operar hasta 2019.
Dos años antes, la empresa a cargo de su funcionamiento, Exelon Generation, anunció que aunque tenían una licencia aprobada hasta 2034, optarían por no seguir, debido a motivos financieros y las regulaciones implementadas por el sector público.
Y a pesar de que las consecuencias no amenazaron a China —como se sugiere en la historia ficticia de la película de James Bridges— desde la compañía presumen que la desaparición de los últimos rastros radioactivos a causa de Three Mile Island finalizará en 2078.
Sus efectos todavía son un tema de discusión entre los habitantes de la zona.