Para la mayoría de las personas, la inmediatez se ha convertido en una característica clave en el diario vivir. Factores como cumplir con las responsabilidades en el trabajo o en los estudios, responder a las notificaciones en el celular y trasladarse ágilmente de un lugar a otro, pueden hacer que encontrar espacios para caminar sea una tarea difícil.
Muchas investigaciones científicas han advertido sobre los beneficios de hacer ejercicio en la salud, pero más allá de lo primero que se podría venir a la mente de algunos —esas imágenes de asistir exhausto al gimnasio o a una cancha deportiva tras una intensa jornada— múltiples documentos académicos han alertado que acciones tan simples como dar un paseo también entregan aportes.
Y no solo en cuanto a calorías.
Uno de los expertos que se ha dedicado a estudiar los efectos de caminar es el neurocientífico de la Universidad de Murcia, Bruno Ribeiro, quien sagradamente dedica 20 minutos diarios a escribir los motivos de por qué deberíamos dar un paseo de entre 20 y 30 minutos al día.
Según explicó a El País, este acto podría dividirse ampliamente en dos categorías: cuando vas por lugares que ya conoces y cuando lo haces por otros que no.
En el caso de la primera, dijo que los efectos positivos más inmediatos son los de activación cardiovascular, es decir, “quien mueve las piernas, mueve el corazón”.
“Mientras paseas, giras la cabeza: el campo visual va cambiando y se encuentran estímulos visuales a la derecha y a la izquierda. De esta manera, se activan ambos hemisferios cerebrales, el paseo los pone a hablar entre sí. Esto es un magnífico ejercicio, pues en el cerebro, un hemisferio suele dominar sobre el otro”, añadió.
A ello se le suma que si se hace “estando aquí y ahora”, una caminata puede tener efectos similares a los de la meditación: “Para eso, hay que abstraerse de pensamientos del pasado y del futuro, concentrarse en el presente”.
Dicho método, según comentó, puede ser un gran aliado para las personas que les cuesta hacerlo de otras maneras. Y pese a que lo descrito por el académico puede resultar complejo, hacerlo constantemente ayudará a concentrarse cada vez más en este objetivo.
Esos son solo algunos de los aportes de las caminatas que tal vez no conocías.
El sencillo ejercicio que trae beneficios rápidamente
La segunda categoría descrita por Ribeiro —caminar por lugares desconocidos— no solo es útil para descubrir nuevos lugares alrededor de tu entorno, sino que también para liberar neurotransmisores como la dopamina.
“Marca la novedad en el cerebro y sirve para identificar el peligro o para prestar atención. Un buen aporte diario de esta elevará otro neurotransmisor, la serotonina, que es la responsable del estado de ánimo. El paseo ayuda a mantener ambos neurotransmisores en niveles altos”, explicó el neurocientífico al citado medio.
En 2014, un equipo de académicos de la Universidad de Stanford realizó varios estudios con el propósito de conocer en profundidad los beneficios de salir a dar un paseo.
Para esto, reunieron a una muestra de 176 alumnos y midieron sus niveles de creatividad en distintos escenarios: cuando estaban sentados, cuando corrían en una máquina y cuando caminaban tranquilamente por el campus.
En esas posiciones, les nombraron objetos que se encuentran fácilmente y les pidieron que pensaran en posibles usos alternativos para estos.
Al analizar los resultados, vieron que durante las caminatas su creatividad aumentaba hasta seis veces en relación a cuando estaban sentados, mientras que por otro lado, cometieron más errores en ejercicios mentales de una respuesta única. En este último caso, acertaron más sin estar en movimiento.
Otra investigación realizada por académicos de la Universidad de Carolina del Sur arrojó que los estudiantes que paseaban por entornos con árboles presentaron un mejor rendimiento en evaluaciones de memoria, en comparación a quienes lo hacían por la ciudad.
Aquello se debe a que la atención tiende a ir reduciéndose en ciertos periodos de tiempo. En el caso de la urbe, factores como los bocinazos de los autos y los rápidos movimientos de los transeúntes influyen en este sentido.
Por otro lado, en la naturaleza suelen haber menos estímulos que debiliten esta capacidad, lo que por consiguiente, también facilita la tarea de encontrar momentos de relajación.
Sus efectos en las probabilidades de morir
Además de los aportes ya mencionados, un estudio del neurólogo Rong Zhang, del centro Peter O’Donnell Jr. Brain Institute de UT Southwestern detalló que dar un paseo también genera beneficios en la memoria y la función cognitiva.
Eso sí, para esto se debe acelerar el ritmo y hacerlo en tramos de media hora por cinco días a la semana, mientras que los avances comenzarán a apreciarse cerca de un año después de iniciar la rutina.
Según una investigación publicada en The Journal of Environmental Psychology, las caminatas de 30 minutos cerca de la naturaleza también son útiles para que las personas que viven en entornos urbanos disminuyan sus pensamientos negativos de carácter insistente.
Asimismo, otra disponible en el British Journal of Sports Medicine concluyó que con 75 minutos semanales de actividad física moderada se puede reducir la posibilidad de una muerte prematura por cualquier causa en más de un 30%. Si es frente a enfermedades cardiovasculares, en un 29%. Y en el caso del cáncer, en un 15%.
Así que, si tu agenda es apretada y sientes que no tienes el tiempo suficiente para ir a un gimnasio o dedicarte a un deporte en específico, acciones tan simples como salir a caminar pueden ser una gran alternativa.
Aunque cabe destacar que siempre es recomendable visitar a un especialista para analizar cuánto puedes hacer en relación a tu caso particular.