Es una eminencia mundial sobre trauma. El siquiatra Bessel van der Kolk ha estudiado durante más de treinta años cómo se desarrollan las situaciones traumáticas en las distintas etapas de la vida, qué puede proteger y prevenir, y qué se puede hacer después, desarrollando terapias innovadoras y efectivas. De hecho, fue miembro del primer equipo que investigó cómo el trauma cambia los procesos cerebrales. Nació en 1943 en Holanda, pero estudió medicina en Estados Unidos, primero en la Universidad de Chicago y luego en Harvard. Dirigió el Hospital de Boston, y en 1999 inició la Red nacional de Estrés traumático infantil, que hoy tiene 150 asociados en todo el país. Además, es autor de “El cuerpo lleva la cuenta. Cerebro, mente y cuerpo en la superación del trauma”, best seller del New York Times, traducido a 35 idiomas.
Vía Zoom, desde su casa en Boston, van der Kolk habla con Tendencias de La Tercera sobre cómo ha afectado el estrés del Covid a la población, qué pasó después de la gripe española en 1918, y qué reflexiones individuales y políticas es importante plantear en un mundo que empieza poco a poco a ver el principio del fin de la pandemia.
Parte diciendo que durante este tiempo de encierros intermitentes, él ha estado bien, pues vive con su esposa, su relación es muy vital, ha seguido con su trabajo, y que se ha podido conectar con hijos y nietos vía Zoom, lo que le encanta.
-Debe ser de las pocas personas que le gusta Zoom…
No creo, Zoom es fantástico. Esta conversación no sería igual por teléfono. Son voces y caras, lo que nos hace estar mejor. Veo a mis nietos, que viven en Irlanda, y es magnífico. Me siento tan conectado con ellos.
-¿Qué más ha sido positivo de esta experiencia tan dura?
Veo mucha gente que ha logrado estar bien a pesar de todo, que han sido creativos en esta situación. He visto mucha más gente (de lo que pensé) que ha podido seguir funcionando, cuidar a sus niños, y pensé que eso sería más difícil. Y estoy impresionado con lo inventivas que muchas personas han sido al lidiar con esto, y lo bien que lo han hecho. Acá, por ejemplo, hay padres que han creado “burbujas” para cuidar a sus hijos, juntándose con vecinos o amigos. Han compartido el cuidado de niños, creando comunidades para cuidar. Y lo que me preocupa es que las personas que han sufrido trauma son mucho menos proclives a compartir en comunidad. Porque tienden a tenerle miedo a las otras personas y a no valorarse tanto. Y así es más difícil ir donde el vecino y ofrecer que se cuiden a los niños mutuamente, en relaciones de reciprocidad y confianza. Es importante que se curen de su trauma, sino es difícil compartir con otros, compartir, y hacer la vida más tolerable.
-¿Qué pasa en el cerebro cuando se ha sufrido trauma?
Cuando estás traumatizado, tu cerebro de sobrevivencia -que no está pensando sino reaccionando, es un cerebro animal, una parte de ti que está a cargo de escapar o pelear-, se configura para ver peligro todo el tiempo. Entonces estas personas tienden a volverse hipersensibles a heridas muy pequeñas, porque todo su sistema está cableado para estar alerta de ser herido de nuevo. Eso hace a las personas mucho más proclives a reaccionar de un modo autodestructivo. También, exponerse a situaciones de peligro. Entonces, al estar alerta todo el tiempo, y ver peligros en todas partes, tratan de no sentir. Y pueden empezar a tomar alcohol o drogas para hacer que los sentimientos se vayan. Y entonces ya dejan de ver los peligros, porque el sistema está gatillando alertas todo el tiempo. Ya no saben cuándo creer en las señales de peligro.
-¿Qué ayuda en ese sentido?
Mientras más trauma tienes, tu cuerpo se siente amenazado todo el tiempo. Las personas que vienen de haber vivido situaciones de abuso, tienden a sentirse mal sobre sí mismas, a culparse, entonces les cuesta más tomar contacto y conectarse con otras personas. Y todo estará bien mientras podamos estar rodeados de personas que nos hacen sentir cómodas y seguras. Pero si eso no se puede lograr, y una mujer está sola, los niños necesitan mucha atención, el marido toma… todo eso se transforma en algo inabordable, enorme. Y se pueden dar comportamientos muy desorganizados o violentos.
-Para las personas están sufriendo estrés por la pandemia, ¿cómo ve usted el impacto que esto tendrá en el futuro?
El Covid crea condiciones pre-traumáticas. No es trauma aún y, si todo sale bien, las personas saldrán adelante. Pero esto es importante: cuando podemos ser abiertos y flexibles, podemos ajustarnos a lo que pasa, pero cuando estamos encerrados, se vuelve muy difícil. Todos tenemos nuestra carga, todos tenemos niveles variables de impactos de trauma, pero para que se expresen, se requiere de ciertas circunstancias.
-¿Qué ayuda a evitar que se conviertan en un trauma?
Decir la verdad de lo que pasó es un elemento. Si me pegaste, poder decirlo. Y luego, poder hacer algo. Si te sientes asustada, enojada o agobiada, es importante hacer algo que cambie la situación, algo que haga la diferencia, que tenga un propósito y para cada cual será algo distinto, pero es importante importante sentirse un miembro valorado de la especie humana. Tercero: tener alguien cerca tuyo que te pueda ayudar. Todos necesitamos a otras personas alrededor para apoyarnos, para alentarnos, validarnos. La conexión humana es terriblemente importante. Aún no tengo la información de cuánta gente ha estado totalmente aislada durante la pandemia, por meses. Y me pregunto qué pasará con ellos, que han estado viviendo vidas virtuales.
Las lecciones de la gripe española
-La Organización Mundial de la Salud ha dicho que la crisis en salud mental va a durar muchos años, ¿comparte esa apreciación?
-Mira, somos muy malos para predecir el futuro- dice riendo..
-¿Hay situaciones similares que sirvan en ese sentido?
Yo he estudiado la pandemia de la gripe española en 1918, la última pandemia. Mi familia fue muy afectada por ella y por eso yo tenía mucha curiosidad. Y lo que pasó después de ella, es que una vez que se acabó, la gente se olvidó completamente de la pandemia! Nadie quería seguir hablando de eso. Eso no era lo predecible, pero es que somos una especie compleja. Es muy posible que el Covid pueda llevar a revoluciones sociales y a una mayor igualdad, pero puede llevar hacia el fascismo ¡No sabemos! Y quizás la gente ha aprendido mucho, pero no sabemos qué pasará. Mucha gente me habla de que estaremos más conscientes de la necesidad de estar más conectados, más en sintonía, los unos con los otros. Mi gran esperanza es que después de esto, en cada colegio, en cada escuela del mundo, los niños se les enseñe las 4 R (leer, escribir, matemáticas y autorregulación). La autorregulación es muy central en este tiempo de Covid. Cómo mantenerse calmado, cómo poder respetar los ciclos de sueño, mantener el cuerpo sano, sentirse bien”.
-¿Qué más aprendió de la gripe española y los comportamientos de quienes sobrevivieron?
Los sobrevivientes quedaron muy traumatizados por esta pandemia. No se hablaba de ella, el trauma quedó enterrado, y se expresó, entonces, en síntomas físicos y en opresión doméstica. Las personas estaban aterrorizadas. Y pienso que la gripe española puede haber tenido algo que ver con que Hitler llegara al poder después.
-¿Por qué?
Porque las personas se sentían tan desalentadas que esperaban que alguna persona poderosa les pudiera resolver todos sus problemas. El trauma prolongado hace a las personas muy vulnerables a volcarse a soluciones absolutas. Por ejemplo, un conocido mío escribió un libro acerca de cómo después de grandes desastres naturales las personas son mucho más proclives a transformarse en fanáticos religiosos. Si estás asustado, buscas a alguna persona poderosa para que te ayude, pues te sientes muy indefenso. Entonces, depende de cómo Biden lo haga, que será muy importante no solo para Estados Unidos, sino para el mundo, al mostrar un ejemplo de cómo alguien es capaz de mantener el sentido de agencia (la conciencia sobre las propias acciones y consecuencias) vivo. La pregunta importante acá es si la lección de esto será estar más en control de nuestras vidas, o las personas se sentirán más desvalidas y buscarán una solución externa que los salve.
-Justamente, el Presidente Biden ha dicho que se necesita hacer un proceso de sanación en su país. ¿Cómo los países pueden sanar heridas, no solo del covid, sino del pasado?
Yo pienso en este tipo de cosas todo el tiempo. Para mí y para la mayoría de las personas que conozco, la presidencia de Trump fue más traumática que el covid. Y creo que los chilenos pueden entender esto, pues ustedes tuvieron esos años oscuros de dictadura terribles. Eso es más dañino que el virus. Que el sistema ya no tenga justicia ni predictibilidad, sino que la gente pueda ser baleada en la calle, todo eso es muy malo, y pienso que hasta un cierto punto, los ha definido a algunos países, como a Chile. Es parte de lo que ustedes son, un país donde hubo tortura, esa maldad que afectó tan profundamente a las personas y de tantos modos. Es que la manera cómo vivimos todos juntos es muy importante para prevenir y evitar el trauma.
-¿Qué es relevante, en su opinión?
Me pregunto, por ejemplo, hasta qué punto estamos creando sistemas escolares que son seguros. Hasta qué punto apoyamos a las personas para que no estén condenadas a la pobreza. O si proveemos servicios médicos y de salud a todos. Son temas muy muy importantes en términos de prevenir el trauma. Hasta ahora estoy muy contento con el nuevo gobierno de Joe Biden. Creo que el presidente está enfocándose realmente en sanar, y hacer que las personas se sientan seguras, a salvo, por ejemplo, en lo económico. Esto tiene un enorme impacto en las relaciones familiares y en los niveles de violencia que hay.
-¿Qué tipo de liderazgos se requieren para lograr eso?
Es una pregunta gigante, pero partiré por acá: para lidiar con el trauma, para enfrentarlo, lo que sirve es ser capaz de decir la verdad y no ser castigado por contar tu realidad. Entonces, el primer tema político es que sea posible la libertad de expresarse, lo que está en la esencia de la constitución americana, su primera enmienda. Segundo, y Franklin Delano Roosevelt lo dijo, ser libres del miedo, la pobreza, y de sentir miedo por tu salud. Entonces, poder expresarte, poder ir a una buena escuela, desarrollarte, tener salud, son realmente las fundaciones de una sociedad sana. Lo que es intrigante para mí, y que no entiendo, es por qué en algunas partes del mundo donde están haciéndolo relativamente bien en estos términos, haya movimientos afines a líderes totalitarios en la dirección opuesta. No sé de dónde viene eso, realmente.
-Las personas que han vivido trauma muchas veces quedan marginalizadas. ¿Cree que al estar el mundo viviendo, en conjunto, condiciones pretraumáticas, cambiará eso?
Mira, el trauma está en el medio de todos nosotros. Está por todos lados. Una de cuatro mujeres ha sido sexualmente abusada o acosada en su infancia. Uno de cuatro niños ha experimentado violencia física. Es cierto que si te vuelves sintomático, quedas marginalizado, pero la verdad es que el mundo está lleno de personas traumatizadas.
-¿Podrá haber después de la pandemia más compasión y empatía?
Esa es la decisión de fondo hoy en la sociedad estadounidense. ¿Vamos a ser una sociedad más compasiva o una más egoísta? Puede pasar una cosa o la otra: está abierto. Es interesante pensar en esto: después de la Primera Guerra Mundial, básicamente (en este sentido), nada pasó. Pero después de la segunda, las socialdemocracias nacieron producto de ella. Algo pasó ahí. Churchill perdió, los aristócratas fueron sacados de sus cargos, apareció la seguridad social, seguro de salud. Entonces, la segunda guerra mundial hizo que las personas estuvieran conscientes de cómo las desigualdades separan a la gente, dejándolos extremadamente heridos. ¿Aprenderemos esta vez la lección? Nadie lo sabe aún.