Pese a que numerosos especialistas utilizan este concepto en la actualidad, las prácticas a las que se refiere vienen desde antes de que se les agrupara en un término.
El “breadcrumbing” alude a un patrón de comportamiento en el que una persona muestra interés en otra de manera intermitente, pero constante. Sin embargo, en realidad no tiene la intención de generar un vínculo emocional ni de establecer una relación formal.
Un ejemplo es el siguiente: supongamos que descargaste una aplicación de citas y que empezaste a hablar con alguien que te pareció atractivo e interesante.
Después de unos días, se comparten sus redes sociales y siguen hablando por ahí: responde tus historias de Instagram con un mensaje, le da “me gusta” a tus fotos y, en ciertas ocasiones, incluso te deja un comentario.
Ahora, dentro de este caso hipotético, supongamos que te comienza a interesar más allá y que tienes la intención de conocerlo en una instancia presencial.
Le dices que quieres juntarte, pero siempre cuando le preguntas su respuesta es negativa.
No obstante, continúa interactuando contigo de la misma manera.
Esa situación podría clasificar dentro de lo que es el “breadcrumbing” o “migajas emocionales”, un método que algunos utilizan para manipular las emociones de otras personas y que puede traer consecuencias negativas en la salud mental de quiénes lo enfrentan.
El psicólogo de la Universidad Castilla-La Mancha en España, Raúl Navarro Olivas, explicó a la BBC que “la persona que hace el ‘breadcrumbing’ envía señales a otra porque pretende tener su atención o su refuerzo intermitente”.
Así, “busca, con mensajes inconsistentes en el tiempo, que el otro siempre esté presente”.
Los casos de “breadcrumbing” tienden a potenciarse en espacios como las redes sociales, en donde el contacto entre distintas personas está a solo un par de clicks de distancia y “no necesariamente hay contacto directo con el otro”.
Según Navarro, puede compararse con los escenarios en los que se juega en un tragamonedas. El premio se entrega de manera aleatoria, pero los jugadores siguen intentando hasta obtenerlo.
“En el ‘breadcrumbing’ hay un patrón de premiar a la otra persona, de ofrecerle algún tipo de contacto y luego darle algo negativo o el silencio”, explicó.
Cómo identificar el “breadcrumbing” y cuáles son sus consecuencias
El especialista advirtió que la intermitencia en la comunicación, ya sea en las redes o presencial, es la primera señal que se debería tener en cuenta.
Aquella “viene con un comportamiento muy errático”. “Cuando la persona más interesada en la relación propone planes, quien hace el ‘breadcrumbing’ no es claro a la hora de quedar”.
A esto se le suma que suelen ofrecer información incompleta con el objetivo de que el otro quede pendiente y que hablan de sus amigos o familiares como si los conociera, pero sin permitirle hacerlo.
También, pueden negarse a conocer al círculo cercano de quien es afectado.
“Las personas que tiran esas migajas pueden dar algunos detalles de su vida personal, con el ánimo de seguir manteniendo la atención de esa persona, pero no hay una comunicación emocional muy profunda”, alertó Navarro.
Asimismo, dijo que quienes hacen “breadcrumbing” mantienen el contacto sin tener planes a futuro.
“Aparecerán excusas para no comprometerse a largo plazo, lo que contrasta con su comportamiento de continuar hablándole a la otra persona”.
Tales comportamientos pueden generar confusión, mientras que quienes sufren de dependencia emocional o baja autoestima podrían enfrentarse a estar en un vínculo tóxico.
En este sentido, Navarro enfatizó que cualquiera puede ser víctima de estos comportamientos, por lo que es clave detectarlos cuando aparecen las primeras señales.
“Es dañino, porque ataca nuestra necesidad psicológica más importante, que es la de pertenencia y vincularse con otros seres. Y aunque no ha sido parte de los estudios, creo que puede generar indefensión aprendida. Es decir, cuando fracasas en tus relaciones piensas que de alguna manera eso se va a repetir”.
Bajo esta línea, citó una investigación publicada en el Journal of Environmental Research and Public Health, la cual concluyó que ser víctima de “breadcrumbing” puede generar insatisfacción e incrementar la sensación de desamparo y soledad.
Es por esto que el experto recomendó buscar apoyo en el círculo de confianza o la ayuda de un terapeuta para desligarse de estos casos.
“Habla con tu entorno, comenta lo que está ocurriendo para tener una visión externa. Cuando tienes un interés romántico, eso puede que no te haga ver lo negativo (...) En psicología a veces se insiste en que la persona tiene que ser resiliente, que tiene que sacar una fortaleza interior que le haga superar las adversidades. Pero a mí me gusta ver la resiliencia no como un rasgo individual, sino que se origina gracias a las personas que nos rodean”.
Cabe destacar que siempre es recomendable acudir con un especialista para evaluar cada situación en particular y las mejores formas de tratarla.