Es uno de los fenómenos más recurrentes entre los pasajeros que realizan un largo viaje en avión. El desfase horario que implica moverse de un lugar a otro puede traer alteraciones en cómo se percibe el tiempo y se administran las horas de sueño.
¿Alguna vez te ha pasado que llegas a otro país y sientes que tu organismo no logra adaptarse inicialmente al horario local? Bueno, aquello es conocido como jet lag y presenta síntomas tanto a nivel físico como cognitivo.
La directora del Instituto Appleton, Sally Ferguson, y el becario postdoctoral sénior de la CQUniversity Australia, Dean Miller, explicaron sus efectos de manera sencilla en un reciente artículo que publicaron en The Conversation.
“Tienes sueño cuando quieres estar despierto y estás muy alerta cuando quieres estar dormido. Tienes hambre en medio de la noche y puedes sentirte inflamado o con náuseas si comes durante el día (...) hasta que tu reloj biológico y todos los ritmos que controla se alineen con la nueva hora, estará fisiológica y mentalmente desconcertado”.
Si bien, es común que el jet lag aparezca después de los trayectos que involucren varias horas, no todas las personas lo viven de igual forma. Principalmente, porque los ritmos de cada una dependen de su caso particular.Pero a pesar de aquello, hay ciertas tendencias que se repiten en un mayor porcentaje.
La dirección de un vuelo y sus efectos en el jet lag de los pasajeros
Los especialistas detallaron que “la mayoría de nosotros tenemos un ciclo diario natural de aproximadamente 24,2 horas (...) entonces, si viviéramos en una cueva y no viéramos ninguna luz, nuestro ciclo de sueño/vigilia y otros ritmos diarios duraría eso”.
Con esa premisa, explicaron que un periodo más largo influye directamente en cómo una persona se adapta al desfase horario.
Para sostenerlo, citaron una investigación académica que sugiere que, si eres parte de este último grupo, “podrías adaptarte más rápido a los viajes hacia el oeste”.
A ello se le suma, a nivel más general, que “muchos consideran que viajar hacia esa dirección es más fácil, debido a que ‘ganan tiempo’”, a diferencia de si van hacia la opuesta.
Aún así, hasta el momento no se tiene seguridad de si un ciclo más corto influye de la misma manera en la dirección contraria, es decir, hacia el este.
Cómo reducir el impacto del desfase horario
Pese a que los efectos del jet lag son temporales y no permanentes, estos pueden incomodar más a algunas personas. Sobre todo si sienten que les afectará negativamente en sus primeras horas en otro territorio.
Es por esto que Ferguson y Miller compartieron sus recomendaciones para que puedas reducir el impacto.
En primer lugar, destacaron la importancia de decidir “si vale la pena intentar adaptarse al nuevo horario o no”, ya que si estarás fuera por un corto periodo de tiempo, los cambios entre la ida y la vuelta podrían ser muy bruscos y generarte mayores molestias.
“Si son más de tres días, comienza a mover conscientemente tus propios ritmos, como cuando duermes, comes, haces ejercicio y recibes luz solar, hacia la nueva zona horaria”, manifestaron los expertos, para luego agregar que puedes ajustar tu reloj antes de partir o incluso en el mismo avión, con el objetivo de continuar tus actividades con ese marco en consideración.
Asimismo, sugirieron reducir el consumo de cafeína y alcohol, ya que estos líquidos podrían esitmularte o deshidratarte, lo que podría hacer más difícil que después aproveches tus horas de sueño.
Bajo esta línea, añadieron que “si eres propenso o experimentas problemas estomacales mientras viajas, apégate a las comidas pequeñas y come cuando tengas hambre”.
“Al adaptarte a una nueva zona horaria, intenta dormir durante la noche local y solo descansa cuando lo necesites en otros momentos (...) la luz del sol es clave (...) dependiendo del cambio, las actividades al aire libre programadas también ayudarán”.
Cabe destacar que siempre es recomendable visitar a un doctor en caso de que los síntomas se extiendan o creas que puedan estar relacionados con un fenómeno más allá del jet lag.
