La Marina de Estados Unidos está probando un prototipo que le permitirá recargar misiles en el océano de forma más rápida.
Se trata de un aspecto sumamente relevante, ya que aunque sus destructores pueden disparar docenas de misiles de crucero en apenas unos minutos, el tiempo para recargar los proyectiles de un buque puede llevar hasta dos meses.
Aquella demora podría tener efectos significativos en el contexto de, por ejemplo, una eventual guerra con China.
En medio de un escenario en el que el gigante asiático ha intensificado sus ejercicios militares en el mar, Estados Unidos ha buscado nuevas formas de optimizar sus operaciones marítimas.
Cómo se diseñó el sistema de la Marina de Estados Unidos para recargar misiles en el mar
Informaciones rescatadas por el Wall Street Journal detallan que los ingenieros estadounidenses sacaron una grúa de 30 años de antigüedad de su almacenamiento, para luego desmontarla y redactar planos digitales para aplicarle ingeniería inversa, con la ayuda de algunos dibujos de archivo.
Ya con esos nuevos planos, los introdujeron en una simulación por computadora e identificaron los puntos más débiles del mecanismo, para así tomar medidas como agregar alrededor de 140 kilos de acero.
El líder técnico del proyecto, Ryan Hayleck, contó al citado medio que también incorporaron refuerzo de materiales en cubierta para soportar las cargas.
Después, los especialistas conectaron dos barcos y la grúa con sensores para ver cómo se movían los elementos y qué tensiones enfrentaban.
El resultado fue el llamado Método de Recarga Transferible en el Mar (TRAM, por sus siglas en inglés).
Cómo funciona el sistema de la Marina de Estados Unidos para recargar misiles en el mar
La relevancia del TRAM radica en que el mecanismo promete reducir el tiempo necesario para la recarga de los misiles, para así llevarlo a potencialmente solo unos días
El secretario de la Marina, Carlos Del Toro, explicó al Journal que “la capacidad de reafirmarse en el mar será fundamental para cualquier conflicto futuro en el Pacífico”.
En una prueba que se hizo recientemente, el citado medio pudo ver cómo opera el TRAM.
Mientras dos buques están posicionados uno al lado del otro, los técnicos utilizan un radar para evaluar la agitación de las aguas.
Aquello se hace tanto antes como durante el envío de un contenedor de misiles mediante una tirolina, la cual está posicionada entre los dos barcos, a una distancia de unos 55 metros.
Los misiles son sujetados por una grúa con garras que está unida al buque de guerra y que manda, a través de rieles, las cajas. Todo esto, por sobre el mar.
Se afirma que los misiles, en sus cajas, pueden pesar más de 2.700 kilos.
Una vez posicionadas, estas deben deslizarse suavemente hacia celdas de lanzamiento ajustadas, ya que los empujones podrían dañar los sistemas o desencadenar un accidente fatal.
Por qué es importante para Estados Unidos el sistema para recargar misiles en el mar
Fuentes del Pentágono consultadas por el Journal afirmaron que los estrategas estadounidenses temen que, si estallan combates en el Pacífico occidental, los destructores y buques de guerra puedan quedarse sin municiones.
Esto último podría ocurrir en el transcurso de días o, incluso, horas.
Como volver a armarlos podría significar un tiempo de hasta dos meses fuera de combate, Del Toro encargó a los comandantes e ingenieros que encontraran formas de recargar los misiles de la flota en puertos remotos o en altamar.
De no ser así, los barcos estadounidenses podrían tener que navegar a bases en Hawaii o California, lo que los dejaría fuera de servicio por al menos unas semanas.
Se trata de una problemática que ya ha causado dificultades a sus tropas en el Mar Rojo, en donde se han desplegado buques de guerra para defender a los barcos de carga que son atacados por los hutíes de Yemen.
Esas naves deben navegar a través del Canal de Suez y a puertos en Grecia o España para poder recargar, lo que se traduce en tiempos prolongados.
El almirante retirado de la Armada estadounidense y excomandante supremo aliado en Europa de la OTAN, James Stavridis, planteó al Journal: “Deberíamos haber desarrollado esta capacidad por completo hace décadas”.
“Una y otra vez, después de disparar una carga significativa de Tomahawks... tuve que sacar mis buques de guerra de la línea para rearmarme”, agregó.
Ahora, las autoridades de la Marina esperan que el TRAM contribuya a reducir los tiempos.
Durante un simulacro de este mecanismo realizado con los barcos USNS Washington Chambers y USS Chosin, Del Toro enfatizó: “Estamos transformando la forma en que combatimos”.
Junto con ello, dijo que espera que se incluyan equipos de este tipo en el trabajo de modernización de barcos que está previsto para los próximos años.
Actualmente, los únicos buques de guerra estadounidenses que pueden mantenerse indefinidamente en el mar y continuar en combate son sus 11 portaaviones de propulsión nuclear.
Estos últimos, además de nueve buques de asalto anfibios más pequeños, de los cuales ninguno lleva silos de misiles verticales.
Incorporar el TRAM podría multiplicar la cifra por cinco, lo que elevaría a un total de 100 buques de guerra, sin construir ni uno solo adicional.