Desde el inicio de la invasión el 24 de febrero de 2022, Ucrania ha mantenido sus esfuerzos para contrarrestar la ofensiva de las tropas de Rusia, que buscan avanzar en el frente de batalla desde los territorios que ya han podido ocupar.
En medio de este escenario, el 6 de agosto de 2024 el presidente Volodimir Zelenski presentó un cambio sorpresivo en la estrategia para enfrentar la guerra.
Desde esa fecha, sus fuerzas han efectuado una incursión militar transfronteriza que ha obligado al Kremlin a destinar parte de sus recursos hacia la región de Kursk.
Según han planteado distintos analistas, uno de los objetivos de esta medida es que Rusia mueva parte de sus armas y efectivos para defender esta zona, lo que a su vez puede dificultar sus avances en el suelo ucraniano.
Tomar control de localidades en su territorio también dejaría a Ucrania en una mejor posición para eventuales negociaciones.
Durante los más de dos años en los que se ha extendido la guerra, los drones de combate se han posicionado como un armamento esencial para las fuerzas dirigidas por Kiev.
No solo en el frente de batalla en el este del país, sino que también en el Mar Negro, en donde han protagonizado múltiples enfrentamientos.
Se trata de una vía clave para ambas facciones, la cual desde antes de la guerra ha sido fundamental para la exportación de los productos agrícolas de Ucrania y el petróleo de Rusia.
Al inicio de la invasión en febrero de 2022, el Kremlin amenazaba con un mayor poderío naval que el de Ucrania.
De hecho, la mayoría de los barcos de este último país habían sido confiscados por Rusia en 2014, cuando sus tropas concretaron la anexión de Crimea.
Sin embargo, a pesar de la disparidad, Ucrania ha podido desarrollar drones marinos no tripulados que han puesto en jaque a la Marina rusa.
Cuál es la relevancia de los drones navales para Ucrania
Una de las herramientas a las que han recurrido es el Magura.
En apariencia, este dispositivo de combate se ve similar a una lancha y no resalta por tener grandes cañones ni explosivos a simple vista.
No obstante, su despliegue ha contribuido a cambiar el curso del conflicto y a romper con el bloqueo ruso en el Mar Negro.
Con este dron naval, las fuerzas ucranianas han podido dañar o destruir alrededor de dos docenas de buques de guerra de Rusia, según rescata Time.
Y una de sus características más destacadas, es que cada unidad tiene un valor cercano a los 200.000 dólares.
Dicho monto es considerablemente menor que los miles de millones de dólares que pueden costar los buques de desembarco o portamisiles.
El uso de los drones marinos de Ucrania no solo se ha traducido en un inminente riesgo para las flotas rusas, sino que también en una potencial amenaza para sus puertos y bases navales.
El jefe de la oficina del presidente Zelenski, Andriy Yermak, declaró al citado medio que “lo único que entienden los rusos es el lenguaje de la fuerza”, por lo que “no detendrán la guerra a menos que sientan el peligro de seguir combatiendo contra nosotros”.
Aunque distintos analistas han sugerido que ningún tipo de arma por sí sola puede asegurar una victoria en la guerra, pueden afectar notoriamente su transcurso. Y así ha sido en el caso de la guerra en Ucrania.
Cuando se desató la invasión rusa en febrero de 2022, en el primer día, el buque insignia de Rusia, el Moskva, se posicionó en las cercanías de la Isla de las Serpientes en el Mar Negro, en donde Ucrania mantenía un cuartel.
Los tripulantes del barco, por radio, le exigieron a las tropas ucranianas que se rindieran.
Ante la tajante negativa de estas últimas, el Moskva abrió fuego y los defensores de la isla murieron o fueron tomados como prisioneros.
Dos meses después, a mediados de abril de ese año, Ucrania respondió con un ataque contra el ejemplar.
Desde Kiev aseguraron en ese entonces que lanzaron dos misiles Neptune que impactaron en la nave y llevaron a que se hundiera.
Por otro lado, desde el Ministerio de Defensa ruso, afirmaron que el buque se hundió debido a un incendio que provocó la explosión de municiones que llevaban a bordo.
Sin embargo, no precisaron la causa original de ese incendio, según rescató la BBC.
Tras aquel episodio, el presidente Zelenski comentó a Time que la baja del Moskva “cambia la posición de las piezas en el tablero de ajedrez”.
Para Ucrania, el buque no solo era un objetivo militar, sino que también uno simbólico, ya que participó en la ofensiva rusa desde el inicio de la invasión.
Si bien la operación fue exitosa para las tropas ucranianas, Rusia seguía ejerciendo poder sobre sus costas y mantenía un bloqueo que cortó el tráfico de cargas y los movimientos en el puerto de Odesa, el más grande del país.
Con el propósito de evitar que desembarcaran en las playas, Ucrania recurrió a posicionar minas en la arena y a lo largo de la costa sur.
El objetivo del Kremlin era desgastar la economía ucraniana.
Como aquello generó consecuencias en cadena hacia otros países, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y Turquía propusieron un acuerdo para reanudar la exportación de cereales, el cual fue aceptado por Rusia en julio de 2022.
De esta manera, se permitió que unos mil buques de carga pudieran transportar alimentos ucranianos hacia el resto del mundo.
Pero, como es conocido, la guerra continuaba y las fuerzas ucranianas estaban en busca de nuevas estrategias y armamentos para enfrentar la invasión rusa por diferentes vías.
Así fueron enfocándose en elaborar drones no tripulados que destacarán por ser más económicos y, por supuesto, eficientes.
Cómo son y cómo se desarrolló este tipo de armamento
Al igual que varios otros dispositivos de este tipo, los drones navales ucranianos fueron concebidos en un garage.
Según informaciones reunidas por el citado medio, en 2022 un grupo de amigos compuesto por exfuncionarios, ingenieros, ejecutivos e inversores tecnológicos se concentró en la creación de herramientas que pudiesen aportar a los esfuerzos de Kiev.
Un miembro del equipo relató que, como no tenían experiencia militar en terreno, pensaron que podían suministrar un apoyo más efectivo desde sus propias áreas de conocimiento.
“Nos dimos cuenta de que no seríamos de mucha utilidad si andábamos por ahí con fusiles de asalto”.
Bajo esa premisa, investigaron sobre armas y empezaron a hacer experimentos.
En esas pruebas, notaron que si ponían una antena parabólica Starlink en la parte superior de un cuadricóptero, podían aumentar su alcance significativamente.
Aquello se tradujo en que pudieron crear un dron capaz de cruzar las líneas de frente para cumplir con tareas de vigilancia y ataque directo, a través del lanzamiento de granadas sobre posiciones rusas.
La efectividad de los dispositivos se hizo notar, por lo que el general de brigada Ivan Lukashevych, un alto oficial del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), les propuso una asociación para que hicieran una versión marítima del sistema, colocando una antena Starlink en una lancha a motor para mejorar su alcance.
Bastaron apenas unas semanas para que el equipo fabricara unos cuantos ejemplares operativos, por lo que se emitió un permiso para realizar un ataque con estos drones navales.
La mira se fijó en el puerto de Sebastopol, sede de la flota rusa en el Mar Negro.
“No tenían ni idea de lo que se les avecinaba”, dijo Lukashevych al recordar ese episodio con la mencionada revista.
Pero la situación no transcurrió como lo esperaban: mientras los operadores dirigían los drones a la distancia, las pantallas se fueron apagando.
El motivo de esos problemas técnicos se dio a raíz de que Starlink no quería que se usara su tecnología para misiones de este tipo en Crimea.
“Starlink no estaba pensada para participar en guerras. Era para que la gente pudiera ver Netflix, relajarse, conectarse a Internet para el colegio y hacer cosas buenas y pacíficas, no ataques con drones”, explicó posteriormente Elon Musk en una entrevista con su biógrafo, Walter Isaacson, la cual fue publicada en el Washington Post en septiembre del 2023.
Cabe recordar que el magnate es propietario de dicha compañía, que nació como un proyecto de SpaceX. Entre las otras firmas que dirige, también están Tesla, Neuralink y la red social X (ex Twitter).
Frente a los imprevistos que enfrentaron, Lukashevych ordenó a los ingenieros que buscaran una solución alternativa.
Unos meses después, pudieron rediseñar los sistemas de comunicaciones de los drones navales.
El paso siguiente fue comenzar a usarlos en múltiples ataques, como uno que se dio el 17 de julio de 2023 en el puente que une Rusia con Crimea.
La ofensiva ucraniana generó graves daños en la estructura, por lo que el Kremlin respondió disparando misiles contra los puertos de ciudades como Odesa.
Junto con ello, reanudaron el bloqueo en el Mar Negro.
Para ese entonces, Ucrania también contaba con unos drones llamados Sea Baby que podían transportar más explosivos y que habían sido desarrollados por el SBU.
Como una forma de advertir a Rusia las consecuencias de sus medidas, se ordenó un ataque contra el puerto de Novorossiysk.
Dicha zona tiene un importante rol estratégico para el Kremlin, ya que sirve como un centro para la exportación de petróleo.
El ahora exministro de Infraestructura de Ucrania, Oleksandr Kubrakov, dijo a Time: “Necesitábamos que los rusos entendieran que no tenemos nada que perder”.
“Si nuestros puertos en el Mar Negro no funcionan, los de ellos tampoco”, enfatizó el entonces titular de dicha cartera, quien estuvo en la reunión en la que se tomó la decisión de atacar el mencionado puerto.
En agosto de 2023, un dron naval de las tropas ucranianas atacó un buque de desembarco ruso llamado Olenegorsky Gornyak y le generó daños significativos, por lo que tuvo que ser remolcado.
El jefe del SBU, Vasyl Maliuk, aseguró que esta acción demostró que podían hundir buques rusos aunque estuviesen alejados, lo que llevó a que ya no se considerarán “los amos del Mar Negro”.
Además se vieron “obligados a esconder sus barcos”, a través de movimientos como llevarlos a puertos más lejanos y evitar que se acercaran a las costas ucranianas.
Manifestaron con su ofensiva que, si el Kremlin atacaba sus puertos, ellos también podían responder con sus inminentes drones navales.
“Ya no controlan el mar. No todo”, declaró Zelenski meses después de ese episodio, según rescató el citado medio.
Respecto al Magura, uno de los desarrolladores dijo que “uno de estos es suficiente para perforar un (buque) portaaviones”.
Y aunque reconoció que “probablemente” no lo hundiría de forma inmediata, aseguró que “si lo golpeas con cinco o seis de estos, entonces sí, se hundirá”.