La creatividad es uno de los aspectos esenciales del ser humano. A través de ella no solo se puede llegar a propuestas artísticas, sino que también, a la resolución de conflictos en el trabajo y otras situaciones de la vida cotidiana. La lista es inmensa y probablemente interminable.
Tal como sugiere un artículo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), su significado es amplio y su importancia es “vital” e “incuestionable”. Por su parte, la Real Academia Española (RAE) define la palabra como la “facultad de crear” y la “capacidad de creación”.
Una de las personas que más ha destacado por esto último es el escritor Ernest Hemingway, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1954 y autor de la novela galardonada con un Pulitzer, El viejo y el mar (Charles Scribner’s Sons, 1952).
Y si bien, el estadounidense falleció el 2 de julio de 1961, sus obras todavía son recordadas alrededor del mundo, mientras que sus relatos han inspirado a millones de lectores.
Las ideas inspiradas en Ernest Hemingway para potenciar la creatividad
Según informaciones rescatadas por Infobae, él solía decir que la mejor forma de potenciar la creatividad y no fallar a la hora de ejecutarla es “parar cuando vas bien”.
Dicha cita forma parte de declaraciones que Hemingway hizo a la revista Esquire en 1935, instancia en la que planteó que dejar una actividad a la mitad puede ser positivo en ciertos casos.
“Trata de recordar el tema en el que estás y no lo pienses ni te preocupes hasta que empieces al día siguiente. De esa manera, tu subconsciente trabajará en ello todo el tiempo. Pero si lo piensas conscientemente o te preocupas por ello, lo matarás y tu cerebro se cansará”, manifestó el escritor.
Bajo esa premisa, desde el citado medio consultaron a especialistas para elaborar un listado con cuatro ideas inspiradas en sus dichos, las cuales tienen el objetivo de potenciar la creatividad.
La primera de ellas consiste en valorar el aburrimiento. En este sentido, la psicoanalista y presidenta de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), Gabriela Goldstein, manifestó que a pesar de que a veces es considerado socialmente como un aspecto negativo, no tiene por qué serlo necesariamente.
“Muchas veces la vida subjetiva, el mundo interno de cada ser humano, se cultiva de muchas formas, desde la niñez en adelante. Y tiene que ver con permitirse sentir aburrimiento. Este sentimiento es interesante cuando hay un otro y ciertas garantías en el entorno, es decir, que la soledad se modula y genera potencialmente un espacio íntimo para pensar y crear. Cuando aburrirse es la posibilidad de dar espacio y lugar al deseo, emerge la creatividad”, explicó.
Asimismo, el psicoanalista, psiquiatra y miembro de la misma asociación, Juan Eduardo Tesone, detalló que permitirse esa posibilidad es clave para contactar con el mundo interior, tanto en la infancia como en la adultez.
En sus palabras, “hay momentos en los cuales aburrirse puede ser fructífero, una experiencia fecunda para la vida interior de la persona en la medida en que la hace encontrarse consigo misma y, de algún modo, contactar con su deseo y con algún proyecto”.
“Parar la acción, detenernos, puede ser útil y fecundo en la medida en que podamos reflexionar, aunque esto implique aburrirse”, agregó Tesone.
El segundo punto inspirado en lo que dijo Hemingway tiene que ver con la importancia de descansar.
Numerosos estudios científicos han abordado cuántas horas de sueño se requieren dependiendo de la edad de cada persona. Por supuesto, aquello es de suma relevancia y tiene efectos concretos en la salud tanto física como mental.
Pero si se piensa más allá del momento preciso en que alguien se acuesta y se despierta “al día siguiente”, como decía Hemingway, el sueño ligero también puede ser beneficioso.
Así lo sugirió un estudio publicado en Science Advances, el cual concluyó que el 83% de los participantes que alcanzaron solo la primera etapa de sueño (es decir, al menos 15 segundos “con movimientos oculares no rápidos”) presentaron mayor creatividad a la hora de resolver problemas, mientras que solo el 30% de quienes permanecieron despiertos pudieron detectar el acertijo oculto al que fueron expuestos.
La distancia frente a las situaciones y cómo distribuir el tiempo
La tercera idea en base a lo propuesto por Hemingway está relacionada a “alejarse del problema antes de volver a él”, según planteó a Infobae el ingeniero especialista en estrategia e innovación, Diego Pasjalidis.
“Tener una visión ampliada y sistémica nos permite incorporar actores o factores externos que pueden ayudar o limitar la puesta en marcha”, precisó.
Por su parte, el doctor en biología y autor del libro Ciencia de las buenas ideas (Siglo XXI Editores Argentina, 2022), Diego Golombek, sugirió que “los creativos deben incubar la idea y dejarla madurar”.
Refiriéndose a declaraciones del cofundador de London School of Economics, Graham Wallas, explicó que “él nos recomienda dos caminos: o bien dedicarnos conscientemente a otras cosas (salir a pasear, ordenar la colección de figuritas), o relajarnos y evitar todo pensamiento consciente”.
“Nos insta a dejar los problemas en proceso, sin terminar, en el fondo de algún cajón, mientras nos dedicamos a otros. Nada de agarrar un problema de principio a final, que puede ser sinónimo de no llegar nunca”, añadió Golombek.
Junto a los tres puntos abordados por los expertos, Pasjalidis destacó la importancia de optimizar el tiempo y dejar espacio para “discutir problemáticas, identificar oportunidades o intercambiar experiencias”.
A ello se le suma, según el especialista en productividad y gestión personal, Berto Peña, que antes de desarrollar hábitos es necesario identificar los motivos.
“No motivación, sino motivos claros y que sean propios. Muchas veces la falsa motivación genera hábitos pasajeros. Hay que tener motivos verdaderos para ese cambio”, enfatizó a Infobae.
Una vez con eso, dijo que el paso siguiente es “tener claro cómo lo voy a hacer”, un factor que puede confundirse con las aspiraciones que se tienen.
“Las personas estamos programadas para desear: ‘Necesito encontrar tiempo, quiero estar más en forma, tengo que organizarme mejor’. Esos son deseos, no son acciones. La clave para comenzar a convertir deseos en acciones es traducirlos a detalles pequeños del día a día”, sentenció Peña.