En 2019, la aplicación de citas para personas que están en una relación, Second Love, compartió un sondeo que despertó las alarmas en numerosos matrimonios: Chile se posicionó como el país con más infidelidades de Latinoamérica.
Según sus datos, la mayoría de los usuarios se registraron en Santiago, mientras que los motivos detrás de su actuar se deberían a “tener una aventura que les permita regresar a su relación estable de una manera más satisfecha”.
Otras cifras reveladas el año pasado por un sitio similar, Ashley Madison, detallaron cuáles eran las ciudades del país con más cibernautas en su plataforma. En esa lista, destacaron que “desde Iquique hasta Los Ángeles, hay muchas personas con ideas afines esperando conectarse” y que Concepción figuró como la primera en el ránking y Viña del Mar como la segunda.
Por su parte, Santiago —a pesar de ser la capital y ciudad más grande de Chile— no resaltó en su recopilación de datos.
Es conocido que las infidelidades, sobre todo cuando son en un contexto de matrimonio, podrían desatar una serie de situaciones complejas, entre las cuales no solo figura una desconfianza constante o el quiebre de la pareja, sino que también, el sufrimiento de los hijos que nacieron a partir de su unión (si es que los hay).
Pero, ¿cómo se vinculan la infidelidad y la depresión? El psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin lo detalló en un reciente artículo que publicó en Infobae.
El vínculo entre la infidelidad y la depresión
La manera en que entendemos las relaciones socialmente ha ido cambiando con el paso de los años. De hecho, hoy es cada vez más común que algunas personas acuerden tener experiencias fuera de su unión, para así tener otras vivencias sexuales o emocionales.
A pesar de aquello, Ghedin destacó que “no toda pareja está preparada para abrirla, es más, tener relaciones abiertas consensuadas con la única intención de salvar un vínculo que hace agua, es dar el paso que faltaba para la ruptura”.
Por lo que, en otras palabras, el argumento escrito más arriba sería un paso al quiebre si no se cuenta con un consenso previo “sobre una base de solidez vincular”.
Más allá de las relaciones abiertas que terminan en un completo fracaso, también están los infieles que hacen sus andanzas a escondidas. Según el especialista, estas conductas —cuando salen a la luz— pueden generar extrañeza, ira, angustia, autorreproches y la necesidad de buscar una “revancha sexual” o económica en quien fue engañado.
Entre esos factores, también se encuentran síntomas de depresión.
“Existen estudios que demuestran que la reacción frente al hecho infiel está dentro de los factores estresantes relacionados con la humillación, lo que provoca síntomas depresivos”, detalló el experto, “un alto porcentaje de personas refieren depresión mayor después de descubrir la infidelidad en el último año, sobre todo cuando el vínculo de pareja viene con problemas y no cuentan con los recursos psicológicos necesarios para afrontar la situación”.
En este sentido, profundizó en que “la humillación devalúa a la persona con respecto a sí misma y a los demás, por lo cual, la infidelidad está dentro de esta categoría”. Asimismo, destacó que “pueden ser correlatos importantes de depresión más en mujeres que en hombres”.
Los efectos de la infidelidad en la salud mental
Una investigación publicada en Estados Unidos por Proceso Familiar en 2016 reveló que las personas que se enteran de una infidelidad son nueve veces más propensas a sufrir un cuadro de depresión que quienes no se enteran.
De la misma manera, encontraron que “provoca sentimientos de desesperanza, impotencia y derrota, que, de por sí, son estados afectivos que predisponen a la depresión”.
“Sumado a esto, aumenta el consumo de alcohol y la ansiedad social (fobia social)”, añadió Ghedin.
Junto con ello, el estudio revisado por el experto sugirió que en los 12 meses previos a la entrevista con los investigadores, “las mujeres eran ocho veces más propensas que los hombres a descubrir que su pareja estaba teniendo una aventura”.
Además, “se demostró que de las tres formas de descubrir la infidelidad (entrarse por sí misma, que le cuenten otros o in fraganti), las dos primeras tienen más probabilidades de tener síntomas depresivos”.
Pese a que los posibles desenlaces por una infidelidad podrían ser diversos en una relación —desde el quiebre total hasta seguir juntos bajo un acuerdo— Ghedin enfatizó que la terapia siempre es una opción recomendable, tanto para quienes tienen síntomas depresivos como para quienes viven una situación compleja a nivel relacional.
Si bien, la posibilidad de reconstruir el vínculo está sujeta a múltiples factores que varían según cada caso, pueden existir posibilidades de que el proceso recupere la confianza entre ambos.
Aun así, el sexólogo sentenció: “Es un tema de la pareja, de nadie más; de nada sirve seguir sufriendo para sostener la apariencia de ‘somos una pareja o una familia perfecta’”.
¿No sabes si necesitas ir a terapia? Este artículo podría serte de utilidad, mientras que acá están las claves para apoyar a alguien que vive un momento difícil y aquí algunos factores que deberías considerar para iniciar este 2023 con el objetivo de mejorar tu salud mental.