Los aviones F-5 que posee Chile han cumplido un rol fundamental en sus más de 45 años de servicio en el país.
La FACh recibió los primeros cuatro ejemplares el 26 de julio de 1976, según el relato de la propia institución.
El acuerdo de adquisición que se logró en ese entonces constaba de 15 aeronaves monoplaza y tres de instrucción.
Los vehículos militares provenientes desde Estados Unidos aterrizaron en la Base Aérea de Cerro Moreno en Antofagasta.
Y, posteriormente, fueron destinados a resguardar los cielos australes en el Grupo de Aviación Nº12.
La recepción de los F-5 en 1976 marcó un hito histórico, ya que significó la llegada del primer avión de combate supersónico de la institución, según rescata el sitio especializado en esta materia, InfoDefensa. Es decir, que supera la velocidad del sonido.
Desde el conglomerado de empresas aeroespaciales y de defensa estadounidense, Northrop Grumman Corporation, afirman en su página oficial que los F-5 Tigre cuentan con “uno de los diseños de aeronaves militares más duraderos jamás presentados”.
La firma fabricante detalla que se trata de “un avión de combate supersónico ágil, altamente maniobrable y confiable, que combina un diseño aerodinámico avanzado, rendimiento de los motores y bajos costos operativos”.
También precisan que “el vuelo inicial de los F-5 se realizó el 31 de julio de 1963 en la Base Aérea Edwards (en California) y que “aproximadamente dos tercios de los F-5 de producción original siguen en funcionamiento en 26 países, incluido Estados Unidos”.
“La Marina estadounidense utiliza el F-5 en sus escuadrones de adversarios para simular aviones enemigos en ejercicios de entrenamiento de combate aéreo. Las Fuerzas Aéreas de EE.UU. utilizaron el F-5 en una función de entrenamiento similar”, agregan.
El comandante en jefe de la FACh entre 2018 y 2022, el general del aire Arturo Merino Núñez, se refirió a la relevancia de estas aeronaves para Chile en una entrevista con el citado medio dedicado a esta materia, publicada en 2021.
En esa conversación, explicó que “contar por tanto tiempo con el material de vuelo F-5, en sus versiones Tigre Il y Tigre III, ha sido muy importante en las distintas etapas del desarrollo de la fuerza de combate institucional”.
Aseguró que el sistema ha tenido una serie de modificaciones con el paso de los años, las cuales “le han permitido operar sin restricciones hasta el día de hoy, incluso en un escenario geográfico muy distinto al que en un comienzo se definió para su operación”.
Los cambios que se añadieron con el tiempo incluyeron un nuevo mecanismo de administración de datos y pantallas multifunción, entre otros, según informa el sitio especializado en asuntos aeroespaciales Vortexx.
El modelo F-5 Tigre III tiene 14,5 metros de largo y 4,1 metros de alto, además de la capacidad de alcanzar una velocidad máxima de 1.875 km/h, según datos reunidos por T13.
Las características de los aviones F-5 que tiene Chile
El experto en estrategias militares y profesor del Master of Engineering Management de la Universidad de los Andes, Alfonso Kaiser, explica a La Tercera que “primero hay que entender para qué fue hecho” el F-5.
“Se llamaba Freedom Fighter, o sea, ‘combatiente por la libertad’. Este fue concebido en la Guerra Fría para que los aliados de Estados Unidos tuvieran aviones baratos y de alta performance para operar”.
La idea de sus fabricantes —Northrop Corporation— era presentar “una aeronave militar con gran capacidad de combate aire-aire, con alguna capacidad de tirar bombas también”, afirma el experto.
“O sea, era multirol, pero especializado en combate aire-aire. Eso es lo básico. Chile compró alrededor de 18 aviones nuevos en 1976: 15 monoplaza y tres biplaza. Estos últimos sirven para entrenamiento, a veces tienen un poco menos de electrónica y en ciertos modelos un alcance levemente menor. Pero en general son bastante parecidos los dos”.
Sin embargo, la diferencia principal es que los primeros se utilizan para labores de combate.
Con el transcurso de los años, en la década del 90, la compañía “Elbit Systems y la Empresa Nacional de Aeronáutica de Chile (ENAER) los modernizaron mucho”, afirma Kaiser.
“Los dotaron del radar Elta ELM-2032, que es muy eficiente. También le pusieron una sonda de reabastecimiento en vuelo, porque el único problema que tenían estos aviones era su poca autonomía. Con esta pudieron mejorar eso”.
“Además le cambiaron el armamento. Ya podían llevar misiles Python-4, que son de corto alcance, pero asociados a un casco con el que el piloto apuntaba con los ojos y la cabeza del misil se iba a donde estaba viendo. Esto era revolucionario para la época, eran los años 90″.
En este sentido, el especialista afirma que tales proyectiles con el casco DASH (Display and Sight Helmet) son útiles para combates aire-aire de hasta 15 kilómetros aproximadamente.
Junto con ello, asegura que “tenían los misiles Sidewinder con los que venían los mismos aviones”.
“Con el nuevo radar también tienen posibilidad de combate más allá del alcance visual. Todos los misiles aire-aire de corto alcance, en general, ocupan infrarrojos. O sea, se enganchan sobre el calor del avión enemigo. Pero los de mediano alcance están muy lejos para hacer eso. Entonces, ¿qué hacen? Los enganchan a través del radar. Y por eso es importante la modernización que se hizo”.
“Pueden llevar los de medio alcance hasta 50 kilómetros. Los Derby, que son israelíes y todavía están en servicio. Los llevan los F-5″.
“Independiente de eso, la modernización que se les hizo también les permite llevar los misiles AIM-120, que son los que trajeron después los F-16. Aunque, en nuestro caso, no los ocupan los F-5, sino que los tienen reservados para estos últimos aviones”.
Si se comparan los F-5 y los F-16 —a grandes rasgos— se puede encontrar una diferencia fundamental.
Kaiser explica que los segundos son monomotor, mientras que los primeros son bimotor.
“Por lo tanto, los F-5 son especialmente útiles para ir a zonas complejas, como es la austral en Chile. Se valora mucho que tenga dos motores, porque si falla uno, el avión puede volver con el otro. Esto no lo tenían ni los Mirage ni los F-16″, subraya el académico de la Universidad de los Andes.
La Tercera se contactó con la Fuerza Aérea de Chile para consultarle sobre los F-5 pertenecientes a su arsenal. Aunque se envió la solicitud que pidió la institución, al cierre de este artículo no hubo respuesta.