Las obras del escritor británico George Orwell (1903-1950) han sorprendido a lectores de distintas generaciones.
Entre las más destacadas, se encuentran Rebelión en la granja (1945) y 1984 (1949).
Y pese a que los dos libros están situados en espacios distintos, tienen algunos factores en común.
El más evidente, es que ambos abordan temas políticos que se relacionan con el control que ejercen las esferas de poder sobre el resto de la ciudadanía.
En el primero, Orwell sitúa al lector —como el título lo sugiere— en una granja de animales en la que estos se toman el poder.
Sin embargo, a pesar de que inicialmente buscaban igualdad para todos, una especie se impone por sobre las otras.
Por otro lado, en el caso de 1984, Orwell describe un mundo distópico en el que hay una vigilancia permanente y en el que figuran organismos como “la policía del Pensamiento”.
Sus trabajos han sido objeto de múltiples análisis académicos que comparan aspectos de sus libros con otros de la realidad, tanto histórica, como del presente y de lo que podría ser un inminente futuro.
Junto con ello, el adjetivo “orwelliano” ha ganado protagonismo a la cultura popular, al igual que otros que también aluden a autores, tales como “kafkiano” (Franz Kafka), “dantesco” (Dante Alighieri) o “maquiavélico” (Nicolás Maquiavelo).
No obstante, en algunos casos, el término es mal utilizado y no alude realmente a los escritos o las experiencias de británico.
Por este motivo, el autor y biógrafo de Orwell, David J. Taylor, explicó cómo definiría este concepto, en conversación con el programa Orwell vs Kafka de BBC Sounds.
La definición del adjetivo “orwelliano” y qué dice sobre George Orwell
El especialista anticipó que el principal problema para definir qué es lo “orwelliano” es que “puede significar cualquier cosa que quieras que signifique”.
Eso sí, dentro de ciertos marcos en concreto.
“Orwell es tan omnipresente en nuestro mundo en estos días que la palabra ‘orwelliano’ la puede reclamar prácticamente cualquier persona que tenga algún tipo de queja contra la autoridad”.
Para Taylor, consiste en “un mundo o paisaje en el que cualquier tipo de espíritu individual es rutinariamente suprimido por una autoridad vigilante, que todo lo ve y que está habilitada tecnológicamente”.
El biógrafo hizo hincapié en que estas definiciones no hacen referencia a toda la obra de Orwell, sino que más bien a dos de sus más icónicas: las ya mencionadas Rebelión en la granja y 1984.
Al aplicar el concepto en esa última novela, explicó que “se trata de la negación de la verdad objetiva, de la supresión de la libertad individual por medio de la manipulación del lenguaje y el ojo tecnológico, esa especie de idea miltoniana de abrir una ventana a las mentes de los hombres, quieran o no”.
Respecto a qué tanto del autor mismo hay en lo “orwelliano”, Taylor afirmó que “Orwell creía profundamente en el concepto de fracaso, en su propio fracaso personal y en el fracaso de quienes se atrevían a cuestionar al Estado y a las reverencias del Estado”.
“Por eso todas sus novelas, incluso las realistas de la década de 1930, tratan sobre personas que fracasan”, enfatizó.
“Tienen al héroe rebelándose contra el sistema, por un rato, y el sistema absorbe un poco de esas rebeliones, pero luego lo aplasta (...) En 1984, Winston Smith es simplemente sometido por el sistema (...) Lo que Orwell quiere mostrar es la absoluta inutilidad de pensar que se puede lograr algo. Y creo que desde el principio el lector sabe que es una rebelión condenada al fracaso”.
Refiriéndose al final de la mencionada novela —a modo de ejemplo— dijo que “como siempre sucede en la ficción de Orwell, ha habido un pequeño reajuste”.
“Han pasado cosas, pero esencialmente llegas más o menos de vuelta a donde estabas”, continuó Taylor en el primer capítulo del programa.
“Y, para darle ese toque biográfico, concuerda con la visión que Orwell tenía de sí mismo (...) Una vez produjo un epigrama inmensamente deprimente, diciendo que la vida humana, en general, es una sucesión de fracasos, y que solo los muy jóvenes o los muy tontos creen lo contrario (...) La psicología de los estados totalitarios de Orwell está, creo, íntimamente relacionada con su propia psicología personal”.
En cuanto a por qué el término “orwelliano” es ampliamente utilizado en la lengua popular, dijo que programas de televisión que aluden a conceptos que abordó, tales como el de la “habitación 101″ o el “Gran Hermano” han influido.
“Hay una conciencia colectiva sobre él que trasciende cualquier obra que haya escrito (...) Sociedades enteras conocen a Orwell de segunda mano, y si lo nombras alguien medianamente educado sabe de quién hablas, incluso sin haber leído el libro”, sentenció Taylor.