La pandemia del Covid-19 trajo consigo una serie de consecuencias, entre las cuales se encuentran la aparición de nuevas variantes, pérdidas humanas y —como han alertado numerosas investigaciones— efectos negativos en la salud, tanto de quienes se han contagiado como de quienes no.
Pero los problemas asociados con el coronavirus también han influenciado en el aumento del diagnóstico de otras enfermedades.
Así lo confirmaron al Washington Post especialistas de la medicina, quienes informaron que una condición conocida como síndrome de taquicardia ortostática postural (o POTS, por sus siglas en inglés) parece estar en alza tras la expansión del Covid-19.
Entre los síntomas que presentan los pacientes con este padecimiento, se encuentran desmayos, mareos y latidos cardíacos irregulares, además de confusión mental, dolores de cabeza y fatiga, entre otros.
Según detallaron, se trata de un trastorno del sistema nervioso autónomo, el cual regula funciones involuntarias como la frecuencia cardíaca, la digestión y la presión arterial.
En palabras que el cardiólogo del Rochester Regional Health, David Fries, dijo al citado medio, “cuando no funciona correctamente, cualquiera o todas esas cosas pueden volverse un poco locas”.
Es por esto que los expertos en su área han manifestado preocupación en torno al incremento de los casos, los cuales muchas veces tienden a ser mal diagnosticados como un cuadro de ansiedad.
A ello se le suma que actualmente no existe una amplia cantidad de médicos que se especialicen en tratar esta condición.
“Necesitamos aumentar la cantidad, porque no era suficiente antes del Covid-19, y ciertamente no es suficiente ahora”, alertó la presidenta y directora ejecutiva de Dysautonomia International, Lauren Stiles.
Qué es el POTS, la enfermedad que aumentó tras la pandemia del Covid-19
Los expertos no saben con exactitud cuántas personas tienen POTS en el mundo, aunque sí estimaron al Washington Post que antes de la pandemia, había entre uno y tres millones de casos solo en Estados Unidos, un escenario que posteriormente se habría expandido en al menos un millón más, según la académica de la Universidad de California en San Diego, Pam Taub.
Una de las personas que ha vivido este padecimiento en carne propia es Angélica Báez (25), quien contó al citado medio que se enfermó de coronavirus en marzo de 2020, para poco tiempo después presentar síntomas como mareos, diarrea, hormigueos en las manos y cambios drásticos en su percepción de la temperatura.
“Mi corazón comenzó a volverse loco. Podía sentirlo latiendo en mi pecho (...) literalmente sentí que iba a morir”, explicó, para luego asegurar que acciones como caminar dentro de su casa incrementaban su frecuencia cardíaca hasta 160 latidos por minuto, una situación que la obligaba a asistir frecuentemente a urgencias, ya que pensaba que estaba sufriendo un ataque al corazón.
“Iba al médico y él simplemente comenzó a decirme: ‘No, creo que solo tienes ansiedad’”, contó, “yo estaba como, ‘¿sabes qué? Tengo ansiedad por lo que me está pasando’”.
Inconforme con los diagnósticos del profesional de la salud, visitó a un cardiólogo, quien le dijo que tenía POTS y le sugirió usar una silla de ruedas para actos como ducharse o transitar distancias largas, para así evitar eventuales accidentes.
Asimismo, le recetó tabletas de sal, prendas de comprensión y la ingesta de líquidos, con el objetivo de disminuir los efectos de este padecimiento que sigue siendo complejo de identificar, en parte, por la amplia variedad de síntomas que presenta.
Una investigación publicada en el Journal of Internal Medicine en base a una muestra de más de 4.800 participantes detalló que la mayoría de ellos no fueron diagnosticados con POTS hasta un año después de su primera visita al doctor, mientras que el retraso promedio en identificarlo puede llegar hasta casi cinco años.
De la misma manera, un estudio compartido en Elsevier Public Health Emergency Collection afirmó que entre el 2% y el 14% de los pacientes con Covid-19 desarrollan esta condición, mientras que otro de la citada institución reveló que el 30% de su muestra cumplía con los criterios, principalmente mujeres.
“El grupo demográfico de POTS son mujeres que, en su mayor parte, se ven bastante bien (...) se quejan de que su corazón está acelerado, y creo que eso se descarta mucho como ansiedad”, explicó al Post el académico de la Universidad de Calgary, Satish Raj, quien dijo que en la mayoría de los casos, los síntomas tienden a desarrollarse después de contraer una enfermedad viral o de sufrir una conmoción cerebral.
Los tratamientos potenciales para enfrentar el POTS, según expertos
Especialistas consultados por el citado medio dijeron que, comúnmente, los pacientes presentan un bajo volumen sanguíneo, lo que influye a que la sangre pueda acumularse bajo el corazón cuando se ponen de pie, situación que agota el flujo de esta hacia el cerebro y explicaría por qué se presentan desmayos y mareos.
Frente a estos casos, suelen recomendar una mayor ingesta de sal y agua, para así aumentar el volumen de la sangre, aunque no se logre erradicar la condición como tal.
Aun así, la neuróloga de la Universidad de Buffalo, Svetlana Blitsheyn, recalcó que estas recomendaciones varían dependiendo del estado de salud de cada paciente, ya que se pueden generar efectos adversos en algunas situaciones.
También se tiende a recurrir a medicamentos y a disciplinas como la fisioterapia, para así disminuir el efecto de los síntomas, los cuales eventualmente podrían agravarse si hay un posterior contagio de Covid-19 cuando ya se tiene POTS.
Cabe destacar que siempre es recomendable visitar un doctor para evaluar tu caso particular.