Es el 23 de agosto del 2022. Como suele hacerlo a diario, la influencer y modelo Cote López, le cuenta por historias a sus seguidores de Instagram los planes que tiene para ese día: ir a hacer trámites al centro de Santiago.
Sin embargo, no irá sola o con la compañía de sus hijas, sino que junto a un escolta privado.
Al poco rato, tuvo que aclarar los motivos por los que había salido con ese nivel de seguridad. El futbolista y esposo de López, Luis “Mago” Jiménez, fue quien le pidió que estuviera acompañada, debido a la cantidad de delitos que han acontecido en ese sector de la capital.
“Es muy heavy, porque imagínate en el auto con los dos y con la pistola al medio (...) igual por último me sentí más protegida. Exagerada, pero protegida”, contó la modelo.
La preocupación de López y Jiménez no es algo ajeno a la realidad de la población, en medio del contexto de inseguridad que se vive hoy en algunas ciudades de Chile. Según el último informe de Paz Ciudadana, en 2022 el temor a ser víctima de un hecho delictual alcanzó un 28%, lo que implicó la mayor cifra de inseguridad en los 22 años que se ha realizado la medición.
En tanto, el martes pasado Carabineros entregó su balance anual, donde revelaron que en 2022 ocurrieron 459.783 casos de delitos de mayor connotación social, disminuyendo un 12,7% en comparación al periodo pre pandémico. No obstante, la cantidad de esos delitos fue mucho mayor que en 2020 y 2021.
Más allá de las cifras, cada vez hay más personas interesadas en fortalecer su seguridad personal a la hora de, por ejemplo, retirar grandes sumas de dinero. Es en medio de esa búsqueda que empresas de seguridad están ofreciendo servicios de escoltas privados, los que hacen de acompañantes mientras el cliente realiza sus trámites.
Pero, ¿qué costo tiene contratar uno en Chile? ¿Qué armas pueden utilizar? ¿Y están regulados por ley? La Tercera indagó en las aristas de este negocio, el cual no solo es solicitado por astros del fútbol o estrellas del espectáculo, sino que también por personas comunes y corrientes.
Tener un escolta en Chile: precios y cómo operan
Una de las empresas que se dedica al ámbito de la seguridad privada en el país es AS Group Chile. Entre los servicios que ofrecen, se encuentra la disposición de guardias, cámaras y la protección de residencias, además del acompañamiento de escoltas.
Según cuenta a La Tercera el gerente corporativo de la empresa, César Bustos, esta última prestación pasó a ser la más requerida después del estallido social de octubre del 2019. Ahí, “todo lo relacionado a seguridad empezó a tener una demanda más fuerte”, advierte.
“Por lo general, este servicio se incrementa siempre para las fechas de pago, desde el primero en adelante de cada mes. Podemos hacer dos o tres operativos durante el día, mientras que en fechas que no son críticas, hacemos uno o dos a la semana”, detalla Bustos.
La mayoría de los clientes que recurren a esta modalidad son personas que quieren ingresar o retirar elevadas cantidades de dinero desde la sucursal de un banco, además de cobrar finiquitos o sueldos, o bien para la compra y venta de automóviles.
“En la realidad que viven las pymes, por ejemplo, no tienen acceso a una cuenta tan grande y a veces les sale un contrato grande y tienen que recurrir al cheque o a mover efectivo”, dice Bustos. “Ese es más o menos el perfil que nos busca”.
Los operativos de As Group Chile tienen una duración mínima de una hora y son programados con 24 horas de anticipación.
En ese momento, la empresa le consulta al cliente cuál es su plan, desde dónde quiere partir y hacia dónde se dirige. Es clave, además, conocer si alguien más tiene conocimiento sobre la operación.
Tras ese primer análisis, los funcionarios de AS Group evalúan los posibles riesgos y revisan si es necesario cambiar la ruta, fecha u horario en que se hará el trayecto hacia el banco.
Luego del diagnóstico, el cual “no tiene costo”, se fija un plan de movimientos.
“Dependiendo de la cantidad de dinero, funcionamos con tres escoltas visibles, que serían: una persona de avanzada que mira el entorno, una que te acompaña y te va dando instrucciones, y otra que está dentro del banco y observa si hay algún sospechoso o riesgo inminente”, explica Bustos.
“Cuando esta última da la luz verde, te invitamos a entrar, mientras dos funcionarios te esperan fuera”, detalla.
Una vez con el objetivo fuera del banco, los escoltas lo acompañan a su auto, mientras uno de ellos sigue dentro de la sucursal bancaria, “observando si te marcaron o si algún sospechoso salió detrás tuyo”. Ya dentro del vehículo, el operativo pasa a la fase de retorno al punto de origen.
Aquel servicio tiene un valor de $100.000, pero puede aumentar dependiendo de cada caso. Por ejemplo, si hay que agregar un automóvil extra, se suman $50 mil, mientras que si se requiere de más agentes, el precio puede llegar a $250.000.
Respecto a la situación descrita anteriormente, Bustos destaca que “eso es lo que tú ves, pero recuerda que la mejor escolta es la que no se ve”.
¿A qué se refiere? En el operativo, otros tres agentes vigilan lo que ocurre, uno de ellos al interior de un vehículo distinto al del objetivo.
As Group cuenta que la metodología consiste en que “tú te vas en el tuyo con un agente que te acompaña y detrás te sigue otro. En uno de los semáforos de salida, el que viene atrás tranca el tránsito unos cinco minutos, por si es que nos están siguiendo. Eso permite que nosotros podamos salir rápidamente y elijamos cualquier ruta de escape”.
“Eso es en el caso que veamos un intento de que nos tiren el auto encima o que nos vengan siguiendo por varias cuadras”.
El perfil de los escoltas
Entre las personas que trabajan con AS Group como escoltas privados, se encuentran ex agentes de las Fuerzas Armadas, tales como funcionarios retirados de Carabineros y la PDI. Asimismo, también hay individuos que “han trabajado toda su vida en seguridad, controlando gente en discotecas o en zonas de riesgo”.
Respecto a la preparación, Bustos cuenta que “es mínimo que sepan (artes marciales como) taekwondo, krav magá o defensa personal. Se entrenan constantemente, en caso de que haya que correr o que haya una persecución a pie”.
“Aparte de lo físico, se entrenan psicológicamente. Son personas que pueden tomar una decisión en frío a pesar de las circunstancias, están preparados para que si les desenfundan un arma, eso no los vaya a coartar y puedan pensar en una reacción que no desencadene una explosión, sino que más bien controle el escenario y haya el menor daño posible”, añade.
De la misma manera, recalca que los escoltas privados de su empresa no son guardias de seguridad como tal, ya que según él, estos últimos operan de manera más “básica” en comparación con los primeros.
“Ahora está la polémica de que el guardia de seguridad no está facultado por ley para poder prestar este servicio y es cierto. Pero la persona que te acompaña en estos casos no es un guardia de seguridad, no está realizando esas funciones, te está acompañando a hacer el trámite, está generando disuasión en volumen”, dice el gerente. “El problema es que se ocupa mal el tecnicismo”.
Y enfatiza en que “a los guardias de seguridad la ley los obliga a trabajar dentro de espacios limitados, entonces no pueden hacerlo en la calle”. “Nuestros funcionarios para este tipo de servicios (de escolta) no son guardias de seguridad, por eso no tienen ese curso, porque no lo son”.
Asimismo, detalla que hasta el momento “no existe el curso de escolta aquí en Chile, entonces tampoco nos pueden decir que el funcionario necesita un curso, porque no está establecido dentro de ninguna ley”.
Una actividad no regulada
Además de AS Group, existen otras empresas de seguridad en Chile que entregan servicios de vigilantes al público: AllVip, Protección Chile Seguridad, Security Xtreme y otras más. Y pese a que su demanda ha ido creciendo para solicitudes como asistir al banco, en la actualidad esta industria no está regulada por ley.
Así lo dejó en claro el miércoles el subsecretario de Prevención del Delito, Eduardo Vergara, quien criticó fuertemente la labor que están ejerciendo los escoltas “bancarios”.
“Los guardias de seguridad que prestan servicios de seguridad privada no pueden ejercer este tipo de tareas”, aseguró el subsecretario. “Esas tareas incurren en la ilegalidad”.
Para Vergara, este mercado debe clarificar su misión y lo que tienen permitido hacer. Dijo: “Me he puesto en contacto con el Departamento de Seguridad Privada de Carabineros y concordamos que no solamente estos son actos que incurren en la ilegalidad, sino que ocurren dentro de marcos que no están regulados, pero sobre todo quienes ejerzan estas acciones tendrán que cumplir las multas y castigos pertinentes”.
Luego siguió: “No nos olvidemos que los guardias de seguridad privada y las empresas de seguridad privada tienen que recibir certificaciones de Carabineros. Si es necesario que clarifiquemos eso públicamente lo estamos haciendo acá, pero también ejercer nuestras facultades como corresponde (...) porque no podemos continuar permitiendo que labores como esta ocurran fuera de los márgenes de lo regular”.
Además de enfatizar en la no regulación de esta actividad, Vergara indicó que el gobierno está comprometido a avanzar hacia una ley de seguridad privada. “Ese compromiso lo vamos a cumplir”, afirmó.
Ya existe una iniciativa legislativa que incluye la regularización de los escoltas privados. Sin embargo, fue ingresada hace poco más de 13 años por la ex presidenta Michelle Bachelet y continúa paralizada en el Congreso.
Uno de los aspectos que abarca el proyecto, es que define expresamente el concepto de los funcionarios en cuestión. “Escolta o guardaespaldas es todo aquel cuyo servicio consiste en acompañar a otro con la finalidad de protegerlo de posibles agresiones”, dice el documento.
Además, apunta que cualquier persona podrá contratar a un escolta por medio de una empresa autorizada. Eso sí, prohíbe que estos funcionarios y otros similares, como guardias e investigadores, puedan utilizar armas.
Lo que dicen los expertos
Jorge Araya es experto en seguridad y ex director de seguridad pública del Ministerio del Interior. Coincide con que no se debería promover el uso de los vigilantes privados, debido a que está fuera de la ley.
Para el también académico de la Universidad de Santiago, si las personas están solicitando servicios de escoltas “bancarios”, se debe crear una arista adicional en la regulación.
“Hay que buscar una solución que tiene que venir de los mismos bancos, puede ser un servicio o ciertas medidas de seguridad que ofrezcan las instituciones bancarias para esos casos”, explica a La Tercera.
Actualmente, tampoco existe un curso oficial que permita formar a los escoltas. Lo anterior no impide que sean las mismas empresas de seguridad y otras organizaciones las que ofrezcan programas para seguir formando a nuevos vigilantes.
Es el caso de la compañía Protección Chile Seguridad, que en febrero dictará un curso para quien busque formarse en esta área. Aunque no detallan los requisitos que deben tener los interesados, sí describen que el curso tiene la duración de una semana y que su costo asciende a los $350.000.
La Tercera intentó contactar a Protección Chile Seguridad, pero se negaron a hablar del tema.
¿Armas de fuego?
El porte de armamento que utilizan estas compañías es otro tema. Bustos detalla que los ex uniformados que trabajan con AS Group como escoltas privados sí manejan armas de fuego, mientras que quienes no lo son recurren a armas traumáticas, tales como pistolas a balines, en situaciones que podrían significar un peligro mayor.
“El personal en retiro de las Fuerzas Armadas está facultado para el uso y transporte de armamento, pero no así los escoltas”, explica. “Entonces, de los agentes que te acompañan, el que se encuentra armado es del primer grupo. Eso no quiere decir que todas las personas que te acompañan en el procedimiento están armadas”.
Bustos considera que, en el caso de los funcionarios que no cuentan con un permiso para tener armas de fuego, las traumáticas cumplen un rol esencial, debido a que “estás expuesto a enfrentarte a balas de verdad o a un asalto masivo, con 10 o 15 personas, y que al final salga exitoso el actuar del delincuente”.
“El escolta en sí no está dentro de ningún marco legal, hay una pega por hacer de parte del Estado, está pendiente hace muchos años. Al no estar regulado, tampoco está claramente detallado como una ‘acción ilegal’”, asegura el gerente. “La ‘acción ilegal’ que acusa el subsecretario (...) es que haya guardias de seguridad para que operen en la calle o que se presenten armados, y eso no se puede”.
Bajo esa premisa, insiste en las diferencias entre las funciones de un escolta privado y las de un guardia de seguridad.
En medio de un escenario donde las empresas de seguridad que ofrecen este servicio son más solicitadas para trámites como ir al banco, Bustos opina que “en vez de pensar en sanciones, (las autoridades) deberían pensar en posibles soluciones, despertar la ley que está ahí en el Senado, conversar el tema”.
Frente a esta situación, el teniente coronel Miguel Calderón del OS10 de Carabineros recalca a La Tercera que “estas actividades no se encuentran reguladas en la normativa actual”.
“Quien ofrezca este tipo de servicios no cuenta con la acreditación que otorga Carabineros de Chile, lo que se traduce en que no existe la certeza de que quien presta el servicio cumpla con las idoneidades necesarias en lo que respecta a la capacitación”, advierte.
Luego, cierra: “Es por esto que invitamos a la ciudadanía a no contratar este tipo de servicios, puesto que por carecer de una norma que los regule, ponen en riesgo a la integridad del cliente y de todos quienes los rodean”.