Cuidar a los adultos mayores se ha convertido en una prioridad ante la rápida propagación del Covid-19. Los especialistas han dejado claro que a partir de los 60 años los riesgos de letalidad y complicaciones ante el virus aumentan de manera importante, y que la única manera de prevenir es el aislamiento. En Chile, según la última encuesta Casen (2017), más de tres millones de habitantes son adultos mayores, por lo que ayudarlos se ha vuelto un emblema que resuena fuertemente en las redes sociales.
De manera espontánea, han aparecido en internet personas que muestran cómo se han creado grupos de apoyo entre vecinos para ayudar a los ancianos que viven en la misma comunidad. Carteles en los ascensores que ofrecen ayuda, o grupos dividiéndose las compras y tareas, para que así los mayores puedan seguir protegiéndose en cuarentena, aún cuando no es oficial. “Hay que tratar de que ese aislamiento sea connotado cada vez más como cuidado y no necesariamente como una experiencia de soledad”, dice la sicóloga experta en adultos mayores, Daniela Thumala.
Ella es académica de la Universidad de Chile y se ha especializado en el estudio del envejecimiento y la vejez, además de ser investigadora de Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO), que estudia a los adultos mayores en el país. Desde la vereda de especialista, mira la situación del principal grupo de riesgo con altura de miras y critica la victimización social hacia los adultos. “Ellos han tenido un recorrido del que nosotros podríamos sacar algunas cosas en limpio”, afirma.
Pandemia en la vejez
-¿Cómo afecta una situación de pandemia en la vida de los adultos mayores?
-Lo que más afecta creo que se comparte con otros grupos etarios y es la incertidumbre. La incertidumbre es generadora de angustia a alto nivel, y en general, esta es una población físicamente más vulnerable, por lo tanto el impacto del virus en un adulto puede ser mucho más grave y eventualmente letal. Eso obviamente genera más preocupación y más angustia. Y si, además, esto lo rodeas con esta imagen que ha pasado, creo que en Italia, donde están decidiendo a quién atienden y a quién no, como en la guerra, le pone una connotación terrorífica al asunto. “¿Me va a pasar esto a mí? ¿Vamos a llegar a eso?”, se preguntan.
-¿El aislamiento vuelve más solitario a un grupo que ya destaca por la soledad?
-Tenemos que tener especial cuidado que este aislamiento no traiga además una epidemia de soledad. Ya nos basta con el coronavirus. Hay un aspecto de ese aislamiento que está en nuestras manos, el cómo vivo este aislamiento está en las posibilidades de control nuestro.
-¿Cómo podría afectar la cuarentena en la calidad de vida del adulto mayor?
-Como uno connota las cosas no es menor. Si yo digo “estoy en aislamiento porque me están segregando por viejo”, es bien distinto a decir “necesito estar en mi casa porque es una forma de cuidado”. Ese es un primer punto, lo segundo es que es muy importante para afrontar sanamente el aislamiento diferenciar aislamiento social de aislamiento físico. En resumen, es importante diferenciar aislamiento social de soledad.
-Es distinto decir “a mí me están aislando” que “a mí me están cuidando".
-Claro, porque si lo pensamos bien, esta pandemia nos desafía a tomar medidas comunitarias. Por ejemplo, yo ahora me he recluido lo más posible porque tengo muy cerca a muchas personas mayores. Entonces, si yo me contagio, pongo en riesgo serio a personas que están cerca mío.
-¿Cree que se está entregando este mensaje a la tercera edad?
-No estoy segura, pero es superimportante que a las personas mayores se les explique bien por qué es necesario tomar esas medidas de cuidado y que esas personas puedan entenderlo como un acto de especial cuidado. Creo que es muy importante cómo se comunica esto y cómo es entendido por las personas mayores.
-El abandono es una escena real en Chile, ¿qué pasa con los ancianos que no tienen familias presentes?
-Es bien posible que aumente el sentimiento de soledad en las personas que en general están solas frente a una situación de mayor estrés y que tienen menos redes para recurrir, se hace más evidente y efectivamente el impacto puede ser más duro, más difícil, las personas pueden experimentar sentimientos negativos, angustias, sentimientos depresivos, por sentirse aislados o solos y eso es lo que tenemos que tratar de evitar a toda costa, ya sea con las pocas redes que tenemos, echando mano a esas redes.
Aportar desde la experiencia
Para Thumala el estereotipo del abuelo débil y dependiente es errado, le molesta la generalización de un grupo que aunque los más jóvenes no vean, tiene muchas veces más herramientas que ellos mismos. “Si has vivido 80 o 90 años, más que mal tienes todos esos años de entrenamiento lidiando con dificultades, y si llegaste a esa edad algo has aprendido. Muchas de las personas mayores tienen muchos más recursos sicológicos y son mucho menos vulnerables de lo que la mayoría de la gente cree. Hay una tendencia a igualar fragilidad física, con fragilidad sicológica. Son cosas distintas”, dice la especialista.
-¿Cuál es la gran diferencia?
-Es que fragilidad física no es sinónimo de fragilidad sicológica. Es más, creo que sería muy interesante que las personas mayores nos ayudaran en esa situación a recuperar memorias históricas de catástrofes. Han vivido más de una. Yo creo que tienen harto que decir, harto que contar y sería interesante ponerles el micrófono a ellos también. No sólo referirnos a la fragilidad física, sino que también abrir la posibilidad de conocer otros aspectos de las personas mayores y capaz que nos encontremos con sorpresas interesantes, como las que yo me he encontrado.
-Si prolongamos el tiempo de segregación de este grupo etario, ¿cuál sería la consecuencia social?
-Suena un poco a ciencia ficción, pero si lo llevamos a la cotidianeidad, algo de eso ocurre y no lo vemos. Porque no queremos ver la vejez. Tenemos una idea de lo que es la vejez y no nos gusta, y le hacemos el quite. Estamos en una cultura “anti-aging”, no prima la idea de una vejez saludable como meta, prima la idea de la no vejez, y una persona exitosa es la que no parece vieja. Entonces de alguna forma hacemos algo de eso, los tiramos pal’ lado y lo más penoso de esto, aparte del impacto emocional, es que así seremos nosotros en un rato más. La vejez en eso es bastante democrática, todos vamos para allá. Lo que nosotros le hagamos hoy a los viejos es lo que nos va a pasar a nosotros después.
-¿Cómo nos condiciona esta cultura?
-Nos perdemos una parte importante de la vida que nos pueden mostrar los mayores, por eso sería tan interesante en una situación como ésta no sólo poner a los viejos como objeto de cuidado, sino como sujetos que aporten a lo que estamos viviendo. Ellos han vivido situaciones difíciles, sería bonito escuchar qué nos pueden decir para que todos toleremos esto mejor, porque esto es realmente de película. Sería interesante preguntarles cómo han sido estas situaciones difíciles antes, cómo las podemos enfrentar mejor. Nos estamos perdiendo su experiencia en esta crisis. Yo creo que por evitar lo que no nos gusta de la vejez nos perdemos la posibilidad de conocer lo que podrían aportarnos.
Thumala cuenta que junto a su equipo de la Universidad de Chile están procesando los datos de la Sexta Encuesta Nacional de Inclusión y Exclusión del Adulto Mayor en Chile, que realizan con Senama y GERO, y hay una cifra en especial que le ha llamado la atención. “Le preguntamos a la gente con qué ideas asocia la vejez, ‘Piense en la vejez y con qué lo asocia’, decía la pregunta y les poníamos alternativas. Las personas mayores son las que más significativamente refieren a ella con la alternativa de ‘tranquilidad’, como algo asociado a la vejez, a diferencia de las generaciones más jóvenes. Eso te dice que algo han venido aprendiendo, se han entrenado en afrontar situaciones difíciles y eso tiene que ver con los recursos que han adquirido”, cuenta la sicóloga de la Universidad de Chile.
-¿Qué revela esto?
-El hecho de que los viejos asocian mucho más la palabra "tranquilidad” a la vejez que el resto de la población te dice algo, ahí hay algo de lo que podemos aprender, de lo que nos podemos nutrir, ellos no solo necesitan que los cuiden en este contexto, ellos también nos pueden cuidar a nosotros diciéndonos algo que nos sirva, dándonos ánimo por las experiencias anteriores que han tenido, enseñándonos a enfrentar situaciones que no podemos controlar. Ojalá no solamente nos estuviéramos enterando de la cantidad de personas mayores que hay en este país por la cantidad de personas que vamos a tener que poner en aislamiento.
-¿Crees que existe una sensación de vulnerabilidad en los ancianos?
-Si solo miramos la dimensión biológica de la vejez, por supuesto que la vejez es sinónimo de fragilidad, enfermedad y finalmente de muerte. Pero resulta que no somos solamente nuestro cuerpo. Nos perdemos la complejidad y la riqueza de este grupo.
-¿Qué recomendaciones haría para hacerse cargo de los adultos mayores en esta situación?
-Tenemos que hacer todo lo posible los que rodeamos a los adultos mayores para que esa cuarentena no se transforme en soledad, y tomar una decisión al respecto. No llamar solamente para saber si necesitan una caja de leche, sino que también para conversar, tener una interacción social no solamente instrumental. Y yo como adulto mayor me voy a preocupar también y voy a tomar medidas, voy a llamar a mis amistades, o a mis cercanos y no por defecto me voy a ir sintiendo cada vez más solo. Hay que ayudar tanto en temas instrumentales como afectivos.
-¿Cuál sería el efecto de esta retroalimentación afectiva?
-Ojalá esta situación abra la puerta a escuchar a las personas mayores, su experiencia de otras situaciones difíciles, trágicas, duras, incontrolables que han tenido que vivir, a ver qué nos pueden decir, nos serviría a nosotros y también les serviría a ellos, porque cuando a ti te piden tu ayuda, tu opinión, tu consejo, te hace sentirte útil y valorado y eso es muy importante a nivel de salud mental. Eso es algo que suele no ocurrir, y caemos en el viejo como objeto de cuidado y no como el sujeto que tiene harto que decir, que hablar, que aportar.
-¿Cuál es la importancia de esta visibilización?
-Nuestra encuesta reveló que en el 22% de los hogares se cuida a una persona adulta mayor, entonces la tercera edad está muy presente en las familias chilenas, por eso es que ojalá no aparezca vinculado sólo a los problemas, sino que también al aporte que pueden dar, sobre todo en situaciones como estas.