Han pasado 16 años desde que su pálido e inocente rostro pasó a ser reconocido en todo el mundo. En aquel momento, el 3 de mayo de 2007, Madeleine McCann disfrutaba de unas vacaciones con su familia. Tenía tres años y toda una vida por delante, pero de un instante a otro, como si se tratara de un espejismo fugaz, desapareció sin dejar huella del departamento en el que se hospedaban en Praia da Luz, Portugal.

Desde ese trágico episodio hasta la actualidad, han surgido sospechas, teorías conspirativas, pistas falsas, más de 600 interrogatorios policiales y varias jóvenes han asegurado creer que son la pequeña Maddie, pero a pesar de todos los esfuerzos por descubrir su paradero, hoy, en 2023, todavía se desconoce qué le pasó, si está viva o muerta.

¿Quién fue el o la culpable? ¿Podría seguir viva con 19 años?

Esas son solo algunas de las preguntas que siguen atormentando a sus padres, los doctores británicos Kate y Gerry McCann.

Y pese a sus incansables intentos por encontrarla a ella o a su cadáver, el caso sigue en desarrollo, aunque con nuevos antecedentes que han sumado a las investigaciones.

Madeleine McCann. Foto: Familia McCann.

La desaparición de Maddie en Praia da Luz

Las vacaciones familiares en el complejo Ocean Club de Praia da Luz —un balneario que destaca por su acceso a playas limpias y aguas cristalinas— tenían un rito casi sagrado.

Durante el día, el matrimonio se dedicaba a disfrutar con sus tres hijos: Maddie (3), y los mellizos Sean (2) y Amelie (2). Después de todo, estaban en etapa de crecimiento y confiaban en que crear bonitos recuerdos desde la niñez era esencial.

Tras pasar la jornada afuera, les daban su cena y después los acostaban.

Era en esos momentos cuando Kate y Gerry tenían la oportunidad de pasar un mayor tiempo a solas, por lo que se iban desde el departamento 5A hacia un restaurante cercano.

Aquello había dado resultados casi todas las noches, pero la penúltima de su estadía fue la excepción.

La mañana del 3 de mayo de 2007, mientras desayunaban en el departamento, Maddie le hizo una inusual pregunta a su papá.

—¿Por qué no viniste cuando Sean y yo lloramos anoche?

Gerry no se esforzó demasiado en responderle y evitó hacer mayores comentarios. Más bien, les propuso que salieran a divertirse, ya que en dos días más no podrían disfrutar de la cálida brisa de Praia da Luz.

Así, fueron a la piscina durante la tarde, en donde se sacó la última foto de la pequeña cerca de las 14:29. En ella, se le ve sonriente, con un vestido rosa y un sombrerito blanco, sentada junto a su hermana y su papá.

Gerry, Amelie y Madeleine McCann en Praia Da Luz, Portugal. Foto: Familia McCann / AFP.

Más tarde, los llevaron al Kid’s Club —una suerte de guardería con juegos para niños— y Kate volvió por ellos a las 18:00, para luego bañarlos y darles su cena. Gerry llegó aproximadamente a las 19:00, después de asistir a una clase de tenis.

Ya con él en el departamento, los acostaron y el matrimonio se preparó para salir a comer con unos amigos en el Tapa’s, ubicado a unos 60 metros de donde se hospedaban.

Llegaron a dicho restaurante cerca de las 20:40 y escogieron una mesa desde donde se podía ver el departamento. Asimismo, se turnaban para ir a verlos cada media hora, para así asegurarse de que estuviesen bien.

En una de esas salidas, pasadas las 21:00, Gerry fue al 5A y vio que todo estaba en orden, pero el escenario se tornó demoledor cuando Kate volvió a hacerlo poco antes de las 22:00: Maddie no estaba en su cama y la ventana de la pieza figuraba abierta, mientras sus dos hermanos seguían durmiendo.

Desesperada, la buscó por todos lados, revisó cada rincón, pero no hubo caso. Definitivamente no estaba ahí y una extraña mezcla de horror e impotencia se apoderaba de su cuerpo y de su psiquis. Sus gritos eran viscerales.

Cuando informaron lo ocurrido a los encargados, estos llamaron rápidamente a la policía y —ante el impacto de la desaparición— numerosos turistas se sumaron al objetivo de encontrar a Maddie.

Datos reunidos por Infobae informaron que la reacción de los agentes policiales fue tan ágil, que cerca de las 23:00 ya se había ordenado a los guardias de los aeropuertos y la frontera con España que estuviesen atentos a si veían sospechosos o a la infante desaparecida.

De la misma manera, interrogaron a los padres —quienes contaron su versión de los hechos— e incautaron las grabaciones de las cámaras de seguridad, las cuales posteriormente mostraron a un presunto sospechoso que cargaba un bulto, pero que no fue posible de identificar.

En un abrir y cerrar de ojos, lo que serían unas vacaciones familiares ideales se convirtieron en una pesadilla que duraría más de 15 años, en la que Kate y Gerry no han dejado de preguntarse a qué se debió la duda que le planteó a su padre durante la mañana del 3 de mayo.

Maddie, una menor de tres años con una particular mancha marrón en el iris de su ojo derecho, había desaparecido.

Madeleine McCann. Foto: Familia McCann.

Los tropiezos en la investigación policial

La noticia hizo eco en todo el mundo y el rostro de Madeleine McCann figuraba en prácticamente todos los diarios y canales de televisión. Celebridades como la escritora J.K. Rowling (autora de la saga Harry Potter), el multimillonario Richard Branson, el gestor de bandas pop Simon Cowell, y futbolistas como Cristiano Ronaldo, David Beckham, Wayne Rooney, también se unieron a la causa por encontrarla.

Al mismo tiempo, se repartieron afiches con su cara y se crearon campañas solidarias para recaudar fondos para su familia mientras se desarrollaban las investigaciones.

Incluso, a un mes de su desaparición, Kate y Gerry fueron recibidos por el papa Benedicto XVI el 30 de mayo en Roma, instancia en la que según consignó El País, la madre le mostró una foto de la pequeña para que él le diera su bendición.

A ello se le sumó, según datos reunidos por El Mundo en esa época, que el padre viajó a Estados Unidos para buscar asesoramiento con especialistas en estos casos.

Papa Benedicto XVI junto a Kate y Gerry McCann. Foto: L'Osservatore Romano / AP.

Uno de los primeros sospechosos en el lente de la policía fue Robert Murat, un sujeto que había colaborado como traductor de portugués a inglés en las interrogaciones y que vivía en la casa de su madre, a aproximadamente cien metros de Ocean Club.

Según habían declarado algunos testigos, lo vieron pasear sospechosamente por las cercanías del complejo turístico durante la noche del 3 de mayo, por lo que —a casi dos semanas de la desaparición de Maddie— los policías irrumpieron en su vivienda como parte de un operativo, en el que revisaron cada uno de los rincones y objetos, y requisaron los elementos que pudiesen arrojar alguna pista.

También interrogaron e incautaron las pertenencias clave de un ruso llamado Sergey Malinka, con quien había tenido una comunicación constante por teléfono en el último tiempo, pero finalmente se precisó que fue debido a un sitio web que estaba desarrollando para Murat.

No se encontraron pruebas concretas que los vincularan directamente con el caso McCann.

Fue ahí cuando —tras múltiples hallazgos menores y sin resultados satisfactorios— la policía de Portugal consideró a Kate y Gerry como presuntos sospechosos en la primera semana de septiembre.

Dos meses antes, en julio, según informó la BBC, la policía británica envió a perros rastreadores para que apoyaran en la búsqueda, mientras que también se realizaron peritajes en profundidad en el departamento 5A y el auto que los McCann habían arrendado durante su estadía.

En el vehículo se halló el rastro de un somnífero en un pelo de Maddie, un factor que sumado a las contradicciones en horarios entre las declaraciones de sus padres y las de los amigos con los que cenaron esa noche, llevó a que el inspector Gonçalo Amaral esbozara una controversial teoría: que ellos mismos simularon su desaparición para encubrir su presunta muerte.

Kate y Gerry McCann años después de la desaparición de Maddie. Foto: WPA Pool / Getty Images.

Su análisis era que Kate y Gerry le dieron somníferos a los tres niños para que no volvieran a llorar mientras no estaban. Aquello explicaría por qué los mellizos no se despertaron cuando desapareció su hermana, mientras que según él, ella habría recibido una sobredosis accidental, lo que habría ocasionado su muerte y el argumento de su desaparición para no enfrentar cargos ante la ley.

Pese a que compartió esta polémica sugerencia, no pudo presentar pruebas que la corroboraran, por lo que fue rápidamente desestimada. Y más adelante, en octubre de 2007, fue desvinculado del caso a cinco meses de haberse involucrado en él desde un principio.

Posteriormente, publicó un libro en el que insistió en ello, titulado La verdad de la mentira (Esquilo, 2008), y con el paso de los años siguió manteniendo su postura frente a la desaparición de Madeleine McCann, a pesar del veredicto del sector judicial en torno a la falta de evidencia.

Un año después, el 21 de julio de 2008, la Fiscalía de Portugal presentó su informe final y archivó el caso de la infante.

Las confesiones de la familia McCann y los esfuerzos de Scotland Yard

A mediados de 2011, los McCann publicaron la primera edición de Madeleine (Medialive Content, 2011), un libro firmado por Kate que profundiza en la vida de la niña desaparecida ese 3 de mayo de 2007, a solo nueve días de celebrar su cuarto cumpleaños el 12 de ese mes.

Ahí se lee en un adelanto:

—El motivo que me anima a escribir es simple: contar la verdad. Relatar estos recuerdos ha supuesto poner sobre el papel momentos muy personales, íntimos y emotivos de nuestras vidas. Aunque no me resulta fácil compartirlos con desconocidos, de no haberlo hecho ahora tendría la impresión de no estar ofreciendo la visión más completa que soy capaz de dar. Como en todas las acciones que hemos llevado a cabo en los últimos cuatro años, al final todo se reduce a pensar si lo que hacemos servirá para encontrar a Madeleine (...) para nosotros no hay nada más importante que hallar a nuestra hija.

Por aquella época, en mayo, el entonces primer ministro británico, David Cameron, le pidió a la Policía Metropolitana de Londres (más conocida como Scotland Yard) que ayudara en las investigaciones para encontrarla, debido a que todavía no había respuestas y el tema seguía despertando inquietudes en la ciudadanía.

Dos años más tarde —tras una serie de interrogaciones y análisis de posibles pistas— anunciaron en octubre de 2013 que identificaron un total de 41 presuntos sospechosos, un factor que motivó a que se reabriera el caso en Portugal en colaboración con los agentes británicos.

Kate y Gerry McCann con una copia del libro Madeleine (2011). Foto: Stephanie Schaerer / Daily Mail.

Desde la Fiscalía dijeron, según declaraciones reunidas por la BBC, que la decisión se debió a que encontraron “nuevas líneas de investigación”.

A partir de ahí, intensificaron la búsqueda para encontrar a Maddie o a su cuerpo, hasta el punto en que en septiembre de 2015 se reveló que el gobierno británico había invertido cerca de 14 millones de dólares en el proceso.

Y a pesar de todos los esfuerzos, aún no se presentaban conclusiones concretas, por lo que en junio de 2019, las autoridades de Reino Unido afirmaron que solo seguirían financiando los operativos de Scotland Yard —en torno a este caso— hasta marzo de 2020.

Luego, apareció un nombre clave que perdura en las investigaciones hasta la actualidad.

El principal sospechoso de un caso en desarrollo

El año pasado, en abril de 2022, se reveló que un reo alemán de 45 años identificado como Christian Brueckner era considerado oficialmente como el principal sospechoso en torno a la desaparición de Madeleine McCann.

Aquel sujeto vivió entre 1996 y 2007 en la región de Algarve, en donde se ubica Praia Da Luz. Asimismo, se confirmó a través de su celular que estuvo en las cercanías del complejo turístico la noche en que ella desapareció.

Si bien, había sido interrogado al inicio de la investigación en Portugal, fue descartado por falta de pruebas, mientras que más tarde fue culpado de una serie de otros delitos que incluían robos y abusos sexuales a menores, entre otros, según informó La Tercera en ese momento.

Tales crímenes le significaron una condena que lo llevó a una cárcel de Alemania, por lo que los policías que estudiaban el caso McCann debieron solicitar un permiso a las autoridades de ese país para interrogarlo.

Anteriormente, en octubre de 2021, el fiscal alemán Hans Christian Wolter ya había declarado a The Mirror que tenían las pruebas suficientes para inculpar a Brueckner y que estaban “100% convencidos” de que él es el responsable de su desaparición, pero que preferían esperar para “fortalecer la posición” con la mayor cantidad de pruebas.

Christian Brueckner. Foto: Bild.

—No digo que lo que tenemos ahora sea insuficiente, pero está en la cárcel, así que no tenemos esta presión sobre nosotros.

Por su parte, Brueckner escribió una carta desde su celda en noviembre de 2022, a la cual tuvo acceso el citado medio y en la que insistió en su inocencia, pese a que previamente le había dicho a un amigo que sabía “todo” sobre el caso.

—No hay ninguna prueba de que haya cometido ninguno de estos crímenes. No hay ADN, nada (...) nadie sabe quiénes son estas personas y qué les ha pasado. Ni nombre, ni nacionalidad, nada. Tal vez las víctimas se fueron a la Luna por un tiempo.

A 16 años del trágico episodio de Praia Da Luz, todavía no se sabe dónde está Maddie o su cadáver. Por ello, no sorprende que muchos se hayan ilusionado con las recientes teorías de la polaca Julia Faustyna Wendell, quien aseguraba que podría ser ella hasta antes de que se conocieran los resultados de su test de ADN.

Lo único seguro hasta la fecha, es que Kate y Gerry McCann siguen atentos a examinar cualquier posibilidad de encontrarla.