Cuando se piensa en la Antártida, es usual que se vengan a la mente las imágenes de pingüinos y nutrias paseando por bloques de hielo, montículos de nieve y aguas de un color azul intenso. Asimismo, están las montañas, esas imponentes elevaciones que destacan en el blanco del paisaje.
Si bien, tales elementos entregan una idea de lo que es esa zona del mundo, están lejos de ser una representación justa. Incluso, ese espacio es tan diverso y atractivo, que numerosos científicos se han dedicado a estudiar cómo es en su interior, en un sector en el que figuran unas llamativas cadenas de montañas hacia las profundidades de la Tierra.
Dónde se encuentran
Una de las personas que ha tenido la oportunidad de adentrarse en esa parte del continente antártico es la geóloga Samantha Hansen, quien lo hizo en 2015 como miembro de un equipo conformado por investigadores de la Universidad de Alabama y la Universidad Estatal de Arizona.
Según relató a la BBC, las paredes eran blancas y se hacía complejo distinguir visualmente entre el suelo y la dirección que da hacia el cielo. A ese desorientador paisaje se le sumaba que no llegaba la luz del sol y las temperaturas eran cercanas a los -62°C.
Tanto ella como el resto de los expertos llegaron ahí con el objetivo de buscar estas cadenas de montañas.
Para ello, instalaron 15 equipos sismológicos en la Antártida, los cuales permiten estudiar el interior del planeta desde ese sector.
Hansen explicó que dichos lugares —que están a miles de kilómetros de la superficie— reciben el nombre de “zonas de velocidad ultrabaja” (ULVZ). Y para fortuna de la investigación, dijo que hallaron evidencia de ellas “en todas partes”.
Estas se encuentran entre el núcleo metálico del planeta y el manto rocoso que lo rodea, según detalló al citado medio, mientras que sus propiedades han llamado la atención de los especialistas desde hace décadas.
De hecho, en 1996 se inició la detección de cadenas de montañas en las profundidades de la Tierra, con estudios que se hicieron por debajo del Océano Pacífico Central.
Y aunque se han elaborado distintas teorías científicas, todavía no se sabe con precisión de qué están hechas o cómo llegaron a esa distancia por debajo de la superficie terrestre.
Cómo son estas estructuras
Informaciones reunidas por el citado medio detallan que los picos de las montañas varían considerablemente entre sí. Algunas llegan a los 40 kilómetros hacia el manto (lo que sería el equivalente a 4.5 la altura del Everest), mientras que otras apenas alcanzan los 3 kilómetros.
Aún así, hay casos que se destacan por sobre otros alrededor del núcleo terrestre. Uno de ellos, es el de una colosal estructura que llega a los 910 kilómetros de ancho y que se posiciona justo debajo de Hawái.
Respecto a las investigaciones de Hansen y su equipo en la Antártida, estas destacan porque fue la primera vez en que se identificaron cadenas montañosas en las profundidades de ese sector.
Y precisamente, las hallaron en todas las zonas en las que tomaron muestras.
Es por esto que los científicos continúan con sus labores para conocer más detalles sobre estas estructuras y las ULVZ.