La enfermera Lucy Letby (33) fue declarada culpable de asesinar a siete bebés y de intentar matar a otros seis en el hospital Countess of Chester, en el norte de Inglaterra, donde trabajó en 2015 y 2016 en la unidad neonatal.
Este lunes el tribunal compartió su sentencia. Y tal como se esperaba, fue de una cadena perpetua que la tendrá de por vida tras las rejas.
Durante el juicio en su contra, se escucharon los testimonios de padres de los infantes fallecidos, contra quienes Letby atentó a través de métodos como inyectarles aire o insulina y sobrealimentarlos con leche.
Lucy Letby: los testimonios de los padres de los bebés asesinados
En el proceso, hubo testimonios que fueron leídos y otros que fueron escuchados mediante videos pregrabados. Mientras estaban ahí, varios de los progenitores se encontraban entre los asistentes.
Las identidades de las víctimas y sus familiares no fueron reveladas por las autoridades.
Fue “algo sacado de un relato de horror”, describió una madre en declaraciones rescatadas por la BBC.
“Creíste que tenías el derecho a jugar a Dios con la vida de nuestros hijos”, manifestaron otros padres de unos mellizos que Letby agredió. Uno de ellos murió.
Pese a que algunos recién nacidos lograron sobrevivir, estos quedaron con consecuencias de por vida tras los ataques de la enfermera.
El magistrado que participó en el caso, Philip Ashbury, fue el encargado de leer el testimonio del padre de una bebé, a quien Letby trató de asesinar en septiembre de 2015 y a quien dejó en situación de discapacidad.
Hoy, esa niña es ciega, es alimentada por método intravenoso y su ficha clínica detalla que tiene una parálisis cerebral y escoliosis progresiva.
Este último diagnóstico, a grandes rasgos, consiste en una desviación lateral de la columna vertebral.
“Nunca irá a una fiesta de pijamas, ni irá a la escuela, ni tendrá un novio, ni se casará”, leyó Ashbury en representación del padre de la pequeña.
Otro testimonio que se escuchó durante el juicio fue el de la madre de una bebé a quien la enfermera le inyectó aire en el estómago y en el torrente sanguíneo, para así desatar su muerte.
Previo a las agresiones, la recién nacida presentaba condiciones sanas.
“Tomaba biberones completos sentada en mi rodilla, muy alerta, sonreía frecuentemente y nunca lloraba, era una niñita muy contenta”, relató, pero unas semanas más tarde “nos llamaron para decirnos que viniéramos, porque había sufrido otro colapso”.
“Casi no comíamos ni dormíamos, porque tenía que ser constantemente resucitada (...) Era nuestra hermosa princesita y no puedo empezar a explicar el dolor de haberla perdido”.
Bajo esta línea, manifestó: “Una parte de nosotros murió con ella”.
Las repercusiones de la muerte llevaron a que siempre ocupara lentes de sol hasta un año después del deceso. Según dijo, le costaba salir a la vía pública, comer y dormir, mientras que las gafas eran para “ocultar el dolor y las lágrimas a mis hijos”.
Una vez que la policía les confirmó que la muerte fue a raíz de un asesinato a manos de Letby, contó que “sentí todo mi cuerpo temblar”.
“Nunca me repondré del hecho que nuestra hija fue torturada hasta que ya no tenía cómo resistir más”, lamentó la madre.
También figura el caso de unos mellizos que, según explicó Letby a los padres, murieron por complicaciones derivadas de ser prematuros.
Si bien, en ese momento ellos le creyeron, un año más tarde fueron visitados por la policía, quienes les informaron que en verdad podría tratarse de un acto deliberado.
“Un día fui al juicio y la tribuna estaba llena de público así que me sentaron en vista directa de Lucy Letby y me miraba constantemente. Me sentí muy incómodo e inquieto y tuve que cambiar en la tarde para no estar en su mira”, declaró un padre.
Por su parte, los familiares de otro recién nacido que la mujer de 33 años agredió —sin lograr asesinarlo— definieron el día en que los llamaron a la unidad neonatal como “el peor de nuestras vidas”.
“Viendo a nuestro pequeño bebé luchar por su vida (...) a los médicos practicando reanimación cardiopulmonar sobre su cuerpito (...) no pasa un día que no pensemos en ese día”, detalló la madre.
Los progenitores de un grupo de trillizos, de los cuales Letby mató a dos en 2016, expresaron en un video que la enfermera se mostró destrozada tras el fallecimiento de los niños.
Incluso, aquello llevó a que la madre le diera las “gracias” por sus supuestos esfuerzos para cuidarlos. Asimismo, la ahora culpable por los crímenes le relató en ese entonces, a través de mensajes de texto, cómo dormían sus hijos con tranquilidad en sus cunas.
Nunca creyeron que esa misma mujer, años más tarde, sería la responsable de haber atentado contra ellos deliberadamente.
“Odio el hecho que Lucy Letby haya sido la última persona en cargarlo (a uno de los bebés). Destruyó nuestras vidas”, recalcó, “a medida que crece, (el tercer mellizo y único sobreviviente) está preguntando sobre sus hermanos”.
El padre de esos niños contó que ver cómo falleció uno de sus bebés “es una imagen que nunca olvidaré, en lo más profundo de mí sabía que no iba a terminar bien”.
“Sentí como si me hubieran enterrado un cuchillo en el corazón, no hay palabras para describir cómo me sentía. Deseaba que eso me estuviera pasando a mí y en ese momento gustosamente hubiera cambiado de lugar con él”.
Tras ser bautizado en una situación crítica, ese bebé de los tres hermanos se desplomó.
Los doctores le confirmaron que ya no tenía signos vitales.