Fue hace una década cuando el caso de la ciudadana escocesa, Joanne Cameron (75), empezó a ser analizado por un grupo de investigadores del University College London (UCL). El motivo: la mujer había pasado por dos operaciones serias en la cadera y en una mano, pero no sintió dolor durante las intervenciones que le hicieron los profesionales de la salud.
Aquello despertó la atención de los científicos, quienes desde 2013 se han dedicado a estudiar lo que hay detrás de su condición. Las conclusiones fueron publicadas hace solo unos días en la revista académica Brain.
En qué consiste su caso
La situación de Cameron es particularmente excepcional, debido a que tiene dos mutaciones genéticas que influyen a que sienta niveles mucho menores de dolor, ansiedad y estrés, en relación al común de las personas.
Según informaciones reunidas por la BBC, se trata de una alteración en el gen FAAH-OUT, el cual fue encontrado en un grupo de genes que por años han sido considerados como “ADN basura”, pero que ahora están siendo más estudiados para el tratamiento de ciertas enfermedades y condiciones médicas.
En este sentido, los académicos vieron que dicha mutación se contrapone a la expresión del gen FAAH, el cual se relaciona con el dolor, la memoria y el estado de ánimo.
A ello se le suma que el gen FAAH de la escocesa tiene una alteración adicional, que en conjunto con la otra hacen que no solo sienta menos dolor y estrés, sino que también que sus heridas cicatricen más rápido.
El coautor principal de la investigación y académico del UCL, Andrei Okorokov, dijo al citado medio que “sus células pueden sanar entre un 20 y un 30 % más rápido, lo que es increíble, así que puedes imaginar el potencial que tiene”.
“La mutación elimina parte del gen FAAH-OUT y lo apaga. Jo (Cameron) también tiene otra mutación en el gen FAAH. Hasta ahora, no conocemos a nadie más en el mundo que tenga ambas”, añadió.
Por qué el dolor es importante
A pesar de que el dolor físico y el estrés son factores que aquejan a millones de personas alrededor del mundo a través de distintas formas, las condiciones que Cameron presenta en su organismo no están exentas de problemas.
En una entrevista con El País en 2019, la escocesa expresó que se quema frecuentemente en la cocina, sin notar cuando esto ocurre.
“No me entero hasta que huele a carne quemada”, dijo en esa instancia, “tengo muchas cicatrices en mi cuerpo”.
Bajo esta línea, detalló que “esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes”, debido a que “el dolor te avisa de que algo malo está pasando”. Y en su caso, identificar aquello es mucho más complejo, por lo que se podrían desatar complicaciones mayores.
Respecto a estos escenarios, el académico del UCL y también autor del estudio, James Cox, dijo a la BBC que “hemos trabajado con otros pacientes que tampoco sienten dolor por tener mutaciones en otros genes, y en ocasiones han sufrido lesiones graves”.
“Entonces, sentirlo es algo bueno, pero a veces puede cronificarse y dejar de ser útil”, añadió.
Las proyecciones del estudio
Después de que se compartieran los resultados el pasado 24 de mayo, Cox manifestó al citado medio británico que esperan que estos hallazgos científicos abran las puertas para nuevas investigaciones.
Estas podrían ayudar al desarrollo de nuevos tratamientos y medicamentos, tanto para atender el dolor, como para potenciar la curación de heridas y favorecer a la salud mental.
“El dolor crónico es la condición de salud más frecuente de nuestro tiempo, y necesitamos urgentemente nuevos analgésicos. Al comprender a nivel molecular cómo funciona el FAAH-OUT, esperamos que se puedan desarrollar nuevos y mejores para aliviar el dolor”, sentenció a la BBC.