Fue durante la mañana del domingo 26 de junio del año pasado. La enfermera Pola Álvarez, de 32 años en aquel entonces, había terminado su jornada en la Clínica Cordillera de Las Condes y ya estaba lista para volver a su residencia tras un largo turno.
Decidió hacerlo caminando. Después de todo, en ese tiempo vivía a unas cuadras de su lugar de trabajo.
No obstante, pasadas las 9:30 y cuando ya se encontraba próxima a llegar, vio a un sujeto vestido de negro en pleno pasaje, con un casco de motocicleta blanco con rayas anaranjadas en una de sus manos y un celular en el que se veía una foto de ella.
Ese día fue atacada con 11 puñaladas en distintas partes de su cuerpo. Una de ellas, según se informó, fue cerca del corazón.
Tras agredirla con cuchillo en mano, el sujeto escapó en moto. Y a diferencia de lo que ocurriría en un robo, no se llevó ninguna de sus pertenencias.
Herida de gravedad, Álvarez pudo volver a la misma clínica, en donde fue necesario que le hicieran una intervención quirúrgica de urgencia.
Sobrevivió, pero a partir de ahí se iniciaron las investigaciones para descubrir al o los autores del violento atentado.
En un inicio, se planteó que podía ser un acto de sicariato, pero pronto se fueron aunando las aristas de este controvertido caso policial.
Hoy, hay dos personas en prisión preventiva por el homicidio frustrado.
Una es una ex colega enfermera que trabajaba en la Clínica Cordillera: Patricia Henríquez. Y la otra, es su esposo, también enfermero, y autor confeso del brutal ataque: Enrique Hanson.
“Dijo que se iba a vengar de mí”
Álvarez, quien es madre de dos hijos, ya sentía “un mal presentimiento” antes de que ocurrieran los hechos, por lo que se lo manifesto a sus compañeros de la clínica.
Ella misma contó a T13 en julio de 2022, que “era una sensación de angustia” que “no se podía explicar”.
Cuando estaba a punto de llegar a su hogar, se encontró con el sujeto que unos segundos después la atacaría, quien en un inicio estaba de espaldas.
“Al principio pensé que era un asalto. Nunca asocié mi foto con nada raro, hasta que sacó el cuchillo. Le digo: ‘llévate todo’. Y lo primero que hace con el cuchillo es darme y me lo entierra (...) cuando caí empezamos a forcejear, porque yo intentaba que él no me apuñalara”.
“Entonces, yo digo que esto no fue un amedrentamiento, fue directamente para asesinarme”, enfatizó al citado medio.
Antes del atentado de ese 26 de junio de 2022, Pola Álvarez había recibido amenazas. Según afirmó a T13 un mes después del ataque, incluso recibió un mensaje en el que le dijo que sería ella quien cuidaría de sus hijos.
Esto último aludía a que algún evento inusual podría ocurrirle.
“Nunca lo había visto (a Enrique Hanson), pero ya sabía que era mi compañera de trabajo (Henríquez) quien lo había mandado. Pensé que era un sicario”, detalló.
Y tras ser consultada por qué, respondió que porque ella “dijo que se iba a vengar de mí”.
Anteriormente, tras el ataque, Henríquez compartió una carta en la que aseguró que Álvarez supuestamente comenzó a tratarla “despectivamente” en el trabajo, después de que asumiera una jefatura en el turno de urgencias.
Otra colega de la clínica aseguró bajo anonimato al citado medio que la ahora imputada destacaba por su actitud agresiva, tanto con sus compañeros como con los doctores.
“Era muy neurótica. Por todo ella reclamaba, todo le molestaba. Tenía conflictos con los técnicos, les alzaba la voz, los trataba mal. Tuvo problemas con médicos. Perdía los estribos muy rápido cuando no se hacía lo que decía”.
Después de contar su versión a T13, Álvarez expresó:
“Quiero que se haga justicia y paguen como corresponde, porque casi dejan a mis hijos sin su mamá. Y es una cosa que yo digo… pucha, si mis hijos se hubiesen quedado sin mamá…”.
Un cúmulo de llamadas, una conversación por WhatsApp y versiones contrarias
Luego de que se realizaran las primeras investigaciones, Henríquez y Hanson fueron formalizados el 29 de junio de 2022, a tres días de las agresiones. Ahí fueron detenidos y actualmente se encuentran en prisión preventiva hasta que se realice el juicio oral.
Se presume que ella fue la presunta autora intelectual del atentado, mientras que su esposo figura como el autor confeso de apuñalar a la enfermera.
En julio de 2023, a poco más de un año del violento episodio, Henríquez rompió el silencio y contó por primera vez su versión desde la cárcel de San Miguel.
“Nunca en mi vida imaginé que iba a estar presa y más encima injustamente, porque yo soy inocente”, recalcó a CHV, para luego añadir que “no han tenido pruebas en mi contra, no las hay, ni las habrá”.
El día del atentado, el turno de Álvarez terminaba a las 9:00. Esa misma mañana, las cámaras de seguridad mostraron a Hanson rondando por los alrededores.
A las 8:55 se encontraba esperando en las afueras de la Clínica Cordillera, cuando recibió una llamada perdida de Henríquez. Esa fue la primera de varias, de las cuales solo en algunas pudieron hablar.
Cuando le preguntaron sobre tales hechos, la mujer aseguró que ella no sabía dónde estaba y argumentó que lo llamó para pedirle unos documentos que necesitaba para un curso.
Tras el atentado contra Álvarez —ocurrido pasadas las 9:30— , Henríquez y Hanson volvieron a hablar por teléfono a las 10:49 y en otras cinco oportunidades durante ese domingo.
A ello se le suma que se registraron seis llamadas perdidas, según rescató CHV a partir de los documentos de la investigación.
Si bien, Henríquez dijo que las conversaciones fueron cortas, de menos de un minuto, su relato difiere de los archivos, que muestran que una duró 12 y otra ocho minutos.
Respecto a cómo era su relación, enfatizó que “nunca la he amenazado” ni “la he tratado mal”, además de asegurar que el punto que deterioró su vínculo fue “cuando a mi me dio Covid y ella no empatizó conmigo”, por lo que según ella la “obligaron” a trabajar así.
“Ahí ya empezamos mal, desde el 1 de junio”, precisó.
Por su parte, Álvarez relató que la ahora imputada le había dicho que se iba a “vengar” por “todo lo que le había hecho”.
“Yo no le había hecho nada. Solamente encauzar esta urgencia que estaba un poco desordenada”, dijo la enfermera que fue atacada, para luego añadir que Henríquez tenía una suerte de “obsesión personal” con ella.
La imputada, quien ha insistido en su inocencia, dijo que Hanson se molestó después de que le contara sobre las supuestas provocaciones que enfrentaba en el trabajo, por lo que fue “a tomar justicia por sus manos”.
Una de las conversaciones de WhatsApp entre Henríquez y Hanson que fue rescatada durante la investigación muestra que ella le envió un video en el que sale Álvarez.
Originalmente, dicho registro había sido subido por la última a sus historias de Instagram.
“Me dedicaron la canción de ‘Te felicito qué bien actúas’”, le dijo en referencia al tema “Te felicito” de Shakira.
Hanson le escribió tras identificar de vista a Álvarez: “La weona de la Pola es esa. La rucia. Qué lástima”.
“Sí”, le confirmó Henríquez. A lo que él respondió: “Ya crea en Dios”.
Sobre ese video, la mujer aseguró a CHV que él se lo pidió “para saber cómo era la mofa que se estaba realizando” en supuesta burla de ella.
Álvarez negó que fuese así y contó que a uno de sus hijos le gusta la canción.
Junto con lo anterior, Henríquez destacó que no está vinculada con “los hechos de violencia que pasaron” y que “fue él quien los cometió”.
“Él tiene discernimiento propio para hacer y deshacer dentro de lo que él cree que es correcto, pero yo no le dije, no lo incentivé”.
Y en cuanto al atentado en sí, la presunta autora intelectual expresó: “Se dijo que habían sido 11, 12, 13 puñaladas. Y no, fueron tres. No estuvo en riesgo vital, estuvo termodinámicamente estable, estaba tan estable que se fue a pasear a todos los canales de televisión a hablar mal de mí”.
Sin embargo, sus declaraciones distan del informe del Servicio Médico Local, que estableció que fueron 11.
Además, se informó que solo el personal contratado en la clínica —como Henríquez— podía acceder a los datos sobre los turnos. No obstante, Hanson, quien solo estaba de forma esporádica, tenía conocimiento sobre los horarios de Álvarez.
Aquello potenció la hipótesis de que Patricia Henríquez le entregó los datos. Sin embargo, el abogado de la mujer, Gabriel Cuevas, dijo a CHV que “no existe ninguna prueba concreta” que la vincule con el ataque.
“Yo estoy acá por presunción y todo eso se va a ir abajo cuando yo me vaya a juicio oral (...) después voy a tomar acciones legales como corresponde, de injurias y calumnias, contra todas las mentiras que ella ha realizado”, sentenció.
Mientras tanto, sigue en prisión preventiva en la cárcel de San Miguel. Y según informaciones reunidas por el citado medio, ya ha recibido sanciones de Gendarmería por mal comportamiento, tanto con internas como con el personal.
“No me siento preso. Me siento en vacaciones pagadas”
Esta semana, Enrique Hanson conversó con T13 sobre el crimen del que se declara como único culpable, tras apuñalar a Pola Álvarez ese 26 de junio del año pasado.
Contó que esa mañana se acercó a ella con el objetivo de interpelarla por el supuesto acoso laboral que había contra su cónyuge.
“Me presenté como el esposo de Patricia y ella dijo que yo no tenía nada que hacer ahí y me empezó a insultar”.
Dicho relato se distancia de lo que ha detallado la víctima.
Cuando se le preguntó por qué se abalanzó sobre ella, respondió que “puede ser por el tema de descontrol de la ira, producto de que yo también manejo un cuadro de depresión de larga data”.
Aún así, subrayó que inicialmente “iba con la intención de hablar”, no de atacarla.
“Lo que pasa es que yo siempre porto, para que usted tenga conocimiento, un bastón retráctil o una pistola que es de gas, que tira gas pimienta. También porto un cuchillo de vez en cuando, porque es para defensa personal”.
Tanto la pistola de gas como distintos cuchillos de lanzamiento fueron encontrados cuando la policía revisó su vivienda.
Durante la entrevista a la que accedió en la cárcel de Puente Alto, Hanson dijo sentirse “arrepentido” y planteó que en las múltiples llamadas telefónicas registradas en el día del atentado solo habló con Henríquez de “cosas triviales”.
Asimismo, afirmó que ella no fue la “autora intelectual en este caso” y que no tiene por qué saber las acciones que él hace.
Desde el citado medio tuvieron acceso al perfil psicológico del imputado. Ahí, fue descrito por los peritos como una persona influenciable y sumisa ante la autoridad.
A pesar de aquello, negó rotundamente que Patricia Henríquez le haya pedido que apuñalara a Pola Álvarez.
“Por ningún motivo. Yo no recibo órdenes de mi esposa. Más que nada, yo lo que hago es protegerla”.
Y aunque hoy Henríquez también se encuentra en prisión preventiva por la presunta participación intelectual en el crimen, él se adjudicó toda la responsabilidad.
Sentado en el centro de una sala de la cárcel de Puente Alto, con un tono de voz más enfático que en el resto de la conversación, sentenció:
“Es más, si usted me dijera que la pena va a ser de 10 años. Conforme. Estaría tranquilo, puesto que no me siento preso. Me siento en vacaciones pagadas, me siento como si estuviera en la playa”.
Se estima que el juicio oral será realizado en marzo de 2024.
Hasta ese momento, los dos imputados deberán permanecer en prisión preventiva, en los respectivos recintos de detención.