La alta cantidad de personas en el transporte público, los extensos tacos de automóviles en la ciudad, las constantes notificaciones en tu teléfono celular y la necesidad de cumplir con las responsabilidades que implican el trabajo y el hogar.
Son muchas las situaciones que pueden generar estrés en la vida cotidiana, más aún cuando todas estas se reúnen en un momento determinado.
Si bien, numerosos especialistas en salud mental han alertado que enfrentarlo de manera regulada es útil para terminar proyectos o reaccionar con rapidez a ciertos escenarios, cuando la magnitud se intensifica puede desatar serios problemas en tu bienestar.
Un artículo disponible en el sitio de la Asociación Americana de Psicología (APA), detalla que “el estrés crónico excesivo, es decir, aquél que es constante y persiste por un largo período de tiempo, puede ser extenuante tanto en lo físico como en lo psicológico”.
Entre las potenciales consecuencias, se encuentra que puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardiácas y padecimientos como la depresión y la obesidad, además de que “puede afectar adversamente el sistema inmunitario, cardiovascular, neuroendocrino y nervioso central”, entre otros.
Para conocer más sobre los riesgos, un equipo de investigadores de distintas universidades realizaron un estudio en el que siguieron por más de una década a 24.448 estadounidenses de 45 años o mayores, para descifrar cómo el estrés crónico influye en el deterioro cognitivo.
Los resultados fueron publicados a inicios del mes pasado.
Cómo el estrés crónico influye en el deterioro cognitivo
En el trabajo académico disponible en la revista JAMA Network Open, los expertos concluyeron que los participantes de esa muestra con altos niveles de estrés tienen 37% más probabilidades de enfrentar problemas cognitivos, en relación a quienes no sufren mayormente de lo mencionado.
Según un artículo de la Clínica Mayo de Estados Unidos, esta afección puede describirse como “una fase intermedia entre el deterioro previsto de la memoria, que se cree que sucede con la edad, y el deterioro más grave de la demencia”.
“Puede incluir problemas de memoria, de lenguaje o de capacidad de juicio”, escribieron, para luego añadir que eventualmente “puede aumentar el riesgo de demencia por la enfermedad de Alzheimer u otro trastorno cerebral”.
Por su parte, los autores del reciente estudio sentenciaron que se necesitan más investigaciones para conocer en profundidad la relación entre estos fenómenos y así “desarrollar programas de detección e intervenciones específicas para reducir el estrés entre los adultos mayores en riesgo de deterioro cognitivo”.
Para prevenir este escenario, desde el citado centro médico recomiendan:
-No beber grandes cantidades de alcohol.
-Limitar la exposición a la contaminación del aire.
-Reducir el riesgo de lesiones en la cabeza.
-No fumar.
-Controlar enfermedades como la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad y la depresión.
-Practicar una buena higiene del sueño y controlar los problemas para dormir.
-Seguir una dieta saludable rica en nutrientes. Incluir frutas, verduras y alimentos con bajo contenido de grasas saturadas.
-Mantenerse conectado con familiares y amigos.
-Hacer ejercicio a una intensidad de moderada a fuerte la mayoría de los días de la semana.
-Usar un audífono si tienes pérdida auditiva.
-Estimular tu mente con rompecabezas, juegos y entrenamiento de la memoria.
Aun así, cabe destacar que siempre es recomendable visitar a un médico especialista para evaluar tu caso particular y así determinar —por ejemplo— cuánto ejercicio debes hacer o qué alimentos preferir, entre otros factores.