Es altamente probable que en más de una ocasión hayas escuchado acerca de OnlyFans. Esta plataforma digital permite que los creadores de contenidos puedan compartir fotos y videos que en otras redes sociales podrían ser censurados.

Si bien, no todas las cuentas que figuran ahí ofrecen material pornográfico, la mayoría de ellas ofrecen erotismo.

De esta manera, los usuarios pueden pagar una suscripción mensual para acceder a contenidos exclusivos de los creadores, mientras que también pueden generarles ganancias a través de propinas o interactuando con ellos a través del chat privado.

En este último espacio, además de conversar, pueden comprarles material adicional. Muchas veces, este es de carácter personalizado y con referencias a aspectos como sus nombres o fantasías sexuales específicas.

A nivel general, las suscripciones tienden a tener precios que rondan los $10.000 pesos chilenos, aunque por supuesto, pueden ser mayores o menores.

Pese a que ambas modalidades pueden convertirse en una prometedora fuente de ingresos a medida que se obtienen más seguidores, interactuar con los usuarios directamente en el chat puede ser una tarea compleja cuando se acumulan miles y miles de fans.

Es aquí cuando entran los llamados “chateadores” de OnlyFans.

Su trabajo consiste en lo siguiente: hacerse pasar por las y los modelos en las conversaciones, para así satisfacer las necesidades de los usuarios.

Y aunque hay creadores de contenido que contratan directamente a sus “chateadores” para que los ayuden, también hay empresas que se dedican a ofrecer este servicio.

El lucrativo negocio de “los chateadores” de OnlyFans: se hacen pasar por modelos eróticas para ganar dinero. Foto: referencial.

Cómo es el negocio de los “chateadores” de OnlyFans

Una de las personas que se desempeña en esta área es Juan Hernández, un hombre de 22 años que posee un título en Ciencias en Tecnología de la Información y vive en Santa Rosa, Filipinas.

En una entrevista con El País, dijo que trabaja como “chateador” seis horas diarias y que inicia su turno en la madrugada, debido a la diferencia horaria que tiene con sus clientes.

La gran mayoría de ellos son hombres.

De esta manera, se dedica a hablar con potenciales compradores de ofertas exclusivas, quienes siguen a la modelo que él finge ser.

Según aseguró al citado medio, la mayoría de las ganancias están en los chats personalizados, más que en las suscripciones mensuales, mientras que las propinas de los seguidores más avezados también son una fuente significativa.

Los “chateadores” cobran una cifra por hora y una comisión extra por cada contenido que venden, la cual puede llegar hasta el 15%.

Para cumplir con esta labor, antes deben prepararse con guiones que predicen conversaciones, guías de personalidad de cada modelo y un pequeño diccionario en el que se explican términos relacionados a fetiches sexuales.

“En las primeras semanas, un gestor vigila tu pantalla para evaluar tu inglés, tu velocidad y tu naturalidad a la hora de hablar”, dijo Hernández, quien pidió reservar su verdadera identidad.

El resto está en “entrar en el personaje”, por lo que “hay que saber retratar a la modelo, hablar como ella, saber de sus orígenes”.

Actualmente, él ejerce como “chateador” de tres modelos.

“A veces te vuelves loco con tantas personalidades”, agregó Hernández, quien lleva un año en este trabajo y llegó a él por recomendación de su cuñada.

Al principio la idea le pareció extraña, ya que pensó que podría meterse en problemas legales, “pero después me di cuenta de que era como mi empleo anterior”.

Previamente se desempeñaba como gestor de redes sociales.

Junto con ello, dijo que ahora es habitual que durante su jornada vea fotos de hombres desnudos, quienes mandan las nudes pensando que la persona que los ve efectivamente es la modelo a la que siguen.

“Se han convertido en un elemento común en mi vida”, manifestó, para luego añadir que al igual que él, su novia se desempeña en lo mismo.

Tanto Hernández como otro “chateador” filipino llamado Ronald Soriano —quien también reservó su nombre real— expresaron a El País que en un inicio sentían culpa por hacerse pasar por otra persona.

“Tanto yo como la modelo estamos mintiendo”, se cuestionó.

Sin embargo, aquello cambió con el paso del tiempo y hoy no se siente incómodo al hacer estas labores.

Soriano tampoco siente remordimientos actualmente: “Si piensas que soy otra persona, sí, estoy mintiendo. Pero nosotros aprendemos a ‘convertirnos’ en la modelo, adoptamos su forma de hablar, su forma de ser, su historia. Nos transformamos en una extensión de ellas”.

Otro “chateador” que trabaja desde Filipinas, presentado como Marlon De La Cruz, fue más enfático: “Solo estoy tecleando y satisfaciendo a los suscriptores, pero sí, tal vez me puedas llamar estafador”.

Por su parte, los términos de servicio de OnlyFans sugieren que existe la posibilidad de que un tercero ayude a los creadores de contenidos a gestionar sus cuentas.

No obstante, agregan que la responsabilidad legal es de los dueños o dueñas de los perfiles.

Ninguno de los y las modelos contactados por el citado medio quisieron hablar sobre la opción de recurrir a “chateadores”.

Una “chateadora” rumana de 31 años presentada como Sonya Popescu complementó: “Como mujer siento que mi interpretación es más natural, mi discurso es más parecido a lo que podría decir la modelo. Pero creo que los hombres saben lo que a ellos mismos les gustaría escuchar de boca de una mujer”.

Anteriormente trabajó para una agencia especializada en ofrecer estos servicios para los creadores de contenido de OnlyFans. Y según contó, una vez un suscriptor se enamoró del personaje que ella interpretaba.

“Él creía que tenía una relación con la modelo. Le enviaba dinero para comprar vestidos y la animaba a que siguiera publicando fotos”, detalló.

Informaciones rescatadas por El País aseguran que un número considerable de los “chateadores” vienen de Filipinas, como es el caso de Hernández y Soriano.

Aquello se debe en parte a la diferencia horaria entre ese país y Estados Unidos, territorio en el que figuran la mayoría de los clientes.

Cuando los fans se conectan durante la madrugada (el punto más álgido en la plataforma), en Filipinas están de día, lo que les permite llevar un horario más parecido al de un empleo tradicional.

A esto se le suma que pueden facturar en dólares, una opción que los beneficia en comparación con el peso filipino.

El lucrativo negocio de “los chateadores” de OnlyFans: se hacen pasar por modelos eróticas para ganar dinero. Foto: referencial.

Cuánto ganan al hacerse pasar por modelos de OnlyFans

Las cifras pueden variar dependiendo del acuerdo al que lleguen, la cantidad de seguidores que tenga el o la modelo y los contenidos extra que logren vender a los clientes.

Aún así, De la Cruz, de 21 años, dijo que “trabajas desde casa o en una cafetería y puedes llegar a 500 dólares en tu mejor día”.

Dicho monto es considerablemente más alto que los cerca de 10 dólares de sueldo mínimo que tienen en Filipinas.

Si se hace el cambio de esos cientos de dólares a pesos chilenos, se trata de aproximadamente de $437.000 diarios.

Por su parte, la modelo por la que se hacía pasar recibía entre mil y tres mil dólares por jornada.

Tras trabajar con ella por un tiempo, luego decidió dejarla.

“Ya tengo experiencia y siento que hay otras agencias que me pueden pagar mejor”.

Al ser consultada por el citado medio sobre si las grandes empresas que usan esta modalidad pueden poner en riesgo la autonomía de los y las generadores de contenidos, Popescu respondió: “Hay agencias peores y mejores, pero las modelos pueden cambiar fácilmente”.