Una empresa con sede en Silicon Valley se dedica a liberar ciertos contaminantes en el cielo, bajo la promesa de que aquello ayuda a combatir el calentamiento global.
La compañía, llamada Make Sunsets, confía en que liberar dióxido de azufre en la estratosfera puede reflejar parte de la energía del sol de vuelta al espacio, lo que, según afirman, contribuye a enfriar el planeta.
Para ponerlo en práctica, los representantes de la firma van hacia zonas montañosas y lanzan globos de gran tamaño que llevan dicho componente en su interior.
Su propuesta comercial consiste en que los clientes pueden comprar “créditos de refrigeración”.
Cada uno de estos tiene un valor de $10 dólares —alrededor de unos $9.000 pesos chilenos bajo el cambio actual— y desde Make Sunsets aseguran que solo un crédito “compensa el calentamiento de una tonelada de dióxido de carbono durante un año”.
La empresa ya ha logrado recaudar más de un millón de dólares en capital de riesgo y sus líderes están convencidos de que así pueden ofrecer un mecanismo para contribuir al medioambiente.
El cofundador de Make Sunsets, Luke Iseman, dijo en una entrevista con el New York Times que “esta es la única herramienta que, de manera realista, puede enfriar la Tierra en nuestra vida”.
“Cada día que no lo hacemos, provocamos daños innecesarios”, agregó el empresario, quien estudió negocios en la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos.
El proyecto se posiciona dentro de un campo conocido como geoingeniería solar estratosférica.
Desde hace ya cinco décadas, especialistas en clima han planteado que la liberación de aerosoles en la estratosfera podría servir para amortiguar y reducir el calor del sol.
Esta área está siendo estudiada por científicos de universidades como Harvard, Cornell, Princeton y la de Chicago.
No obstante, varios expertos se han mostrado escépticos ante la promesa de Make Sunsets.
En gran parte, debido a que operan a paso acelerado sin realizar investigaciones y a que no tienen científicos de planta ni un asesor en esta materia.
Hasta el momento, la firma ha liberado dióxido de azufre en una escala menor.
Sin embargo, especialistas que aseguran que hacerlo a gran escala podría generar consecuencias no deseadas.
Cómo una empresa de Silicon Valley lanza contaminantes al cielo para “salvar” el planeta
Los representantes de la empresa van a zonas montañosas y alejadas en una casa rodante, en la que llevan globos meteorológicos de gran tamaño y tanques que contienen dióxido de azufre y helio.
Una vez que preparan el espacio y ponen una lona en el suelo del terreno, sacan los materiales y se ponen unos respiradores como medida de seguridad.
Ahí usan una manguera para conectar el tanque de dióxido de azufre con la entrada del globo y empiezan a llenarlo de este componente.
Tras unos minutos, utilizan una báscula para pesarlo y verificar que tenga alrededor de 1,7 kilos.
Después, cambian los tanques y continúan inflando el globo, pero ahora con helio.
Una vez que está lleno, lo sellan con bandas de goma y cinta aisladora.
El paso final antes de lanzarlo a la estratosfera es colocarle un dispositivo GPS para rastrear sus movimientos y ver dónde termina su recorrido.
Cómo surgió la idea de lanzar dióxido de azufre a la estratosfera
Iseman contó que, después de desarrollar otros emprendimientos previos, tomó esta idea de una novela de ciencia ficción que escuchó en formato de audiolibro a principios de 2022.
Su título es Termination Shock (William Morrow, 2021) y fue escrita por Neal Stephenson, quien prefirió no hacer comentarios sobre Make Sunsets cuando le consultaron desde el citado medio.
En resumen, la historia trata sobre un multimillonario de Texas que realiza un programa masivo de ingeniería solar, con el que lanza grandes cantidades de dióxido de azufre al cielo con un cañón gigante.
“Pensé: ‘¿Qué me estoy perdiendo? (...) ¿por qué nadie hace esto?’”, comentó Iseman al recordar ese momento, en conversación con el periódico estadounidense.
Ese fue el puntapié inicial del emprendimiento con el que más tarde pasaría a vender “créditos de refrigeración” a clientes que buscan compensar sus emisiones personales de carbono.
Qué dicen los científicos sobre el plan para “salvar” el planeta con contaminantes
La académica de estudios ambientales de la Universidad de California en Santa Cruz, Sikina Jinnah, aseguró al Times que los empresarios de Make Sunsets “no tienen experiencia en hacer lo que dicen hacer”.
“No son científicos y están haciendo afirmaciones sobre ‘créditos de refrigeración’ que nadie ha validado”.
Desde la compañía dicen que sacaron el cálculo —de que un crédito compensa el calentamiento producido por una tonelada de emisiones durante un año— luego de revisar literatura académica sobre geoingeniería estratosférica.
Explican que calcularon los efectos de enfriamiento proyectados de grandes cantidades de dióxido de azufre en la estratosfera y los contrastaron con la cantidad de calentamiento causado por las emisiones de dióxido de carbono.
Aún así, según verificó el periódico estadounidense, no han realizado experimentos que validen sus afirmaciones.
Tampoco cuentan con un análisis detallado de si estos despliegues tan pequeños pueden ofrecer un efecto de enfriamiento.
En este sentido, el fundador del Centro Sabin para la Ley del Cambio Climático en la Universidad de Columbia, Michael Gerrard, dijo que “no parece haber ninguna transparencia detrás de sus cálculos”.
Actualmente, no existen estándares sobre “créditos de enfriamiento”, ya que se trata de un producto creado por el equipo de la firma con sede en Silicon Valley.
La académica de la Universidad de Buffalo y autora del libro sobre geoingeniería titulado After Geoengineering (Verso, 2019), Holly Jean Buck, dijo que las cantidades de dióxido de azufre que liberan no tienen un impacto significativo.
“Es una escala demasiado pequeña para tener algún efecto sobre las temperaturas”, enfatizó.
Bajo esta línea, dijo que para ver efectos notables en las temperaturas globales se necesitarían lanzar varias toneladas en la estratosfera durante un periodo de tiempo prolongado.
Según Jinnah, de la Universidad de California, sus operaciones independientes están perjudicando el trabajo científico en el área de la geoingeniería solar.
“Están haciendo las cosas mucho más difíciles para las personas que están haciendo una investigación legítima. Están siendo bastante irresponsables con la forma en que están desarrollando su proyecto”.
Qué dicen los clientes e inversionistas sobre la propuesta de lanzar dióxido de azufre al cielo
Una de las personas que paga por estos “créditos de refrigeración” es el abogado Sam Caspersen, quien dijo al Times que aunque Make Sunsets no opera a una escala que permita medir los efectos, cree que su propuesta es prometedora.
“La falta de datos mensurables de su programa no significa que no haya una cantidad muy pequeña de enfriamiento actual. Si se planta un árbol, ¿no se mitiga el cambio climático, aunque no se pueda medir?”, planteó.
Por su parte, el inversionista y socio de la firma Boost VC, Adam Draper, sugirió que “puedes investigar todo lo que quieras, pero no lo sabes hasta que pruebas algo”.
Él, de hecho, fue el primer inversor de Make Sunsets y a finales de 2022 les suministró una suma de $500.000 dólares, es decir, más de 450 millones de pesos chilenos si se hace la conversión bajo el cambio actual.
“Yo diría que el miedo a intentarlo es el peor miedo que existe, porque eso significa que nadie va a hacer nada nunca”, comentó, para luego añadir que “hay ciencia real que respalda” su propuesta.
Desde la perspectiva de Iseman y el otro cofundador de la empresa, Andrew Song, sus esfuerzos permitirán que se puedan generar cambios significativos en el futuro, a pesar de que hoy haya especialistas de la comunidad científica que presentan reparos ante el proyecto que proponen.