Fue uno de los líderes espirituales más conocidos de la historia contemporánea, pero también, uno de los más polémicos.
Nació en la India el 11 de diciembre de 1931 como Chanda Mohan Jain. Sin embargo, con el tiempo fue cambiando, hasta llamarse Bhagwan Shree Rajneesh.
Hoy es conocido mayormente como Osho y pese a que murió en 1990, los libros basados en sus charlas siguen siendo habituales en las estanterías de las secciones de autoayuda.
Este hombre, también apodado como “el gurú del sexo”, predicaba un discurso enfocado en el sexo sin ataduras, la liberación de la culpa, la aceptación de la abundancia y la oposición a las religiones institucionalizadas.
Su pensamiento era opuesto al de dirigentes como Mahatma Ghandi, quien abordaba el ascetismo y la contención a lo material.
Osho defendía lo contrario. Y de hecho, era consecuente con sus creencias.
Llegó a tener una colección de 93 lujosos Rolls Royce, recibía constantes donaciones económicas, organizaba orgías, contaba con seguidoras dispuestas a satisfacer sus deseos sexuales y quienes creían en su palabra buscaban concretar todos sus requerimientos.
Incluso, llegaron a planear un envenenamiento masivo en Wasco, Estados Unidos, en donde montaron un rancho liderado por él y desde el que desarrollaron un operativo preliminar que dejó a 751 afectados con una bacteria.
El objetivo: ganar unas elecciones para establecer sus propias normas en el sector. Finamente, sus crímenes fueron descubiertos por la policía.
Desde India hacia Estados Unidos: el camino de Osho, el “gurú del sexo”
Desde que estableció su templo en Pune, India, Osho comenzó a atraer a los habitantes locales con su discurso.
Proponía tener relaciones sexuales tres veces al día y una práctica que llamó “meditación dinámica”, la cual consistía en alternar momentos estáticos con otros de descontrol, a través de gritos, saltos y bailes agitados.
También daba charlas filosóficas todas las mañanas y, con el tiempo, el interés por lo que predicaba desencadenó que extranjeros llegaran hasta la zona para visitarlo e, incluso, para quedarse ahí con su comunidad.
Era un orador hábil y convincente, quien aumentaba progresivamente su base de seguidores.
Pero no todas las personas lo veían como una influencia positiva. Las autoridades desconfiaban de lo que ocurría dentro de su ashram, más aún con los crecientes rumores en torno a que ahí había orgías, drogas, prostitución y fraudes.
Fue por esto que —ante las dificultades para probar los puntos anteriores— le exigieron que saldara una cifra millonaria en impuestos impagos, mientras que también le retiraron ciertos beneficios e hicieron más rígido el control de visas de extranjeros que llegaban a verlo.
Junto con ello, iniciaron investigaciones para conocer lo que ocurría puertas adentro en su templo, según rescató Infobae.
Tales presiones llevaron a que él y su comunidad buscaran un nuevo lugar para asentarse. De esa manera, se fueron a un rancho en el estado de Oregon, en Estados Unidos, el cual tenía un valor de aproximadamente 6 millones de dólares.
La persona que la costeó fue el esposo de Ma Anand Sheela, la asistente del aclamado “gurú del sexo”.
Una vez que se asentaron en dicha tierra estadounidense, ella comenzó a ganar cada vez más poder, hasta el punto en que llegó a quedar a cargo de la gestión del ashram.
Por su parte, Osho dejó de dar charlas todas las mañanas y anunció una suerte de retiro.
Aún así, seguía siendo venerado, y recibían nuevas donaciones y seguidores en el rancho.
Ahí formaron una comunidad en las afueras de The Dalles, en el condado de Wasco, en la que no solo ponían en práctica las palabras del líder, sino que también construyeron una escuela y viviendas para cumplir con necesidades mínimas.
Más adelante, los niños que llegaron a vivir ahí con sus padres se dieron cuenta de que apenas aprendieron a leer, a escribir y a resolver los problemas matemáticos más básicos.
Asimismo, ya de adultos, muchos de ellos revelaron que presenciaron actos sexuales siendo pequeños y que se iniciaron tempranamente en este ámbito, además de haber experimentado con drogas en al adolescencia.
Según informaciones rescatadas por el citado medio, otros también contaron que sus madres tuvieron sexo con Osho y que cuando sus padres de enteraron, fueron enviados a trabajar en otras sedes que quedaban más lejos.
Desde un inicio, las relaciones entre los seguidores del “gurú” y los habitantes de The Dalles fueron complejas.
Era una localidad que estaba en medio de una zona rural y en que la mayoría de sus residentes eran personas conservadoras, quienes miraban con recelo a los nuevos allegados que seguían una filosofía notoriamente distinta.
Sin embargo, con el tiempo notaron que su llegada podía traducirse en nuevos ingresos para el pueblo, por lo que no tomaron mayores medidas para expulsarlos, a pesar de que no respetaban las normas locales.
A medida que pasaban los meses, la comunidad de Osho se fue haciendo más autosuficiente, hasta el punto en que incluso llegaron a tener una especie de hospital, negocios, bomberos y hasta un laboratorio.
Fue ahí cuando, después de unos años, Sheela y otros dirigentes empezaron a elaborar un plan para ejercer control sobre The Dalles: querían modificar leyes y establecer normas que los beneficiaran.
Ante este escenario, inicialmente trataron de convencer a los habitantes para que pudieran ganar las elecciones del condado, pero rápidamente notaron que aquello no les iba a funcionar.
Luego, como as bajo la manga, convocaron a unas 4.000 personas sin hogar de otras partes de Estados Unidos para que se fueran a vivir a la zona y pudiesen votar. Por supuesto, a favor de ellos.
No obstante, tampoco les resultó, ya que las autoridades descubrieron su plan e iniciaron un proceso para devolverlos a sus lugares de origen, debido a que miles de individuos habían quedado vagando por las calles.
A raíz de esa situación, los miembros de la comunidad de Osho crearon su plan de envenenamiento masivo.
Un envenenamiento masivo y problemas con la justicia
Sheela ordenó que compraran la bacteria de la salmonella para que salieran a dispersarla por la localidad y así sus habitantes terminarán enfermos.
Al principio probaron esa modalidad en las puertas de negocios y baños públicos, pero no vieron resultados inmediatos, por lo que decidieron introducir el bicho en las ensaladas de una decena de restaurantes.
Las consecuencias fueron que 751 residentes terminaron intoxicados, con síntomas como fiebre alta, diarrea y vómitos, entre otros.
De ese número, 45 fueron internados en estado de gravedad, según el citado medio.
Frente a este escenario, las autoridades federales enviaron a sus agentes para que analizaran el caso e hicieran allanamientos en la comunidad, lo que mutó en que descubrieran la causa de las intoxicaciones.
Ya en octubre de 1985, Osho se pronunció y culpó a Sheela y otras personas de su círculo de llevar a cabo el plan y tomar dinero que no les pertenecía.
Cuando él hizo tales declaraciones, ellos ya se habían escapado del país en dirección a Suiza.
Y más allá de ese plan que concretaron, se supo que tenían considerado hacer otro envenenamiento masivo de dimensiones aún mayores.
Además, se determinó que habían cometido otros delitos como intentos de asesinatos, secuestros, espionaje y escuchas ilegales.
Más adelante, Sheela dijo en su defensa que Osho autorizó los ataques.
Pese a que las autoridades estadounidenses tenían pruebas del ataque a través de la bacteria, optaron por acusar al líder espiritual de violaciones a las leyes migratorias, para así facilitar el proceso en tribunales.
Como él sabía que la posibilidad de quedarse tras las rejas estaba cada vez más cerca, decidió escapar a Bahamas con algunos de sus seguidores más fieles.
Bajo ese objetivo, lo llevaron a un aeropuerto para que se fuera en su avión privado, pero no fueron tan rápidos como creyeron, ya que cuando estaban preparando la aeronave para el despegue, llegaron los agentes del FBI y lo detuvieron.
Ese 28 de octubre de 1985, el “gurú del sexo” llevaba consigo casi 60.000 dólares —lo que se traduce en más de 55 millones de pesos chilenos bajo el cambio actual— , además de joyas valoradas en medio millón de dólares.
Tras semanas de declaraciones y trámites legales en los que se le adjudicaron 35 cargos criminales, sus abogados hicieron una negociación para que se declarara culpable por dos delitos y pagara una multa millonaria, a cambio de ser expulsado de Estados Unidos y evitar la prisión.
Ya fuera del territorio norteamericano, alegó que fue víctima de una persecución y trató de limpiar su imagen, pero aquello no impidió que numerosos países occidentales le cerraran sus puertas.
Pudo estar dos semanas en Uruguay, aunque fue expulsado después de que se cumpliera ese periodo de tiempo.
Más tarde se enfermó y sus seguidores acusaron que su estado de salud fue la consecuencia de un supuesto envenenamiento que le hicieron en Estados Unidos.
Finalmente, murió a sus 58 años el 19 de enero de 1990 en Pune, India, a causa de un paro cardíaco.