Viajar en avión es una experiencia que reúne una serie de factores, sobre todo cuando se trata de trayectos que demoran varias horas. Seguramente piensas en tu equipaje, en tener tus documentos a mano, en si podrás dormir cómodamente y en cómo podrías entretenerte durante ese tiempo.
De la misma manera, es probable que pienses en si tu asiento estará cerca del baño o en si podrás desembarcar rápidamente de la aeronave.
Aquellos factores tienden a ser considerados por muchas personas al momento de subir a un vuelo, pero también —en algunos casos— hay otros adicionales, como por ejemplo, la seguridad.
Frente a este último tópico, el director de Aviación de la Universidad Central de Queensland, Doug Dury, compartió sus recomendaciones en un artículo que escribió para CNN.
Los asientos más seguros en un avión, según un experto
Al inicio de su análisis, el especialista recalcó que viajar en avión es un método de transporte seguro. Bajo esa premisa, citó un estudio del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos para afirmar que las probabilidades de morir en una aeronave son de aproximadamente 1 en 205.552, una cifra menor si se compara con el riesgo de 1 en 102 que presentan los automóviles.
“Hablando con franqueza, no hay necesidad real de preocuparse por la seguridad cuando aborda un vuelo comercial”, afirmó Dury, “pero si todavía tienes esa pregunta persistente en tu cabeza, impulsada por pura curiosidad, sigue leyendo”.
Una investigación de la revista Time citada por el especialista analizó 35 años de datos sobre accidentes aéreos y concluyó que los asientos traseros ubicados en los centros de las filas presentan una tasa de mortalidad de 28%, es decir, menor al 44% de los que están en los pasillos.
“Estar más cerca del frente significa que serás impactado antes que los de atrás, lo que nos deja con la última fila de salida. En cuanto a por qué los del medio son más seguros que los de la ventana o del pasillo, eso es, como era de esperar, debido al amortiguador que proporciona tener personas a ambos lados”, detalló.
Aun así, aseguró que también hay otros aspectos a considerar cuando se piensa en estos escenarios, tales como el tipo de problemas que enfrente la aeronave.
Las variables a considerar
Dury enfatizó en que “los pilotos están capacitados para minimizar el riesgo potencial en un evento de emergencia lo mejor que puedan”, por lo que en esos casos “intentarán evitar chocar con montañas y buscarán un lugar llano, como un campo abierto, para aterrizar con la mayor normalidad posible”.
“La técnica para aterrizar en el agua requiere evaluar las condiciones de la superficie e intentar aterrizar entre olas en un ángulo de aterrizaje normal”, agregó, para luego detallar que los aviones son fabricados con la intención de minimizar eventuales riesgos, un factor que se desarrolla constantemente con las nuevas tecnologías.
“Generalmente, los aviones más grandes tendrán más material estructural y, por lo tanto, más resistencia para soportar la presurización en altura. Esto significa que pueden brindar cierta protección adicional en una emergencia, pero esto, nuevamente, depende en gran medida de la gravedad (...) eso no quiere decir que debas reservar tu próximo vuelo en el avión más grande que puedas encontrar, ya que como he mencionado, los viajes aéreos siguen siendo muy seguros”.
En este sentido, recomendó que en vez de pensar en las eventuales probabilidades de sufrir un accidente, mejor analices “qué película verás” durante tu siguiente trayecto.