Cada vez queda menos para el Día de San Valentín, festividad que celebra el amor y la afectividad, y que también es conocida por muchos como el Día de los Enamorados.
En relación al 14 de febrero, el columnista del segmento The Ethicist de The New York Times Magazine, Kwame Anthony Appiah, invitó a que le enviaran preguntas relacionadas con el sexo y las relaciones de pareja.
Appiah, quien se desempeña como profesor de filosofía en la Universidad de Nueva York, evaluó los distintos casos desde una perspectiva ética y compartió sus impresiones al respecto.
Manifestó que todos le recordaron “lo que ha sido evidente desde la época de Platón: las preguntas sobre el sexo son preguntas sobre el ser humano”.
Uno de los casos que evaluó fue el de una mujer que dijo estar “felizmente casada”, pero que solo desea “dormir con otro hombre antes de morir”.
Qué contó la mujer que dijo estar “felizmente casada”, pero solo desea “dormir con otro hombre antes de morir”
En la carta que envió a The Ethicist, se presentó como “una mujer sana y físicamente apta de más de 50 años”.
Dijo que lleva más de dos décadas casada y que su matrimonio “sigue siendo divertido, atractivo, compasivo y apasionado”.
La mujer —no se reveló su nombre por motivos de privacidad— aseguró que mantienen “una vida sexual muy activa”.
Aunque enfatizó que todo está bien entre ellos actualmente, contó que en el pasado su esposo le fue infiel “algunas veces”, “hace ya muchos años”.
No obstante, dijo, optó por perdonarlo y enfocarse en el fortalecimiento conjunto de la pareja.
La raíz de por qué decidió consultar al segmento de The New York Times Magazine, es porque ha desarrollado lo que describió como “un impulso sexual menopáusico que ha aumentado en lugar de marchitarse”.
Lo anterior, junto con “un deseo bastante profundo de experimentar el sexo con otro hombre antes de morir o hacerme demasiado vieja”.
Describió que el individuo “tendría que ser alguien que no conozco y que nunca volveré a ver”.
También detalló “un plan” que ha elaborado para eventualmente concretar esa acción.
Sugirió que podría “volar a una ciudad costera importante”, para una vez ahí “contratar a un acompañante de un servicio de buena reputación”.
La idea sigue con “tener sexo con él en un buen hotel” y luego “volar a casa”.
Subrayó que “aunque obviamente habría practicado sexo seguro”, se haría “una prueba de ETS (enfermedades de transmisión sexual)”.
“Nunca le he sido infiel a mi esposo. De hecho, solo tuve sexo con otros dos hombres antes de conocerlo”.
Bajo esta línea, agregó: “Este deseo definitivamente no es el resultado de una hostilidad latente por sus indiscreciones de hace mucho tiempo (lo he pensado durante varios años)”.
Según su relato, su esposo incluso le ha planteado que tiene “dos oportunidades” para “desquitarse con impunidad”, por las ocasiones en las que él le fue infiel a ella.
Sin embargo, dijo la mujer, no desea que su cónyuge se entere, ya que no quiere lastimar sus sentimientos.
En este sentido, afirmó que está segura de que así sería si él llega a tener conocimiento de que tuvo sexo con otra persona.
Precisó que, como viaja con frecuencia, un viaje como el de su plan “no llamaría la atención” ni despertaría sospechas en su esposo.
“Para ser clara, no estoy interesada en un matrimonio abierto, poliamor ni nada por el estilo, ni usaría una aplicación de citas”.
“Los acompañantes de servicios cuyos precios rondan los $1.500 dólares están bien investigados, y no siento que esté explotando sexualmente a un hombre de 35 años, dispuesto y bien pagado”.
Tras presentar su caso, consultó a The Ethicist qué consideraciones éticas debería tener en su situación.
Qué dijo el especialista en ética sobre el caso de la mujer que está “felizmente casada”, pero solo desea “dormir con otro hombre antes de morir”
El académico de la Universidad de Nueva York partió diciendo que “los participantes de este negocio ligeramente especializado, a juzgar por la literatura académica (por no hablar de las publicaciones en primera persona de Reddit), suelen hacer lo que hacen por la razón normal por la que la gente hace un trabajo”.
“Han llegado a la conclusión de que pueden ganarse la vida decentemente de esta manera y lo prefieren sobre otras ocupaciones para las que están cualificados”.
Aunque reconoció que hay excepciones, le dijo que “la coerción y la explotación no parecen estar en el centro de los servicios que tienes en mente”.
Respecto a lo que comentó sobre que su plan contemplaría el uso de preservativos y un test posterior de ETS, Appiah precisó que aunque las precauciones adecuadas reducen los riesgos considerablemente, no los llevan a cero.
En cuanto a la relación con su esposo, dijo que en el texto que envió “se da a entender que te sientes atraída por este experimento erótico solo porque has tenido sexo con tres hombres”.
“Sé que las estadísticas no frenan la imaginación erótica, pero si nos atenemos a los datos de las encuestas disponibles, sus tres parejas sexuales no parecen convertirla en un caso atípico”.
“Y, por no andarnos con rodeos, el hecho de que tus planes estén bien trazados no significa que tú también lo estés”.
Refiriéndose a esto último, preguntó abiertamente: “Si el flirteo es un fracaso, ¿te rindes o lo intentas de nuevo para poder ejecutar el experimento correctamente?”.
“Por otro lado, si el encuentro es emocionante, ¿será realmente una aventura de una sola vez?”.
Appiah le dijo a la mujer: “Tu argumento más fuerte es que tu marido, presumiblemente disculpándose por sus propias infidelidades, te dijo que no te culparía si tú misma cometías un par”.
Sin embargo, recalcó, “eso no es exactamente consentimiento”, sino que más bien “una promesa de perdón por error”.
Aunque valoró positivamente la preocupación por los sentimientos de su cónyuge, Appiah afirmó que no puede saber su opinión si no le da la oportunidad para que se la exprese.
Por lo tanto, si decide avanzar con el plan sin evaluarlo conjuntamente, “sería una traición a la confianza marital, algo que tú misma has experimentado dolorosamente”.
A esto se le suma, subrayó Appiah, que “los secretos en un matrimonio pueden tener costos emocionales para quien los guarda”.
“Me pregunto si podrían encontrar un camino para trabajar juntos estos sentimientos y tal vez encontrar otras formas de agregar emoción a su relación”.
“Sea cual sea su elección, asegúrese de poder despertarse a la mañana siguiente en paz con quién es, como amante y como pareja”, sentenció el académico de la Universidad de Nueva York.
Cabe recordar que siempre es recomendable acudir a un especialista si tienes dudas sobre tu caso particular y las mejores formas de abordarlo.